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El consejo de IAG amenaza con dinamitar las negociaciones entre Iberia y los sindicatos

IAG celebra uno de los consejos de administración más importantes de su corta historia. Sobre la mesa, el plan de ajuste de Iberia y las bases de las negociaciones que, al fin, lograron entablar compañía y sindicatos hace apenas diez días para cerrarlo. Unas bases fundamentadas en el pacto alcanzado por ambas partes a mediados de diciembre en la sede del Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA), que levantó ampollas en el seno del holding.

Ahí radica precisamente el problema. Las conversaciones entre la dirección de la empresa y los sindicatos que representan a los colectivos de tierra y tripulación de cabina están en una fase bastante avanzada, hasta tal punto de que se podrían cerrar con un acuerdo definitivo sobre el ajuste la próxima semana, justamente cuando vence el plazo dado por Iberia. Pero todo el trabajo se irá al traste si IAG se opone a que las negociaciones vayan por el camino marcado por la empresa española y los representantes de los trabajadores.

El entorno del presidente de Iberia, Antonio Vázquez, se muestra optimista sobre las negociaciones con los sindicatos y no dudan en afirmar que finalmente habrá acuerdo y éste llegará en tiempo y hora. Pero una posición hostil por parte de IAG haría que la situación diera un giro de 180 grados.

En el seno del holding no gustan determinadas cuestiones que sirven de base para las negociaciones, sobre todo las referidas a dar prioridad al ERE actualmente en vigor (que incrementaría los costes de los despidos respecto a si se llevara a cabo uno nuevo con la actual legislación laboral), a la no segregación de los negocios de mantenimiento y handling hasta 2017 y a la posibilidad de que el posible acuerdo se alcance pasada la fecha del 31 de enero.

Postura inflexible

Hasta el momento, la postura del holding ha sido inflexible: Iberia debe pasar de las pérdidas cercanas a los 300 millones en que incurrió el pasado año a tener beneficios por ese mismo montante, en el menor tiempo posible. La hoja de ruta trazada para tal efecto y presentada a los sindicatos el pasado 9 de noviembre (que incluía el despido de 4.500 trabajadores y rebajas salariales de entre el 25% y el 35%) ha sido en parte modificada tras varias reuniones de alta tensión con los sindicatos, una huelga convocada y posteriormente anulada y diversos llamamientos por parte del Gobierno, que se ha mostrado contrario a realizar el ajuste sólo a base despidos.

Precisamente, la actitud del Ejecutivo ha molestado en la dirección de Iberia, que se considera víctima de un agravio comparativo porque los distintos ministerios afectados no están teniendo el mismo comportamiento con otras grandes empresas que se han visto forzadas a realizar ajustes laborales como consecuencia de la crisis.

Así las cosas, el más que cercano acuerdo entre Iberia y los sindicatos saltará por los aires si IAG insiste en no moverse de la hoja de ruta inicial y las primeras consecuencias pasarán por la vuelta de los sindicatos a unas movilizaciones a las que, por el momento, no han recurrido. 

La deriva de las negociaciones con los sindicatos también podría tener efectos en la cúpula de Iberia, especialmente en la figura de su consejero delegado, Rafael Sánchez-Lozano.

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