Quantcast

Empresas

La fabricación de baterías eléctricas como las de Tesla genera tanto CO2 como conducir un coche tradicional 8 años

Tesla Model 3.

Que el coche eléctrico es el futuro es algo que nadie duda. Que sea una energía limpia tampoco se ha puesto en tela de juicio hasta no hace demasiado. Un reciente estudio publicado por el Instituto de Medioambiente de Suecia ha resuelto que el proceso de fabricación de las baterías eléctricas es contaminante.

De hecho, el análisis refleja que fabricar una batería de ion de Litio, el tipo de pila que llevan los coches eléctricos, supone de media el vertido de entre 150 y 200 toneladas de emisiones de dióxido de carbono al medio ambiente, para una batería de 100 Kwh, la que se incluye, por ejemplo, en el Tesla Model S.

Mats-Ola Larsson, uno de los investigadores que ha realizado el informe, asegura que esas cifras son el equivalente al CO2 generado al conducir un coche diésel o gasolina durante aproximadamente ocho años.

Las baterías fabricadas para el vehículo eléctrico cuentan con metales como litio, cobalto o níquel. Se trata de químicos pesados, que necesitan de mucha energía para ser extraídos, proceso que está detrás del vertido de CO2 al medio ambiente.

Otro de los problemas, según el informe, está en qué sucede cuando la vida útil de estas baterías llega a su fin. "Actualmente este tipo de baterías circunscriben su uso al coche eléctrico, lo que implica que todo el impacto de la misma está relacionado con el ciclo de vida del vehículo. En la actualidad no hay un segundo uso para las baterías fuera de este sector. Hay que buscar alternativas", refleja el estudio.

Las baterías fabricadas para el vehículo eléctrico cuentan con metales como litio, cobalto o níquel. Se trata de químicos pesados, que necesitan de mucha energía para ser extraídos

Además, el informe apunta que "hoy en día no hay incentivos económicos para el reciclaje de las baterías de iones de litio. Establecer este tipo de políticas permitiría tener un coche eléctrico más sostenible".

Se trata de un análisis que afecta directamente a compañías como Tesla, centrada únicamente en el desarrollo y expansión del coche eléctrico, pero también a otras marcas como Toyota, Nissan, Daimler, Volkswagen o PSA.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.