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ACS renuncia a pujar por un gran contrato en EEUU por sus apuros financieros

Las turbulencias financieras que está viviendo ACS en los últimos meses no sólo han tenido consecuencias en relación con la estructura de la deuda y de sus participadas sino también con su negocio en el exterior. El grupo que preside Florentino Pérez ha renunciado a participar en un gran proyecto en EEUU pese a haber llegado a la recta final del mismo.

En concreto, se trata del nuevo puente sobre el río Hudson, un contrato valorado en casi 4.000 millones de euros, en el que diversos equipos de ACS llevan trabajando durante muchos meses. La semana pasada venció el plazo para que los cuatro consorcios invitados por las autoridades estadounidenses presentaran sus ofertas definitivas por el proyecto. La de ACS fue la única que no llegó.

En los últimos meses, la compañía ha tenido que trabajar intensamente en la refinanciación de su abultada deuda, especialmente en la relacionada con su participación en Iberdrola. La presión de la banca acreedora llevó al grupo a colocar a mediados de abril un paquete del 3,7% de Iberdrola, una operación en la que se anotó minusvalías superiores a los 700 millones de euros.

Posteriormente, ACS ha suscrito un préstamo de 1.600 millones de euros con Société Générale que ha servido para refinanciar parte de la deuda asociada a la compra de acciones de la eléctrica. La operación ha evitado la ejecución por parte de los bancos de parte de su participación en Iberdrola pero no le ha salido gratis a ACS. Además del coste del servicio de la deuda, la compañía ha tenido que prestar un 8,25% del capital de Iberdrola al banco francés, que ha tardado menos de dos semanas en recolocarlo en el mercado. Además, el grupo constructor ha perdido los derechos de voto ligados a esta participación.

Deuda corporativa y Urbaser

ACS también tuvo que refinanciar cerca de 1.500 millones de deuda corporativa y cerca de 600 relacionados con su filial de medio ambiente Urbaser. Ambas operaciones han supuesto un duro golpe para las finanzas de la compañía, toda vez que se han realizado a tipos de interés notablemente elevados. En cuestión de apenas seis meses el escenario se ha complicado terriblemente para la constructora española que, de este modo, se ha visto obligada a renunciar a participar en el proyecto después de superar las sucesivas cribas y plantarse en la final.

El golpe de gracia para las aspiraciones de ACS fue el cambio en las condiciones del concurso. Como adelantó Vozpópuli en mayo, la Administración Federal de Autopistas de EEUU rechazó contribuir a la financiación del proyecto pese a que en principio iba a participar a través de un préstamo que cubriría aproximadamente el 50% de la inversión total.

Esta circunstancia obligaba a los consorcios interesados a aportar un mayor capital inicial, lo que situaba a ACS en una complicada situación que, finalmente, no ha podido superar. El grupo acudía al proceso a través de su filial Dragados USA, en consorcio con la local Flatiron (controlada también por ACS) y la coreana Samsung.

Cambios en las condiciones

El proyecto consiste en la sustitución del actual puente, denominado Tappan Zee y que une los condados de Rockland y Westchster, por uno más moderno que incluirá un total de doce carriles destinados a la circulación de vehículos, frente a los siete que presenta el puente original. En un primer nivel, la infraestructura contará con ocho carriles (cuatro en cada sentido), además de otros cuatro en un segundo nivel, que podrían destinarse a otros tipos de transportes.

Los rivales de ACS (Bechtel, considerada como la primera ingeniería del mundo, el consorcio compuesto por Kiewit y la escandinava Skanska y el grupo que lidera la local Fluor Enterprises) sí presentaron sus ofertas para tratar de llevarse el contrato.

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