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El lío sucesorio de Villar Mir: de ofrecer la salvación a ACS a vender activos para no perder OHL

Juan Miguel Villar Mir, presidente de OHL, en mitad de un particular desafío sucesorio

OHL, el imperio constructor y de concesiones levantado prácticamente de la nada por Juan Miguel Villar Mir, ocupa actualmente esa particular Unidad de Cuidados Intensivos por la que ha pasado en los últimos años la gran mayoría de las principales empresas del sector (sucesivamente Sacyr, ACS y FCC). Pendiente de una notable ampliación de capital de 1.000 millones de euros para reducir su abultado endeudamiento, el veterano empresario ha tenido que echar mano de algunos de los activos más valiosos de su holding empresarial, el grupo que lleva sus apellidos, para poder asegurarse seguir mandando en la compañía. Lejos parecen aquellos tiempos en los que la UCI la ocupaban otros y era el propio Villar Mir el que acudía en su auxilio.

Pero bien empleado, en este caso, está el verbo “parecer”. Porque hace poco más de dos años era ni más ni menos que ACS la que se encontraba en una situación más que delicada, con una asfixiante deuda, una situación interna irrespirable por las consecuencias de la ruinosa desinversión en Iberdrola (tras el empeño personal de Florentino Pérez de abordar el control de la eléctrica) y también por la necesidad de suprimir provisionalmente el dividendo.

En aquellos tiempos complicados, Villar Mir surgió como posible caballero blanco, planteando posibles operaciones corporativas que contribuyeran a aliviar los problemas de ACS y, al mismo tiempo, reforzar una más que pujante OHL, que había pasado de ser cola de león (la más pequeña de las seis grandes constructoras cotizadas) a ser la empresa de moda en el sector y, sin duda, la más dinámica, casi la única capaz de moverse con otra motivación que no fuera su propia salvación.

Por entonces, entre los veranos de 2012 y 2013, se sucedieron las conversaciones entre Pérez y Villar Mir, con el interés de los bancos de inversión siempre de por medio, con el planteamiento de varias posibilidades: desde las menos atrevidas (como la integración de algunas divisiones, como la constructora), hasta las más ambiciosas, que pasaban por la fusión de ambos grupos. Incluso para comandar esta última, Villar Mir ya tenía en mente el nombre de Josep Piqué.

La cuestión sucesoria como telón de fondo

Demasiadas complicaciones viajaban en aquellos maletines cargados de documentos y números que se llevaban a las reuniones. Aquello acabó por no salir por ningún lado. Pero eso sí, nadie entonces hubiera apostado un solo euro a que tan sólo dos años después fuera OHL la que ocupara aquel incómodo sitio que moró ACS en la que fue la época más delicada de su historia.

Eso sí, ambos escenarios cuentan con un nexo: la cuestión sucesoria en casa del que fuera vicepresidente del Gobierno y ministro de Hacienda durante la Transición. Aquel atrevido intento de fusión no fue sino un capítulo más del plan que Juan Miguel Villar Mir trazó y desarrolló durante los últimos años para procurar una sucesión lo más tranquila posible, tanto en su propio holding empresarial como en OHL.

Lo de ACS no salió pero Piqué terminó incorporándose como consejero delegado a la constructora del Grupo Villar Mir (y al propio holding). Y otras maniobras corporativas sí resultaron. Por ejemplo, la entrada de OHL en el capital de Abertis, precisamente en lugar de una apurada ACS que se vio obligada a vender tan preciada participación; la toma de control por parte de Grupo Villar Mir de Inmobiliaria Colonial para iniciar una nueva era; y movimientos en el sector inmobiliario como el abordaje de la complicada ‘operación Canalejas’ y, más recientemente, la gestión del espacio del complejo Cuatro Torres que iba a ser destinado a un nuevo palacio de congresos, donde ahora el empresario pretende levantar un quinto rascacielos.

En definitiva, un andamiaje casi perfecto con el fin de dejarlo todo listo para el futuro, para tratar de sofocar esas dudas que siempre han estado latentes sobre la sucesión en el imperio familiar, con sus hijos, por una parte; y su yerno Javier López Madrid, por la otra.

Un plan con muchas d(e)udas

Pero un andamiaje que, con el tiempo, ha resultado demasiado costoso. Quizá porque el rendimiento de Abertis en Bolsa no termina de ser satisfactorio; puede que porque Colonial está tardando más de lo previsto en arrancar, la recuperación del sector inmobiliario esté siendo algo más lenta de lo previsto y el mercado esté siendo acaparado por las imparables socimi; sin duda, porque el proyecto Canalejas avanza a trancas y barrancas porque los nuevos regidores del Ayuntamiento de Madrid no terminan de ver con buenos ojos la operación…

Aquel plan de marcado carácter sucesorio que pudo incluir la fusión con una de las mayores constructoras de Europa es ahora el que ha llevado a OHL a la delicada situación en la que se encuentra. Villar Mir no terminó haciéndose con ACS, en la que quería mandar. Y no sólo eso, sino que ahora tiene que luchar a brazo partido por poder mandar en OHL.

De momento, le ha costado vender parte de Inmobiliaria Colonial y parte de Abertis. Y le costará deshacerse de un porcentaje del propio grupo constructor, a través de la venta de derechos de suscripción en la ampliación de capital. Algo recuerda a aquella ACS a la que pretendía ayudar a salvarse mientras procuraba también salvar el futuro de su imperio. Pero ahora, todo vuelve a estar en manos de aquellos bancos y de aquel mercado que le empujaban a algo más que asegurar un futuro más cómodo para su familia.

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