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La vieja Pescanova teme que la banca maniobre y provoque su desaparición

Sede Pescanova en Chapela, Pontevedra.

Pescanova teme que Nueva Pescanova, la compañía controlada por los bancos acreedores y que ha asumido la mayoría del activo y pasivo de la multinacional gallega tras el proceso de reestructuración acometido desde que estallara el escándalo contable del grupo en 2013, maniobre de forma que la antigua Pescanova termine desapareciendo.

Los antiguos accionistas de Pescanova lograron a finales del pasado mes de octubre imponer sus teisis en junta de accionistas y mantener una participación del 20% en Nueva Pescanova, participada mayoritariamente por Sabadell, Popular, Abanca, Bankia, BBVA, Caixabank, y UBI. Las entidades financieras, que en este proceso han tragado con una quita de 2.000 millones de euros sobre la deuda del grupo para evitar su liquidación, pretendían que esa participación fuera sólo del 5%. De esta forma la antigua Pescanova ha logrado mantenerse como una empresa cuyos principales activos son el 20% de Nueva Pescanova y el pago de 52 millones de euros que la nueva compañía pesquera se ha comprometido a entregarle por diferentes conceptos.

La antigua Pescanova ha logrado mantenerse como una empresa cuyos principales activos son el 20% de Nueva Pescanova y el pago de 52 M. de la nueva compañía pesquera

Los accionistas minoritarios de la antigua Pescanova, su consejo de administración -integrado por Diego Fontán, en representación de su esposa, Carolina Masaveu, con el 7,1%; la sociedad Iberfomento, con el 3,39%; y Alejandro Legarda (independiente) y César Mata, secretario-, así como fondos de inversión estadounidenses que participaban en el capital de la compañía, como Cartesian (con el 5%), o Broadbill, (con cerca del 4%), celebraron el resultado de aquella junta como una gran victoria lograda ante los bancos. Pero ahora la impresión que cunde en la antigua Pescanova es que poco dura la alegría en casa del pobre (en este caso, pobres pobres son los accionistas minoritarios).

Los temores de la antigua Pescanova sobre su posible desaparición se fundamentan en una previsible ampliación de capital que llevara a cabo Nueva Pescanova y un crédito que activara cuyas condiciones asfixiarían a la vieja Pescanova. Según ha explicado la compañía en un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores con motivo de sus últimos resultados semestrales, en el convenio acordado por el que las filiales de Pescanova abandonaron el concurso de acreedores, se contemplaba una oferta de financiación por parte de los acreedores de 125 millones de euros. Esta oferta de financiación, crédito supersenior, tiene un 15% de interés anual y una comisión de aseguramiento de 300 millones de euros a pagar en 20 años.

La vieja Pescanova advierte que si se activara ese crédito, se "reduciría con carácter inmediato el patrimonio de Nueva Pescanova, ya que de acuerdo con las normas contables habría que reconocer como un pasivo todo el coste de los intereses y comisiones en exceso de los de mercado", y el pago de los intereses supondría una "pérdida adicional de liquidez para el grupo".

De acuerdo a los estatutos de Nueva Pescanova, para aprobar una ampliación de capital es necesario contar con el voto favorable de la vieja Pescanova. Pero sólo hasta el próximo 31 de julio. A partir de ahí la administración de Nueva Pescanova podría proponer una ampliación de capital. La vieja Pescanova advierte que cualquier ampliación de capital por capitalización de créditos, en caso de que pudiera realizarse bajo los convenios, y cualquier otra ampliación antes de que Pescanova pueda acceder a nuevas fuentes de financiación, "traería como consecuencia que la participación del 20% de Pescanova en Nueva Pescanova se diluyera parcial o totalmente".

De acuerdo a los estatutos de Nueva Pescanova, para aprobar una ampliación de capital es necesario contar con el voto favorable de la vieja Pescanova. Pero sólo hasta el próximo 31 de julio

La vieja Pescanova pretende volver a Bolsa y que de esta forma parte de sus antiguos accionistas puedan recuperar algo de su dinero perdido desde que la cotización del grupo fuera suspendida por la CNMV al estallar en 2013 el escándalo contable de la compañía (ocultó cerca de 2.000 millones de euros de deuda). Sin embargo para ello necesita que Nueva Pescanova presente sus resultados auditados al regulador del mercado, y para ello tiene de plazo hasta el último día de marzo. La antigua Pescanova, de acuerdo a fuentes cercanas a las empresas, consideran que Nueva Pescanova está zancadilleando ese proceso al apurar al máximo la presentación de sus resultados. Además, los 255.000 euros que la vieja Pescanova tiene derecho a recibir de Nueva Pescanova (en total 52 millones), todavía no han sido entregados.

Con este panorama accede esta semana al cargo Ignacio González Hernández, el nuevo consejero delegado de Nueva Pescanova, antiguo ejecutivo de Campofrio, seleccionado por las entidades financieras. También durante este mes Nueva Pescanova configurará su consejo de administración, previsiblemente presidido por Jacobo González-Robatto e integrado por doce consejeros.

Litigios

Pescanova ha tenido que provisionar 20 millones de euros por litigios pendientes con el escándalo contable que sacudió al grupo hace dos años.

La compañía está imputada por la Audiencia Nacional. El juzgado central de instrucción número cinco de Madrid estableció en auto la posible responsabilidad de Pescanova en 55 millones.

La CNMV ha abierto cinco expedientes sancionadores a la Sociedad, por presunta comisión de varias infracciones tipificadas como graves o muy graves.

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