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España presiona a Bruselas para retrasar el fin del 'roaming' y proteger el oligopolio de las telecos

La Unión Europea ha fijado para el 15 de diciembre de 2015 el fin de los recargos que las operadoras cobran a sus clientes por el uso del teléfono móvil cuando viajan a otro país (costes de roaming o itinerancia).

Estos altos sobrecostes, que tantos dolores de cabeza y de bolsillo han dado a los usuarios de móvil que viajan, tendrán que desaparecer completamente en esa fecha, pero los poderosos lobbies de las telecos europeas y los intereses particulares de algunos estados están poniendo palos en la rueda a la iniciativa liderada por la vicepresidenta de la Comisión, la combativa Neelie Kroes.

Un documento presentado por técnicos españoles y austriacos, recogido el pasado sábado en Europolitics, el diario de la UE, plantea serias dudas sobre el camino elegido por la Comisión para eliminar estos recargos, critica que sus "objetivos son movedizos", "corren el riesgo de no ser viable para un gran número de operadores que deben revisar sus ofertas" y además discriminarían a los ciudadanos europeos "que nunca viajan".

Estas reflexiones se extraen del debate abierto entre los reguladores de los 28 países de la UE, incluida la CNMC española, cuyas conclusiones han sido elevadas a la Comisión por España y Austria y no han gustado nada a Kroes y su equipo, según fuentes cercanas al Ejecutivo comunitario.

Los sobrecostes de roaming desaparecerán el 15 de diciembre de 2015 por orden de Bruselas, pero algunos países y los lobbies de las telecos están intentando retrasar esa fecha

La Comisaria de la Agenda Digital ha liderado esta batalla que desde 2008 ha conseguido, no sin grandes disgustos, ir bajando progresivamente los costes de roaming entre países europeos para acabar, a finales de 2015, un año después de lo que quería Kroes, con ellos.

"La razón de ser de la Unión Europea es hacer la vida de los europeos más fácil y más barata. Casi todos dependemos en nuestra vida diaria de las conexiones a las redes móviles y a internet y debemos, por tanto, saber qué compramos [qué tarifas de móvil se pagan] sin que se nos engañe", ha afirmado la comisaria.

Pero el documento de los reguladores, que ha sido pedido por la propia Comisión para mantener un debate abierto y constructivo al respecto, pone en tela de juicio la forma de articular la desaparición de los costes de roaming. "Hay una serie de parámetros que no están definidos: cuál es el límite del fair use (juego limpio que limitaría la cantidad de datos y de llamadas que los usuarios pueden consumir cuando viajan), qué entedemos por 'roaming like at home' (tarifas de móvil fuera de tu país al mismo precio que las tienes en tu casa, en tu país), se verán afectados todos los costes? Cómo se reglamentará el precio de los grandes [operadores]?".

Las operadoras europeas se embolsan anualmente más de 5.000 millones de euros gracias a los altos precios de uso del móvil que imponen a sus clientes cuando viajan al extranjero

Además de estas dudas, las reflexiones trasladadas por los técnicos españoles y austriacos introducen una clara defensa de los operadores, pues la desaparición del roaming "corre el riesgo de no ser viable para un gran número de operadores que deben revisar sus ofertas al gran público".

Las más de 100 compañías de móvil de Europa, que a través de sus lobbies se mueven como pez en el agua por los pasillos de los centros de poder comunitarios, han alertado de que con esta medida perderán 5.000 millones de euros, el 2% de sus ingresos.

De hecho, el documento recoge la opinión de Jorge Morillo, un hombre de Telefónica que habla en nombre de la asociación de compañias móviles GSMA, que insiste en que "los plazos [para eliminar los recargos] son demasiado cortos para que los operadores se adapten a los cambios técnicos, de marketing y a los nuevos precios". Las operadores han pedido un año y medio más para poder seguir embolsándose los pingües beneficios que les aporta el roaming y que tantos sustos ha dado a los usuarios en sus recibos tras viajar a otro país.

Es tal el miedo al roaming que según una reciente encuesta, el 47% de los usuarios no utilizaría internet y los datos en el móvil cuando viaja si se mantienen estos sobrecargos.

España cree que eliminar el roaming es discriminatorio para los que no viajan y alerta de que las decenas de millones de turistas europeos que visitan nuestro país serían los grandes beneficiados

Y España es parte implicada y mucho en esta batalla abierta en el seno de la UE. Los tres grandes operadores (Telefónica, Vodafone y Orange) han alertado de los desequilibrios que la desaparición del roaming provocaría en los países receptores de turistas.

"Las compañías españolas tendrán que dar a los alemanes e ingleses, por ejemplo, que viajan a España servicios móviles a los precios recogidos en sus tarifas, pero tendrán que soportar en sus cuentas unos precios mayoristas tan bajos que se verán obligados a subir los minoristas y eso sería un efecto no deseado", señalan fuentes del sector de las telecos.

"No es lo mismo soportar los costes mayoristas de 100.000 turistas europeos que de las decenas de millones de estos turistas que pasan sus vacaciones en España", añaden.

Hay decenas de miles de europeos que residen en España y sin el roaming usarían sus móviles nacionales a precios bajos, con el efecto nocivo que esto tendría para Telefónica, Vodafone y Orange

De ahí que España se haya alineado parcialmente con los intereses de las operadoras, como recoge el documento publicado en Europolitics: "Hay un gran grupo de europeos que nunca viaja y que va a estar subvencionando a los que sí lo hacen frecuentemente".

Además, desde España se pide que se fijen cláusulas o limitaciones (por días o por consumo de datos) al disfrute del roaming cero, porque hay cientos de miles de europeos que residen en nuestro país de forma permanente o por largas temporadas y estarían usando sus móviles nacionales al mismo precio que en sus países, cargando sobre las operadoras los costes mayoristas.

Mientras sigue abierto el debate, las tarifas de roaming han seguido bajando, pero siempre por imposición de Bruselas. La última bajada, impuesta obligatoriamente, entró en vigor en julio pasado y ha sido de un 21% en el precio máximo de las llamadas en el extranjero, del 28,5% en las entrantes y del 55% en el coste de navegar en internet móvil (consumo de datos).

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