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Optimismo o pesimismo: las dos caras de la moneda de los fondos de autor de Abante

Son lecturas distintas de la situación económica y a la vez complementarias. Alguien puede pensar que algunos pecan de optimismo y otros de lo contrario, no tanto pesimismo como cautela ante la evolución de los acontecimientos. Contar con cuatro de los gestores de fondos de autor entre su gama significa, en ocasiones, que aparezcan estas 'contradicciones', en cualquier caso sanas en una industria de inversión acostumbrada a la homogeneidad de la gestión en las entidades financieras.

En Abante han apostado hace tiempo por dejar libertad en sus decisiones de inversión a sus gestores más reconocidos, y en sus cartas mensuales se recogen a veces estas visiones diferentes sobre la realidad de los mercados. Por ejemplo, en su último escrito, correspondiente al mes de mayo, José Ramón Iturriaga, gestor del Okavango Delta, el Kalahari y el Spanish Opportunities, se muestra convencido de que la economía española terminará este año con crecimientos superiores a los de la media de la zona del euro.

A su juicio, la creación de 134.000 puestos de trabajo que se ha producido en abril ha marcado una "inflexión en el mercado laboral, con lo que esto supone para el consumo, que representa dos terceras partes del PIB español". Esto, unido a otras variables como el aumento del 29% en la venta de coches, el incremento del consumo eléctrico, el tráfico de las autopistas, la ocupación hotelera o el registro de nuevas empresas muestran una recuperación de la economía real, no solo de la financiera. "Ya no se discute si la economía crece o no, sino cómo de rápido", apunta en su carta.

Iturriaga considera que la fuerte corrección de algunos valores en bolsa no se debe a ningún cambio relevante de los datos fundamentales, sino a un parón de la subida que habían experimentado durante los últimos meses. De hecho, en su opinión, las valoraciones son atractivas en aquellas compañías medianas o pequeñas "donde el dinero todavía no ha llegado".

Igual de confiado se muestra Josep Prats, gestor del Abante European Quality, en su carta de abril. "Parecen consolidarse algunas tendencias ya apuntadas en los resultados del cuarto trimestre de 2013 y en los datos de ventas de algunas grandes compañías, como los fabricantes de automóviles, que informan mensualmente de la evolución de su actividad. Estados Unidos y China responden a lo previsto, Reino Unido, Japón y la zona del euro apuntan a mejorar las previsiones iniciales y algunos mercados emergentes como Brasil, Rusia y Turquía, podrían defraudar", escribe.

Prats estima que "cabe esperar un crecimiento global de la actividad económica no inferior al 3%, que debería determinar un incremento de beneficios de las compañías globales de un dígito alto a tipo de cambio constante", aunque la revalorización de hasta el 7% experimentada por el euro frente al dólar y de hasta un 20% frente a las divisas emergentes, excluido el yuan, podría significar que los beneficios terminen planos a finales de año.

Seguramente, las visiones más positivas de Iturriaga y Prats se deben a que sus fondos están centrados en los mercados europeos, donde las valoraciones de las compañías son muy atractivas, si se comparan con las de otros países desarrollados, y donde se han producido reestructuraciones de costes en las empresas que las sitúan de nuevo en el ojo de los inversores.

En cambio, Alberto Espelosín, al frente del Abante Pangea, un fondo global mixto flexible, es menos optimista sobre la evolución de los mercados, como refleja en su carta a los inversores de abril. Detecta que en los principales índices bursátiles "los volúmenes de contratación han sido muy bajos, solo alterados por la rumorología alrededor del BCE y su posible actuación en los mercados". A su juicio, "podríamos estar muy cerca de un fuerte techo de mercado para los próximos seis meses con correcciones de más del 10% en los principales índices".

"La decisión del BCE, la deflación que cabalga por el mundo, las consecuencias 'no estudiadas' de la depreciación del yuan, la 'burbuja en el mercado de bonos', la complacencia de los inversores de renta variable, la poca balanza por cuenta corriente positiva que le queda a Japón, el alto nivel de deuda de los Estados y la débil posición de los emergentes son las principales señales de vigilancia que hacen que pedir una expansión de múltiplos en esta fase del ciclo sea una política 'no racional' para poder mantener un nivel de riesgo razonable", señala en su carta Espelosín.

El gestor del Abante Pangea compara los datos de crecimiento y tipos de interés de 2005 respecto a ahora y concluye que el bono español a diez años está en el mismo nivel de cotización, gracias a la "magia" de los bancos centrales. "Ganar dinero con el bono a partir de ahora sólo depende de que nos vayamos a un escenario deflacionario de poco crecimiento al estilo japonés que no cuadra con el optimismo que reina en estos momentos en los estamentos políticos".

Igual de preocupado sobre la actuación del BCE se muestra Juan Manuel Mazo, responsable del fondo Maral Macro, que considera poca efectiva la aplicación de una expansión monetaria con el actual nivel de los tipos de interés. "Parecería más adecuado, si lo que se quiere es depreciar el euro, intervenir en el mercado de divisas", comenta en su carta mensual.

Mazo cree preocupante la poca percepción de riesgo que reina en los mercados, "cada correción es seguida de subidas verticales que descuentan escenarios idílicos en los que no hay margen para el error", porque, en su opinión, hay riesgos geopolíticos y de deflación, "mantengo la tesis desde hace años de que Europa se está japonizando", que unido al descontrol del gasto público y de crecimiento adicional del ratio deuda/PIB, supone un "incuestionable empeoramiento del perfil crediticio de los emisores soberanos.

Con este escenario y el proceso de desapalancamiento privado, Mazo estima un crecimiento muy pobre que tendrá un impacto directo en los beneficios empresariales, como se ha puesto de manifiesto durante los últimos dos años. "Me sigue sorprendiendo cómo el mercado es capaz de tragarse sin pestañear las previsiones de beneficios vertidas por los bancos de inversión, que sistemáticamente y sin faltar ningún año sobreestiman los beneficios de manera apreciable", explica en su carta. A su juicio, el más peligroso de los riesgos es la pérdida de credibilidad de los bancos centrales por aplicar políticas equivocadas para solucionar problemas estructurales.

Estas 'distintas' visiones de los gestores de Abante, que en realidad responden a las dos caras de una misma moneda, permiten al inversor elegir el fondo con el que se sienten más cómodo, según su perfil de riesgo. Pero nunca podrá decir que no le advirtieron de lo contrario.

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