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Slim cierra el acuerdo con Esther Koplowitz, toma un 25% de FCC y desbloquea la ampliación

Carlos Slim se convertirá en el primer accionista de FCC

Fumata blanca en FCC. A lo largo de la tarde de este miércoles, la hasta ahora principal accionista del grupo, Esther Koplowitz, ha cerrado definitivamente un acuerdo con el multimillonario mexicano Carlos Slim por el que el inversor azteca se convertirá en socio de referencia de la compañía, de la que tomará un 25,63%, a través de la compra de los derechos de la empresaria en la próxima ampliación de capital de FCC, lo que supondrá una inversión de 650 millones. 

Por su parte, la empresaria diluirá su actual participación del 50,1% en FCC hasta el 22,43%, según informó el grupo a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Tanto el empresario mexicano como Esther Koplowiz contarán con cuatro puestos en el consejo de administración de FCC.

El acuerdo permitirá que el consejo de administración de la compañía apruebe en las próximas horas la puesta en marcha de la citada ampliación, valorada en 1.000 millones de euros, fundamental para que FCC evite cerrar el ejercicio con fondos propios negativos y para que pueda amortizar parte del préstamo sindicado que sustenta el endeudamiento de la empresa.

A lo largo de la tarde de este miércoles, los equipos de Koplowitz y Slim cerraron los últimos detalles del acuerdo por el que el inversores mexicano se ha hecho con algo más de un 25% de FCC, tras suscribir su parte en la ampliación, mientras que la participación de Koplowitz quedará en el 22,43%, aunque la participación de ambos seguirá sumando un 50% del capital.

El pacto ha sido alcanzado en tiempo récord después de que el pasado fin de semana se rompieran las negociaciones entre Koplowitz y el multimillonario George Soros, debido a los notables descuentos que exigía el inversor estadounidense de origen húngaro, que hubiera dejado la participación de la empresa muy por debajo de la que ostentará con el acuerdo con Slim.

Un 'culebrón' de dos años

Se pone fin así a un proceso que se inició a finales de 2012, cuando el consejo de administración de FCC decidió suspender el dividendo con el que retribuía tradicionalmente a los accionistas debido a que el saneamiento de sus cuentas hizo que el balance de aquel año reflejara pérdidas superiores a los 1.000 millones de euros.

Como quiera que Koplowitz destinaba los ingresos por el dividendo, en torno a 80 millones de euros en los últimos ejercicios, a satisfacer los pagos a sus acreedores, la supresión de la retribución al socio le obligó a sentarse con Bankia y BBVA para negociar una refinanciación de su deuda personal.

En una primera fase, el proceso se prolongó a lo largo de 2013, periodo en el que la empresaria buscó, en vano, un socio al que pudiera vender parte de su participación en la instrumental B 1998, a través de la que controla los títulos de FCC.

A finales de ese año, Koplowitz decidió vender un 3,8% del capital de la compañía, paquete por el que obtuvo unos 75 millones de euros para calmar a los acreedores y, al mismo tiempo, mantener su participación por encima del 50%.

La ampliación, proceso paralelo

Sin embargo, la situación no estaba ni mucho menos solucionada, dado que la suspensión del dividendo de FCC iba para largo. Durante 2014, los asesores de Koplowitz, encabezados por Jean Marie Messier, y la banca acreedora negociaron un nuevo esquema para estructurar el pago de la deuda de la empresaria.

En paralelo, FCC precisaba de una ampliación de capital para fortalecer sus fondos propios, que se han deteriorado de forma notable por el proceso de saneamiento, que ha incluido la venta de numerosos activos. De hecho, el grupo de construcción y servicios cerró el tercer trimestre con fondos propios negativos por valor superior a los 460 millones de euros.

Ambos procesos convergieron en el tiempo, hasta el punto de que la solución que encontraron las partes fue que Koplowitz vendiera sus derechos en la futura ampliación de capital, lo que diluiría su participación a la mitad de la actual, con lo que cumplía un doble objetivo: obtener liquidez para cumplir con sus acreedores y asegurar el éxito de una ampliación vital para la compañía y a la que ella no podía acudir.

A partir de ahí, comenzó la búsqueda del inversor que fuera a comprar los derechos de la ampliación que le corresponden a la empresaria para después acudir a la ampliación. Koplowitz alcanzó un acuerdo de negociación en exclusiva con George Soros, un pacto que se rompió el pasado domingo debido al notable descuento exigido por el multimillonario estadounidense como condición para entrar en la operación.

El plan B de la empresaria era Carlos Slim, considerado como la segunda mayor fortuna del mundo tras Bill Gates, a la sazón, accionista de FCC con una participación cercana al 6% que adquirió hace algo más de un año. 

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