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El escándalo de Barclays salpica a toda la banca de inversión e incluso al propio Banco de Inglaterra

El escándalo por el cartel de la banca anglosajona que manipulaba la cotización del Libor en su propio beneficio ya se está cobrando cabezas en Barclays, pero amenaza con salpicar a las principales firmas e incluso al mismísimo Banco de Inglaterra.

Ayer dimitió el consejero delegado de la entidad británica, Bob Diamond, uno de los ejecutivos bancarios más famosos del mundo. Pero el asunto está lejos de quedar ahí. Las investigaciones alcanzarán a más entidades y ayer algunas publicaciones citaban que incluso al banco central inglés.

Fuentes financieras indican que, aunque también suenan firmas como Citigroup, RBS o HSBC como sospechosas, también estarían involucradas entidades como JP Morgan, Deutsche Bank, Bank of America-Merrill Lynch, UBS y Credit Suisse. Es decir, las principales compañías bancarias de la city, con mención especial para las dos suizas y la alemana que, aunque no son anglosajonas, sí tienen en común el perfil de negocio: son entidades en las que el peso de la banca de inversión es muy fuerte en su negocio.

Y hay más. La publicación Business Insider revela una conversación del propio Diamond con el subgobernador del Banco de Inglaterra, Paul Tucker, en la que el banco central le instó a Barclays a rebajar sus tipos, en una forma de sutil recomendación, para que no llamara demasiado la atención.

Fuentes financieras indican que este tipo de manipulación con el Libor era conocida en mercado. Este tipo interbancario, calculado mediante la criterios fijados por 16 aportantes como máximo, se ha visto manipulado en función de los intereses de las entidades, todas del mismo sesgo. Cuando querían tomar dinero lo rebajaban, para financiarse barato y cuando querían prestar lo elevaban, para ganar más. Esta homogeneidad no ocurre con el Euribor, donde hay 44 entidades de países como Austria, Finlandia, Italia, Holanda o España.

Así, prevén que las dimisiones de Barclays no queden en hechos aislados y que las investigaciones avancen. Tanto la Comisión Europea, que considera el asunto de máxima gravedad, como el parlamento británico, están trabajando en el asunto y también es posible que el escándalo tenga consecuencias al otro lado del Atlántico. 

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