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Los dueños de Seda Solubles desviaron 62 millones antes de declararse insolventes

Trabajadores de Seda Solubles se manifiestan frente a un edificio de la Diputación palentina para que el juez autorice la venta de la empresa, por ahora denegada por el juez.

Un escándalo industrial agita desde hace meses la flemática provincia palentina. El lío acorrala a la familia Serrano, propietaria de la empresa Seda Solubles, el fabricante líder de café soluble. Ahogada en deudas que ascienden a 150 millones de euros y envuelta en asuntos cada día más turbios, los Serrano han sorteado por ahora la venta pese a estar en concurso de acreedores y siguen –sin que nadie sepa cómo- al frente de la cafetera, aunque cada día tienen más enemigos, a saber: 314 trabajadores preocupados por su futuro, acreedores como Natixis, BNP Paribas o Rabobank y la Junta de Castilla y León, por citar algunos.

La revelación más grave tiene que ver con el proceder de la familia antes de la declaración de insolvencia, en junio de 2011. Según el informe concursal al que ha tenido acceso este diario, los Serrano desviaron 62 millones de euros hacia “empresas ajenas al negocio del café”, entre ellas algunas “relacionadas con los accionistas mayoritarios” (como Alina Corporate, una matriz de la familia que recibió 16 millones). La Administración concursal se refiere a esos desvíos de capitales como “inversiones funestas”.

Sin embargo, la empresa no se vende: el Juzgado de Primera Instancia Número 1 de Palencia desestimó tal idea a finales de abril, una polémica decisión que ha causado espasmos entre trabajadores, los acreedores e incluso el Gobierno regional. Si otras empresas no pueden pujar por la entidad, el desenlace puede ser fatal para los 314 empleados. Según fuentes del sector, habría varias corporaciones interesadas en hacerse con Seda Solubles porque el negocio cafetero sigue dando mucho dinero.

Concurso de acreedores "necesario"

La clave reside en que no fueron los Serrano, empeñados en no dejar la empresa al precio que fuese, quienes solicitaron el concurso: en un raro caso, fueron los bancos prestamistas citados –Natixis, BNP Paribas, Rabobank- los que pidieron al Juzgado de lo Mercantil el concurso de acreedores “necesario” ante la insostenible deuda de Seda Solubles. Tras el visto bueno del magistrado, las fábricas de la compañía en Palencia y Villamuriel del Cerrato dejaron de funcionar durante dos meses a finales de 2011. Volvieron a operar en enero, cuando la Junta castellano-leonesa y otras entidades financieras concedieron varios préstamos a la sociedad.

Pero a finales de junio vencen esos préstamos y los Serrano siguen en la brecha, lo cual les permite alargar en el tiempo cualquier embate judicial –el administrador concursal pide que la familia sea declarada culpable y asuma la “responsabilidad patrimonial”-. El comité de empresa ya ha dicho que si se llega a la fecha de devolución del préstamo sin que Seda Solubles cambie de dueños se podría “asfixiar la actividad” de las fábricas. Se daría así una terrible paradoja: un negocio rentable puede verse abocado al cierre por una pésima gestión. 

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