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Garoña mantiene su plantilla y da vacaciones de verano en previsión de reabrir en enero

Centro de control de la central nuclear de Garoña.

Endesa e Iberdrola, los propietarios de Garoña a través de la sociedad Nuclenor, parecen tener claro que la central nuclear burgalesa seguirá abierta en los próximos años, pese al vodevil administrativo protagonizado por el Ministerio de Industria en el último mes y medio.

El ministro José Manuel Soria y las dos grandes eléctricas utilizaron la central nuclear de moneda de cambio en las duras negociaciones sobre la reforma eléctrica, hasta el punto de que el primero tensó tanto la cuerda que no aprobó la orden ministerial para que Nuclenor pidiera una prórroga y semanas más tarde coló un extraño párrafo en una también extraña norma que permitirá su reapertura.

Todo un culebrón que ha tenido en vilo durante meses a la plantilla de la planta, a todas las pequeñas y medianas empresas que trabajan para la central y al conjunto de los pueblos del Valle de Tobalina.

Pero ahora, aunque la incertidumbre sobre el futuro de la planta persiste, todo ha vuelto a una especie de calma veraniega. Los 290 trabajadores de la central trabajan con absoluta normalidad en previsión de que la reapertura se produzca a partir de enero de 2014, señalan fuentes empresariales y sindicales.

El presidente del comité de empresa, Alberto César González, confirma a Vozpópuli que "efectivamente, la empresa nos ha confirmado que no tocará la plantilla, que todos seguiremos trabajando con normalidad. Lo único anormal es que no estamos produciendo energía".

Los trabajadores "nos enfrentamos a un doble escenario", señala González. El más probable es el de la entrada en funcionamiento a principios de año próximo, en línea con la idea de Soria de que la planta pueda estar de nuevo operativa "en los próximos meses", siempre y cuando se cumplan todas las condiciones de seguridad y medioambientales; El otro escenario posible es el de su cierre definitivo, hipótesis en la que ahora mismo no están pensando ni los propietarios ni los trabajadores.

La central está operando ahora mismo al 50% pero los 290 empleados siguen trabajando con normalidad y se están repartiendo las vacaciones veraniegas

El nivel de normalidad es tal que todos los empleados se están cogiendo las vacaciones de verano y prevén su vuelta al trabajo ya con el futuro de la planta más claro. Según el presidente del comité de empresa, "la central está funcionando ahora mismo al 50%, pero Nuclenor nos ha dicho que la plantilla no se reducirá. Estamos los mismos empleados que estábamos en diciembre, cuando la central entró en parada. Estamos en cese de actividad pero todos los sistemas de la planta siguen funcionando".

Eso sí, Nuclenor ha tenido que prescindir de la mayoría de las subcontratas que desde hace años trabajan para la planta. "El goteo de empresas que han dejado de trabajar para la central no ha cesado y ha afectado a unas 280 personas".

La hipótesis con la que trabaja la central es que los cambios normativos que permitirán su reapertura están ya aprobados y ahora toca a las partes (propietarios, Industria y el Consejo de Seguridad Nuclear) ponerse a trabajar para que la reapertura se ponga en marcha a partir de enero próximo.

El cierre se produjo por motivos económicos, no por problemas de seguridad, por lo que la vuelta a la actividad es relativamente sencilla, señalan fuentes del sector nuclear. Garoña se estaba preparando para las nuevas exigencias del CSN tras la catástrofe de Fukushima con el objetivo de seguir funcionando hasta 2019, "de forma que en cuanto se aclare el horizonte administrativo de la planta y se produzca la petición formal de Nuclenor de seguir operando, en unos meses se podría proceder a la recarga de combustible", señalan fuentes del sector nuclear.

Ahora, tanto Endesa como Iberdrola están haciendo cuentas de cuál será la rentabilidad futura de la planta tras el 'impuestazo' del 7% aprobado en enero y las medidas de recorte de ingresos a las compañías eléctricas incluidas en la reforma de Soria. Aquí está el quid del futuro de Garoña, en si sus propietarios la considerarán rentable y pedirán reabrirla o, si por el contrario, certificarán su cese definitivo.

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