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Efpa pide llevar el debate de la directiva MiFID más allá de las retrocesiones

Cuando se piensa en el asesoramiento financiero, la palabra retrocesión acaba apareciendo irremediablemente. La retrocesión es la parte de la comisión de un producto financiero que se detrae el asesor financiero a la hora de recomendar invertir en él como forma de pagar parte de sus servicios. En países como España, donde el ahorrador no está acostumbrado a pagar por el asesoramiento, es la manera que tienen las pequeñas y medianas firmas de mantener su estructura, siempre que haya total transparencia y el cliente conozca estos detalles.

En otros países con mayor cultura financiera como Reino Unido ha sido la forma habitual de trabajo para la mayoría de los asesores financieros, hasta que la crisis provocó un cambio de la normativa para intentar introducir mayor transparencia. El resultado fue que se prohibieron las retrocesiones. Muchos de los asesores no pudieron hacer frente a los costes y se vieron abocados a cerrar su oficina. A nivel europeo, la directiva MiFID II, que deberá estar integrada en el ordenamiento jurídico español en 2016 como muy tarde, da una vuelta de tuerca en este sentido en la regulación de la figura de los asesores, sobre todo de aquellos que se denominen 'independientes'.

Precisamente en España, la irrupción de la figura de las eafis, con su apellido de 'independiente' ha provocado una discusión pública  sobre si el resto de agentes del sistema financiero que intervienen en el asesoramiento, como bancos, agencias de valores, etc, están involucradas en el tema de las retrocesiones. Pero más allá de este debate sobre quién paga los servicios de los asesores financieros, desde Efpa España abogan por centrarlo en la formación de los profesionales para garantizar la alineación de intereses de los clientes.

“El tema de las retrocesiones será secundario si realmente el asesor no está preparado para informar adecuadamente de los productos que está recomendando”, señaló Santiago Satrústegui, vicepresidente de Efpa, durante la presentación del IV Encuentro que la organización celebrará a principios de octubre en Santiago de Compostela. “Si conseguimos que los asesores financieros se sientan más profesionales que empleados de la entidad donde trabajan, como los médicos privados, lograremos un gran paso para la profesión. Es crítico conseguirlo porque la regulación va a obligar a hacerlo y por la sociedad actual donde vivimos”.

En este sentido, Carlos Tusquets, presidente de Efpa España, recordó la necesidad de contar con certificaciones para valorar la calidad de la formación de los asesores, como la propia de esta organización, que funciona a nivel europeo. “La relación asesor/cliente es un patrimonio para toda la vida del asesor financiero”, apuntó Tusquets, quien recordó que antes a la hora de valorar una entidad financiera se tenían en cuenta ciertos activos materiales, mientras que ahora se considera bastante la antigüedad media de los clientes, como un criterio para evaluar su satisfacción.

Tusquets advirtió de que tres cuartas partes de las familias españolas no invierten bien sus ahorros, porque concentran gran parte de su patrimonio en depósitos, que ya no pueden ofrecer una remuneración adecuada, o incluso invierten en uno o dos valores bursátiles, sin diversificar más. Y puso de ejemplo lo ocurrido en Gowex, donde han quedado atrapados muchos pequeños inversores, como una consecuencia de la falta de asesoramiento financiero profesional.

Para paliar en parte esta falta de cultura del asesoramiento y financiera en general, desde Efpa han elaborado proyectos educativos concretos para explicar en los colegios el funcionamiento básico del sistema financiero. Una iniciativa que ha tenido muy buena acogida y que pretenden impulsar en otros ámbitos educativos, como la Universidad, y abrirlo a los ciudadanos.

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