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La empresa Lynce, pesadilla de los manifestantes, anuncia el cierre

Aspecto de la manifestación celebrada el pasado miércoles 29 de febrero en Barcelona, convocada por la Confederación Europea de Sindicatos.

“Lamentablemente, Lynce echa el cierre”. Con este escueto plañido arranca el último comunicado de Lynce en su web. Se va la empresa de “medición de aglomeraciones” criticada –o halagada- por reducir drásticamente el número de asistentes a manifestaciones basándose en un “recuento persona a persona". Sindicatos, partidos, asociaciones de derecha e izquierda: Lynce ha sido estos años la pesadilla de todo convocante. 

La crisis no es ajena a nadie: según la compañía, “la demanda  no ha sido suficiente para lograr hacer rentable la empresa, y todo a pesar de ofrecer el mejor servicio posible de recuento de multitudes y de contar con excelentes clientes entre los medios de comunicación (entre los que ha destacado la agencia Efe)”.

El comunicado de despedida, que apenas ha repercutido en los medios, se publicó a finales de febrero. La letra da por acabado un intenso y controvertido periplo de poco más de tres años, el tiempo que ha durado Lynce, fundada a principios de 2009. Y es que, aunque las cifras de asistentes proporcionadas por esta firma fueron muy contestadas, Lynce siempre defendió su metodología: una toma de datos fotográfica desde diversos puntos, un análisis y un control de calidad.

¿56.000 o un millón?

El clímax se alcanzó el 11 de julio de 2010: ese día, Lynce, a encargo de Efe, se afanó en medir el número de asistentes a la manifestación en Barcelona contra los recortes del Tribunal Constitucional al Estatuto de Cataluña. Los convocantes daban 1,5 millones de asistentes, la Guardia Urbana poco más de un millón y Lynce… 56.000.

Aquella polémica suscitó una tribuna de la Defensora del Lector en El País (titulada De 56.000 a 1,5 millones de manifestantes). El incendio lo apagó la propia Lynce, que reconoció haber medido a una hora tardía la concentración, cuando los asistentes ya se retiraban.

Contra la invención de cifras

Juan Manuel Gutiérrez, director de Lynce, atendía ayer a la llamada de Vozpópuli: “En realidad no cerramos, sino que dejamos de prestar el servicio. Ahora vamos a tratar de paquetizar  el producto (crear el soporte, véase el software, para que cualquier medio pueda medir manifestaciones bajo el mismo paraguas) y dar por concluida nuestra labor”. Gutiérrez, que no da cifras, asegura que su única intención era medir, no hacer política. “Por eso últimamente hemos medido concentraciones menos emocionales como conciertos u otros eventos, donde da igual que haya 5.000 o 30.000 asistentes”.

En la carta de despedida de la web, Lynce deja otro mensaje: “Quisimos rebelarnos tanto ante la desinformación interesada que supone inventarse cifras de ciencia-ficción como ante el pecado de omisión del periodista que no pregunta ‘¿Y cómo pueden caber un millón de personas en esa superficie…?’ ”. 

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