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Jaime Botín, una fortuna de 2.000 millones y una petición de cárcel por inútil

Jaime Botín.

Jaime Botín-Sanz de Sautuola García de los Ríos (Santander, 1936) siente un profundo respeto hacia lo inútil. Por ejemplo, el latín, una lengua que el hermano del fallecido Emilio Botín comenzó a estudiar ya entrado en años. O el arte, “máximo exponente de lo inútil”. Pero esa pasión por lo inútil puede costarle caro al primer accionista de Bankinter.

La Fiscalía ha pedido cuatro años de prisión y multa de 100 millones de euros para Jaime Botín por supuesto delito de contrabando de bienes culturales, relacionado con la salida de España del cuadro Cabeza de mujer joven, de Pablo Picasso, valorado en 26 millones de euros. No hay nada más inútil que un cuadro de Picasso.

"Parece, en efecto, que la utilidad y el valor no van necesariamente unidos", escribe Jaime Botín en su ensayo Elogio de lo inútil, incluido en el libro Apología de lo inútil. Leer ahora el breve escrito de Botín,  publicado por Avarigani Editores, la editorial creada por el presidente del banco de inversión Alantra, Santiago Eguidazu -compañero de charlas filosóficas de Jaime Botín-, le otorga un extraño sentido al serio embrollo judicial en el que se ha metido el banquero español.

Dice Botín en Elogio de lo inútil que una vez que el hombre comenzó a producir aderezos personales, a decorar vasijas, apareció lo inútil, lo superfluo. En esa etapa de la humanidad "está ya anunciado el afán estético inseparable del ser humano, un afán cuyos productos son inútiles pero indudablemente valiosos y que, con el tiempo, acabará creando la obra de arte, máximo exponente de lo inútil y, a la vez, de lo más preciado".

Jaime Botín compró Cabeza de mujer joven en 1977, y considera que puede hacer con el cuadro lo que quiera, ya que es suyo. El Picasso fue incautado por la policía francesa hace ahora dos años, a bordo del velero propiedad del banquero, en el puerto deportivo de Calvi, a pesar de que la obra, considerada Bien del Patrimonio Cultural Español, no podía salir de España. Karina Sainz escribió en este diario hace un año todas las claves del caso. De ellas se desprende que Botín tenía el afán de hacer lo que quisiera con el cuadro, quizá sin advertir que algo tan inútil, y preciado a la vez, como la obra de Picasso, no puede ser propiedad de alguien en el sentido de que ese alguien puede hacer con ello lo que se le venga en gana.

La Junta de Castilla La Mancha dio el año pasado 173.229,5 euros de subvención a una finca de Jaime Botín

"Estoy defendiendo los derechos de los propietarios", afirmó Botín en una entrevista concedida a The New York Times publicada en octubre de 2015. "Esta es mi pintura. Esta no es una pintura de España. No es un tesoro nacional, y puedo hacer lo que quiera con esta pintura ", manifestó. El diario estadounidense enmarcó el caso del cuadro de Botín en el debate de qué es una obra de arte de interés nacional y quién puede o debe ser su propietario.

"Lo que ocurre con los valores estéticos es aplicable a los valores morales", escribe Jaime Botín en el libro de ensayos editado en 2009. "(...) no sólo en lo que atañe a las virtudes excelsas sino también en lo que se refiere a lo cotidiano ocurre que lo útil, lo práctico, lo habitual, no suele ser lo más virtuoso". El expresidente de Bankinter recuerda que en la Antigüedad "estaba muy claro que lo propio de los hombres libres no era atender a su subsistencia ni dedicarse a la producción de cosas útiles. Para eso estaban los esclavos (...)".

Lo inútil es en opinión de Jaime Botín, "lo único que puede colmar nuestras aspiraciones de creatividad, de belleza, nuestros ideales de valor y de virtud". En lo inútil "se pone de manifiesto la libertad del hombre, que no tiene ningún otro de los seres vivos, encadenados a su instinto y obligados a hacer lo que disponen las leyes inexorables que determinan lo más útil para la especie".

Termina su ensayo Jaime Botín poniendo como ejemplo de inutilidad el empeño de un amigo suyo -en realidad se refiere a sí mismo- por estudiar latín. "Tal vez su decisión no fue tan absurda", escribe. Y finaliza con una frase que resulta hoy algo premonitoria. "Aunque en este caso -ya digo que lo conozco bien- no me atrevería a asegurarlo. Siempre me ha parecido un tanto insensato".

Una fortuna de 2.000 millones

Jaime Botín cuenta con una fortuna estimada en unos 2.000 millones de euros, a través de la sociedad familiar Cartival, de la que es presidente. La firma posee cerca del 24% del capital de Bankinter, una participación valorada en la actualidad en 1.766 millones de euros, e inversiones en un fondo de capital riesgo, y explotaciones agrícolas.

En Cartival figuran como consejeros, además de Jaime Botín, sus cinco hijos, Lucrecia, Marcelino, Marta, Gonzalo, y Alfonso, este último, representante de Cartival en el consejo de administración de Bankinter ocupando el cargo de vicepresidente del banco. De acuerdo a las cuentas consolidadas de 2016, a las que Vozpópuli ha accedido a través de Insight View, la sociedad familiar ganó el pasado año 37,6 millones de euros y terminó el ejercicio con fondos propios por importe de 728,3 millones de euros.

La empresa presidida por Jaime Botín es propietaria de la sociedad El Retamoso de la Mancha, que explota una finca en Ciudad Real en la que trabajan 15 personas y que en los años 2015 y 2014 registró pérdidas por importe de un millón de euros. Según las cuentas de Cartival de 2016, la finca recibió el pasado año una subvención de la Junta de Castilla La Mancha de 173.229,5 euros, y otra en 2015 de 166.374 euros. 

De acuerdo a las cuentas de 2015 de El Retamoso de la Mancha, esta sociedad tiene una participación del 50% en la empresa Pista la Perdiz, sociedad propietaria de un aeródromo en la finca manchega La Nava, propiedad de la familia Medem, donde se dan cita cazadores de alta alcurnia.

A través de Cartival, la familia de Jaime Botín participa también en la sociedad de Aleph 2016, que invierte en fondos de energía renovable.

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