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Santander, BBVA, y Popular ponen fin a un siglo de historia de Metrovacesa

Imagen corporativa de Metrovacesa.

Los principales accionistas de Metrovacesa -Santander, BBVA, y Popular- han acordado la integración de los negocios de vivienda de alquiler, de oficinas, y centros comerciales de la inmobiliaria en la socimi Merlin Properties. La operación, anunciada el martes por las compañías, supone la creación de un nuevo gigante inmobiliario del sector europeo y la desaparición de Metrovacesa, tras casi un siglo de existencia y una última década de vida convulsa. Y simboliza el inicio de una nueva era en la industria inmobiliaria española tras la radical reestructuración a la que viene siendo sometida por el pinchazo de la burbuja desde el año 2008.

La fusión supone que Metrovacesa se escindirá en tres líneas de negocio (activos patrimoniales, viviendas de alquiler, y activos en desarrollo). Después Merlin adquirirá los activos patrimoniales de Metrovacesa (oficinas y centros comerciales) por valor de 1.673 millones. La cartera de viviendas de alquiler de Metrovacesa se combinará con la de Testa Residencial (en proceso de fusión con Merlin). La información enviada por Merlin Properties a la Comisión Nacional del Mercado de Valores recoge que la operación producirá "la extinción" de Metrovacesa.

Se pone así fin a Metrovacesa, que tiene su origen en la Compañía Urbanizadora Metropolitana, fundada en 1918 para urbanizar el barrio de Cuatro Caminos de Madrid con motivo de la llegada del Metro. Por la compañía han pasado los máximos exponentes del sector inmobiliario español del siglo XX. Desde los hermanos Otamendi que en los años veinte del pasado siglo tomaron las riendas de la empresa, pasando por los empresarios del boom inmobiliario, hasta los bancos que se quedaron con la compañía tras el estallido de la burbuja inmobiliaria.

Si Metrovacesa o Merlin desisten de la fusión, tendrán que pagar 75 millones a la otra parte

En la última década Metrovacesa ha sido un claro ejemplo del auge y caída del sector inmobiliario español. En el año 2005 la compañía llevó a cabo una operación revolucionaria para la industria española del ladrillo, la adquisición de la francesa Gecina, valorada en más de 5.000 millones de euros. Por entonces Metrovacesa estaba presidida por el jerezano Joaquín Rivero, y en su consejo de sentaban Luis Portillo, Román Sanahuja, o Domingo Díaz de Mera. Eran los años del boom y el valor de mercado de la compañía era cercano a los 6.000 millones de euros.

El sevillano Luis Portillo abandonó entonces Metrovacesa para hacerse con Colonial, además de Riofisa y el 15% de FCC, moviendo cerca de 7.000 millones de euros. Díaz de Mera se convirtió en accionista de Colonial al tiempo que levantaba el aeropuerto de Ciudad Real y convertía al equipo de balonmano de la provincia manchega en campeón del mundo. Rivero y Sanahuja se enfrascaron en una guerra sin cuartel por el control de Metrovacesa en la que destinaron cientos de millones de euros a opas financiadas por la banca española y también por grandes entidades extranjeras.

El enfrentamiento entre Rivero y Sanahuja terminó con la división del grupo, quedándose Rivero con el negocio francés de Metrovacesa, y Sanahuja con el 80% del capital de la inmobiliaria. El estallido de la burbuja y el inicio de la crisis financiera mundial con la caída de Lehman Brothers en septiembre de 2008 se llevó a todos por delante.

En 2009 Sanahuja tuvo que intercambiar las acciones que tenía en Metrovacesa por deuda, haciéndose con el control de la compañía los principales bancos acreedores, liderados por Santander. La inmobiliaria de la familia Sanahuja, Sacresa, se declaró en concurso, uno de los mayores de la historia empresarial española, con más de 2.600 millones de euros de deuda.

La inmobiliaria de Amancio Ortega es la primera del sector en España, con activos valorados en cerca de 7.000 millones

Luis Portillo abandonó Colonial a finales de 2007 con una deuda cercana a los 9.000 millones de euros. Su grupo empresarial, Zent Inversiones, se declaró en concurso con 545 millones de euros de deuda. En la actualidad Qatar es el primer accionista de Colonial, seguido de Villar Mir.

Díaz de Mera puso tierra de por medio mientras caía Caja Castilla La Mancha, también accionista de Colonial y Metrovacesa, intervenida en 2009 por el Banco de España. Su compañía, Global Consulting, fue a concurso con cerca de 300 millones de euros de deuda. El aeropuerto de Ciudad Real lleva cinco años sin actividad, quebrado, en proceso de liquidación. El Club Balonmano de Ciudad Real desapareció en 2011.

Joaquín Rivero aguantó algo más, pero finalmente su empresa Bami también se declaró en concurso con 627 millones de euros de deuda, en 2013. El pasado año el Tribunal Correccional de París condenó a Rivero a cuatro años de cárcel por asuntos relacionados con su gestión en Gecina.

Los bancos que se hicieron con el control de Metrovacesa reestructuraron la deuda del grupo evitando la declaración de concurso de acreedores. A finales de 2012 decidieron excluir a la empresa de Bolsa. Bajo el control de Santander, la inmobiliaria ha ido saneando sus cuentas hasta lograr situar la deuda de la compañía en los 2.400 millones en 2015.

La integración de Metrovacesa en Merlin muestra hacia donde se dirige la industria inmobiliaria española. Un sector controlado por fondos de inversión en el que las cotizadas lo hacen a través de socimis y donde no tienen cabida los personalismos del boom. Y en el que la banca, que sustituyó a esos empresarios tras el estallido de la burbuja, comienza a soltar lastre y alejarse de la gestión.

Tercera mayor inmobiliaria española

La fusión de Merlin y Metrovacesa, que tiene que ser aprobada por las juntas de accionistas de ambas compañías, previstas para el próximo mes de septiembre, dará lugar a una empresa con activos valorados en 4.927 millones de euros. En el caso de que la junta de Merlin no apruebe la integración, la compañía tendrá que pagar a Metrovesa 75 millones de euros como compensación, la misma cantidad que pagaría Metrovacesa a Merlin si sus accionistas desistieran finalmente de llevar a cabo la fusión.

Aunque las empresas indicaron en su comunicado de prensa que la operación supone la creación de "la compañía inmobiliaria líder indiscutible en España", con una "cartera de activos sin parangón", por valor de activos el grupo resultante será la tercera compañía del sector en el país.

La mayor inmobiliaria española se llama Amancio Ortega, o Pontegadea Inmobiliaria. La sociedad que agrupa los activos adquiridos por el fundador de Inditex cuenta con inmuebles situados en Madrid, Barcelona, Londres, y Nueva York con un valor cercano a los 7.000 millones de euros.

Por delante se sitúa la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb). El conocido como banco malo cerró 2015 con activos inmobiliarios valorados en más de 11.000 millones de euros. En 2012, cuando se creó, recibió casi 200.000 activos por valor de 50.781 millones de euros, de los que el 80% eran activos financieros y el 20% inmobiliarios.

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