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Renfe reduce su huella de carbono en un 56% en el último cuarto de siglo

Un tren de alta velocidad de la flota de Renfe.

El objetivo está marcado: Renfe aspira a un transporte ferroviario en España de cero emisiones. Y a lo largo de este camino, la operadora ya ha querido resaltar su primer hito. Según informa la empresa pública de transporte ferroviario, Renfe ha reducido su huella de carbono en un 56% desde el año 1990, cuando se marcaron las bases del Protocolo de Kioto, situándose en 24,2 gr de CO2 por unidad transportada.

En un informe elaborado con ocasión del 25 aniversario de la alta velocidad en España, la operadora resalta que en este cometido ha jugado un importante papel el hecho de que el 89% del volumen de transporte de viajeros y mercancías se desarrolle en la actualidad a través de redes electrificadas, por lo que se encuentra "parcialmente descarbonizado en base al actual mix eléctrico (53% sin emisiones y 33% renovables)".

A estas mejoras técnicas se han unido las nuevas estrategias de sostenibilidad y eficiencia energética adoptadas por la compañía, que ha suscrito un nuevo acuerdo con Adif para, entre otras cosas, mejorar sus prácticas de consumo y ahorro de energía y para poner en marcha proyectos de innovación que permitan analizar posibles sustitutos del combustible fósil como el gas natural licuado o las pilas de hidrógeno.

La compañía ha suscrito un acuerdo con Adif para poner en marcha proyectos de innovación que permitan analizar posibles sustitutos del combustible fósil como el gas natural licuado o las pilas de hidrógeno

A día de hoy, más de un tercio de la energía utilizada en los ferrocarriles de todo el mundo es eléctrica y un cuarto de las líneas están electrificadas, un avance significativo si se tiene en cuenta que, según la Agencia Internacional de la Energía (IEA) y la Unión Internacional del Ferrocarril (UIC), el transporte es el responsable del 23% de los gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera.

En esta categoría, que engloba el transporte en coche, avión, autobús, camiones y los sistemas ferroviarios, los trenes son los que mejor parados salen en cuanto a su impacto nocivo en el cómputo global, ya que generan apenas un 3,5% de las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial. Además, entre 1975 y 2013, el transporte en ferrocarril, que supone un 8% de todos los movimientos a escala global, ha logrado reducir sus emisiones en un 63% en el caso de viajeros y en un 48% en el caso de mercancías.

Más de 4.000 millones de ahorro

En el informe, Renfe insiste en que los beneficios de la reducción de emisiones no sólo afectan al medio ambiente, sino que se extienden al ámbito económico. La compañía especifica, por ejemplo, que la actividad de los servicios de alta velocidad de larga y media distancia, en los que se han desplazado 346 millones de viajeros entre 1992 y 2016, ha permitido un ahorro para la sociedad española de alrededor de 4.286 millones de euros si se tiene en cuenta el impacto sobre el cambio climático, sobre la contaminación y la tasa de accidentes que podría haber acarreado transportarse a través de otros medios.

En este último caso, las emisiones de gases de efecto invernadero habrían aumentado en más de 12,9 millones de toneladas en España, además de conllevar un aumento en el consumo energético de más de toneladas equivalentes de petróleo. 

La operadora ha elaborado estas estimaciones basándose en dos estudios que analizan esta metodología de sustitución modal y diversas externalidades, respectivamente; y concluye que estos procedimientos de medida "estandarizados y científicamente aceptados" demuestran que "el ferrocarril es el modo que genera menos costes externos, especialmente comparado con otros modos dependientes de los hidrocarburos".

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