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El presidente de Bancaja retrasó el ajuste exigido por el Banco de España

Olivas negó los desfases denunciados por la inspección del Banco de España

El Banco de España admite que no informó a los socios de Bancaja de la situación real de la caja valenciana cuando negociaba su fusión con Bankia pero da por cumplida su labor de vigilancia porque ordenó a Olivas que informara a su propio consejo de administración. Sin embargo, Olivas sólo cumplió en parte las exigencias del regulador y negó la base de ese desfase.

Según revelan fuentes de la inspección, el presidente de Bancaja tardó tres meses en responder a las denuncias del Banco de España. En marzo de 2001, casi 90 días después de haber recibido una carta de apercibimiento, Olivas aseguraba que “los ajustes requeridos por la inspección ya están realizados a día de hoy”. Sin embargo, el Banco de España mantuvo su denuncia de un desfase de 2.360 millones respecto a la contabilidad oficial de la entidad valenciana.

En una carta remitida por el director general de Supervisión Bancaria, Jerónimo Martínez Tello, el pasado 14 de diciembre, el regulador ordenaba a Bancaja que reclasificara como dudosos buena parte de su cartera crediticia y que realizara saneamientos por valor de 270 miillones. La carta reconocía “el elevado nivel de incertidumbre sobre la capacidad de absorción de la caja de esas pérdidas”.

El Banco de España le exhortó: “le ruego entregue una copia del presente escrito al director general para que dé cuenta íntegra de su contenido al consejo de administración, así como al presidente ejecutivo de la sociedad central”

Además de la discusión sobre los ajustes, Olivas cumplió sólo en parte los requisitos de transparencia del regulador. El Banco de España planteó las siguientes exigencias en el mensaje que le remitió: “le ruego entregue una copia del presente escrito al director general para que dé cuenta íntegra de su contenido al consejo de administración, así como al presidente ejecutivo de la sociedad central”.

Según han confirmado tanto fuentes del banco central como de la entidad, Olivas nunca entregó ese documento a sus consejeros. Por ello podría haber incumplido el deber de diligencia exigido por el supervisor. El presidente de Bancaja sólo leyó un extracto y no la carta en su integridad como le exigía el regulador.


La fusión no tiene marcha atrás

Fuentes del regulador sospechan de las maniobras dilatorias para realizar los ajustes y de la falta de transparencia en la operación pero consideran que un expediente o un impacto en la fusión son impensables tras lo que describen como “una due dilligence en profundidad” encargada a un auditor independiente. “Las dos entidades han tenido más de un año para analizar la situación” y han recibido 9.000 millones de capitalización, recuerdan las mismas fuentes que consideran que los hallazgos sobrevenidos no pueden alterar a estas alturas los acuerdos ya cerrados.

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