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Fomento permitirá “inmediatamente” que empresas privadas compitan con Renfe

Morro del AVE Madrid-Valencia, inaugurado en diciembre de 2010.

La liberalización ferroviaria puede ser una realidad estos días, quizás este viernes 20 de septiembre, según sugieren varias fuentes del sector. El trágico accidente de Santiago sumió en una porosa neblina los planes del Ministerio de Fomento, que es quien se está encargando de abrir Renfe Operadora a la competencia. Pese a los obstáculos derivados del siniestro, el calendario ha seguido con más o menos normalidad.

En junio, el Consejo de Administración de Renfe aprobó la división de ésta en cuatro sociedades: Renfe Viajeros, Renfe Alquiler de Material Ferroviario, Renfe Mercancías y Renfe Mantenimiento (la nomenclatura puede variar). Pero el accidente retrasó el anuncio del Consejo de Ministros hasta septiembre. Un anuncio que podría llegar este mismo viernes.

La apertura de Renfe marca un hito de incierto devenir. Un hito, porque se trata de la primera vez en la historia del sector ferroviario que las empresas privadas podrán operar trenes y vender boletos. Y un incierto devenir, porque no están claros los resultados de la liberalización, pese a la insistencia de las compañías de que esta medida servirá para abaratar los billetes a los clientes. Las empresas necesitarán un “título habilitante” para poder circular por las vías, y éste les será concedido por Fomento.

Reticencias franco-alemanas

En realidad, la única experiencia liberalizadora es la inglesa, en la que todo (la red, los operadores, los talleres…) está privatizado: desde que el ex premier conservador John Major adoptara esta vía a inicios de los noventa, los trenes británicos son caros, su material es cada vez más defectuoso y no son precisamente ejemplos de puntualidad.

Contrariamente a Inglaterra, Francia y Alemania decidieron a principios de este año no avanzar en la liberalización sugerida desde Bruselas. Darán los primeros pasos cuando la fecha límite se acerque, es decir, en 2019. Pero ya se especula con que, tras las elecciones europeas del año que viene (que menguarán el desorbitante poder que liberales y conservadores tienen en la Eurocámara), probablemente la apertura ferroviaria deje de ser una directriz europea.  

Existe además el riesgo que los países que se niegan a fomentar la competencia con sus empresas públicas (SNCF, Francia, DB, Alemania), penetren en el sector ferroviario español. SNCF ya ha dado los primeros pasos, en una suerte de proteccionismo y competencia desleal inter-continental. 

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