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La violencia contra Uber y Cabify rompe la unión de las asociaciones taxistas

Uno de los frames del reportaje, con el líder taxista de Barcelona, Tito

Ni siquiera el mal momento que vive Uber en todo el mundo tras la dimisión de su segundo este fin de semana y la imposibilidad -por el momento- de hacer rentable la empresa produce la unión del colectivo taxista, compuesto por 70.000 licencias llevadas por autónomos a las que se suman otros 30.000 empleados.

La situación se agrava en los últimos días, en los que después de la manifestación del pasado jueves en Madrid y Barcelona donde los taxistas pidieron más control de las aplicaciones competidoras, este fin de semana ha habido un coche volcado en la Ciudad Condal. Ya ese mismo jueves se comprobó el distinto talante de los movimientos en una y otra capital, cuando en Madrid no hubo incidentes mientras que en Barcelona se intentó asaltar el ayuntamiento exigiendo la aparición de la alcaldesa Ada Colau.

Las asociaciones que defienden postulados moderados se han desvinculado de las radicales, principalmente de Elite Taxi, asegurando que "repudian sus métodos" y calificando de "bulos" los mensajes que Elite está lanzando con el objetivo de "causar alarma". Desde la asociación mayoritaria Fedetaxi se ha criticado estas supuestas mentiras de "individuos a título particular".

El programa televisivo

Uno de estos individuos a título particular es Tito Álvarez, líder de Elite Taxi. Precisamente Álvarez es el principal protagonista del capítulo 'La guerra del taxi', realizado por el programa 'En el punto de mira', publicado este martes y en el que el taxista salió realizando una 'batida' por Barcelona en busca y captura de vehículos con licencia VTC. Les acusa de incumplir la ley al esperar a clientes en la calle cuando supuestamente no podrían hacerlo de acuerdo al Reglamento de Ordenación de Transportes Terrestres (ROTT).

Esta interpretación es una de las varias que se pueden hacer a tenor del texto legal, aprobado en noviembre de 2015 sobre la bocina de la legislatura por el gobierno de Mariano Rajoy. El PP había prometido a los taxistas una regulación que dificultara el establecimiento de aplicaciones para funcionar con licencias VTC. Sin embargo, una vez aprobado el reglamento de transporte seguían quedando espacios que tal vez deliberadamente no se aclararon. Por ejemplo, si una VTC tiene que volver obligatoriamente a su base después de realizar un servicio o no.

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