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La venta del Edificio España se tambalea: Trinitario irrita a Wanda por un impago de 14 M.

La venta del Edificio España estuvo a punto de frustrarse en fin de año

La compraventa del Edificio España está atravesando, de nuevo, una fase muy delicada. Wanda, el holding controlado por el multimillonario chino Wang Jianlin, se ha planteado en las últimas horas romper el acuerdo alcanzado con Trinitario Casanova para traspasarle el emblemático rascacielos madrileño después que el empresario murciano incumpliera los plazos previstos en el citado pacto para depositar 14 millones de euros a cuenta de la operación, valorada en 272 millones. La paciencia de Wanda, que ya otorgó en su día diversas prórrogas para firmar el acuerdo de compraventa del inmueble, parece estar llegando a su fin.

El acuerdo definitivo para la compraventa del Edificio España, suscrito el pasado 3 de noviembre, preveía que Baraka, el holding de Casanova, depositara una cantidad de 14 millones de euros antes del pasado día 28 de diciembre, fecha prevista para el registro notarial del citado contrato. Con anterioridad, Baraka ya había pagado 6 millones a cuenta de la operación (uno tras la firma del principio de acuerdo, a mediados de julio, y otros cinco tras rubricar el pacto definitivo).

De esta forma, la operación quedaría pendiente del pago de los 252 millones restantes, que debería hacerse efectivo durante el primer trimestre de 2017. Sin embargo, Trinitario Casanova no atendió el plazo previsto para el depósito de los 14 millones, lo que provocó un gran malestar en el seno de Wanda.

Fuentes conocedoras de la situación indicaron a Vozpópuli que Wanda Hotel Development, la división del holding de Wang Jianlin que figura como propietaria del Edificio España, reunió de urgencia a su consejo de administración al día siguiente de la fecha límite para que se llevara a cabo el pago para tomar una decisión al respecto.

Wanda barajó romper el contrato

Sobre la mesa se plantearon dos alternativas: resolver el contrato firmado en noviembre y tomar, en concepto de indemnización, los seis millones de euros adelantados por Baraka o bien negociar con el comprador una prórroga para efectuar el depósito de los 14 millones.

En aquella reunión del 29 de diciembre, la venta del Edificio España estuvo por completo en el aire, fuera del alcance de Casanova, que nada hubiera podido hacer si el consejo de Wanda Hotel Development hubiera optado por romper el contrato por causa de incumplimiento. Sin embargo, la filial del holding chino optó por dar una nueva oportunidad, puede que la última, al comprador.

A la decisión de hablar con Baraka siguió una intensa negociación para tratar de dejar plasmado un nuevo escenario antes de fin de año. El acuerdo se alcanzó a última hora del pasado viernes: el holding de Casanova dispondrá de unos días más para depositar los 14 millones. De lo contrario, es muy posible que la paciencia de Wang Jianlin quede definitivamente colmada.

Una operación con pérdidas

Según la documentación que en su día remitió Wanda a las autoridades de Hong Kong, la venta del Edificio España a Baraka, en las condiciones pactadas, supondrá para el holding chino pérdidas de algo más de 25 millones de euros, pese a que el precio pactado es algo superior a los 265 millones que Wang pagó a Santander en 2014 por el rascacielos. El efecto divisa, derivado de la caída del dólar de Hong Kong, ha provocado que sólo en 2015 el inmueble generara pérdidas para Wanda superiores a los 54 millones de euros.

El holding chino decidió poner a la venta el activo después numerosos desencuentros con el Ayuntamiento de Madrid acerca de la reforma prevista por Wanda para que el Edificio España albergara un hotel de lujo, un complejo de apartamentos de alto standing y una zona comercial. La oposición del Consistorio a que Wanda derribara la fachada principal del inmueble se convirtió en un obstáculo insalvable.

Para sorpresa del mercado inmobiliario, la oferta de Baraka convenció al propietario del rascacielos que, a buen seguro, no contaba con que la operación tuviera tantas peculiaridades. Por el momento, Trinitario Casanova, que también pretende convertir el rascacielos en un hotel, ha salvado una situación límite. Pero la operación pende de un hilo.

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