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Multa de 80 millones a Monsanto por fraude en Roundup, el herbicida más vendido del mundo

Roundup, uno de los herbicidas más conocidos del mundo

El regulador norteamericano de los mercados, SEC, ha multado con 80 millones de dólares (alrededor de 71 millones de euros) a Monsanto, una de las empresas más importantes del mundo en herbicidas y semillas transgénicas. La sanción, publicada el miércoles por la noche (hora española) en un extenso comunicado, culpa al herbicida Roundup de la multa, o más bien a los enjuagues contables que la compañía realizó con sus ventas en 2009, 2010 y 2011. Roundup es el herbicida más vendido del mundo, con un mercado estimado en 5.000 millones de euros anuales, y tanto esta marca de Monsanto como su materia activa (glifosato), aplicado en 'marcas blancas', es el herbicida más utilizado en las explotaciones agrarias españolas, gracias a su "excelente eficacia" eliminando malas hierbas (se recomienda que no toque las hojas o los productos agrícolas).

El fraude del Roundup no es un fraude sanitario -sobre él siempre han planeado dudas de si es cancerígeno o no aunque recientemente la EFSA (European Food Safe Authority) consideró "poco probable" que lo fuera- sino contable. En 2000 expiró la patente del glifosato y desde entonces la proliferación de otras marcas aumentó la presión sobre Monsanto. Y según la SEC, en 2009 la competencia ya había erosionado un 70% de su beneficio, haciéndole pasar del 55% al 25% del mercado. El regulador norteamericano ha comprobado tras investigación que en lugar de competir bajando precios hizo creer que devolvería parte del precio a sus retailers, que acabaron con grandes cantidades de Roundup comprado a precios muy caros. "La compañía no tuvo la capacidad de devolver los desembolsos prometidos a sus clientes, y como resultado sus beneficios crecieron más de lo debido (...) lo cual causó mayores estimaciones de los analistas a su valor de mercado basadas en el beneficio por acción".

Las prácticas ilegales de Monsanto fueron distintas en Norteamérica y en Europa, y no hay registros de que se hicieran en España

Monsanto no vende directamente Roundup a los agricultores, sino a través de distribuidoras, por lo que el fraude se produjo hacia ellas. Las prácticas fraudulentas traspasaron el Atlántico y se llevaron a cabo, según la SEC, en Francia y Alemania. En ambos países europeos utilizó técnicas diferentes para 'colocar' su producto: como no podía prometer devoluciones por violar las leyes antitrust, usó otro tipo de artificios, como "pagar a sus clientes para que le hagan servicios de marketing, que no son considerados reducción de ingresos y por tanto no afecta al beneficio bruto".

No hay certificación en el estudio del regulador norteamericano de que Monsanto hiciera estas malas prácticas también en España, a pesar de que en nuestro país su pesticida es el más frecuentemente utilizado y se encuentra en todo tipo de distribuidores como Leroy Merlin.

Polémica compañía

Monsanto es una compañía que viene siendo blanco de las críticas de organizaciones ecologistas debido a su investigación en semillas de transgénicos, aunque la compañía también realiza otro tipo de investigaciones hortícolas que no están basadas en modificación genética sino en los métodos tradicionales de mejora de los productos. En España tiene cuatro centros tecnológicos (en Almería y Murcia), donde intenta conseguir semillas más resistentes a las inclemencias climáticas o a las plagas.

"Sin Monsanto y otros como ellos no tendríamos el nivel de producción agrícola que tenemos ahora", dicen UPA

"Nadie quiere utilizar productos que no sean seguros, pero aquí cada agencia puede salir diciendo una cosa o totalmente la contraria. Los agricultores suponen que este producto no tiene contraindicaciones y por eso lo usan. Luego hay una batalla más política si quieres, más ideológica, donde nosotros no podemos entrar", asegura David Erice, experto de la organización agraria UPA. Si hasta los máximos responsables, "los que tienen la información y el conocimiento científico no se ponen de acuerdo", los agricultores reclaman que ellos no pueden decidir, y también recuerdan la importancia de Monsanto en la agricultura: "Sin ellos, y sin otras empresas como ellos, no tendríamos el nivel de producción agrícola que tenemos ahora".

Durante el año pasado, las dudas rodearon Roundup más que nunca tras considerarlo la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, perteneciente a la OMS, una sustancia "probablemente cancerígena". Entidades como Greenpeace o UGT solicitaron que se prohibiera o dejara de utilizarse. Sin embargo, finalmente la autoridad sanitaria comunitaria declaró que el glifosato no produce cáncer, salvando el negocio millonario de este potente pesticida. Monsanto ha entrado en pérdidas en su primer trimestre fiscal y ha anunciado que recortará 3.600 empleos para tratar de combatirlas.

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