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Palatchi (Pronovias) y Gallardo (Almirall) crean su tercera sicav en plena crisis

Primero fue Gesprisa, más tarde Herprisa y ahora Red Rock. El matrimonio formado por los empresarios Alberto Palatchi y Susana Gallardo acaba de registrar su tercera sicav. El nuevo vehículo es el segundo de este tipo que los empresarios crean durante este ejercicio, desafiando tanto a la crisis como a la huida de las sicav que han protagonizado muchos grandes patrimonios del país.

Como en el caso de Herprisa, la gestión de la nueva sociedad ha sido confiada al banco estadounidense JP Morgan. Gesprisa, la primera de todas, creada hace más de 10 años, mantiene la gestión de Banco Santander y cuenta con un patrimonio superior a los 120 millones de euros. El perfil de las sociedades es conservador y apuestan mayoritariamente por la renta fija.

La unión entre Palatchi y Gallardo constituye ya de por sí uno de los matrimonios de empresarios más afamados del país. Alberto Palatchi Ribera, hijo del fundador de Pronovias, Alberto Palatchi Bienveniste, pasa por ser una de las figuras del sector de la moda en España e incluso en todo el mundo. No en vano, Pronovias es actualmente el líder global entre los grupos de moda nupcial, con una facturación de 140 millones de euros y un beneficio que superaba los 50 millones.

Sólo 19 sicav registradas

Mientras, Almirall es una compañía cotizada, referencia de los grupos farmacéuticos en España, cuya capitalización bursátil supera los 1.000 millones de euros.

Tras un periodo de huida de estas sociedades, cada vez son más las grandes fortunas que vuelven a apostar por ellas. De hecho, se han dado casos de grandes patrimonios que han adquirido sociedades de este tipo tras haberse deshecho de las suyas y otros que han regresado al mundo de las sicav de forma discreta, a través de personas de su confianza interpuestas.

No obstante, en lo que va de año tan sólo se han registrado 19 sociedades de este tipo en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), una cifra que nada tiene que ver con la época del boom de las sicav, cuando se llegaban a inscribir más de 600 por año.

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