Quantcast

Empresas

Cuenta atrás para el AVE a La Meca: el Gobierno saudí lo quiere operativo en seis meses

Tren de Talgo en la fábrica de Las Rozas, preparado para ser enviado a Arabia Saudí

El año que acaba de empezar está señalado para ser el de la línea de alta velocidad entre La Meca y Medina, uno de los proyectos de ingeniería más ambiciosos del mundo. Teóricamente, si nada se tuerce, a finales de año las balas hechas trenes por Talgo en su planta de Las Matas recorrerán ya llenas de pasajeros los algo más de 450 kilómetros que separan las ciudades santas de Arabia Saudí. El trazado completo no estará a tiempo para la próxima peregrinación pero es posible que el tren ya sea en parte protagonista de la misma.

A finales de año, el director de proyecto del denominado ‘AVE de los peregrinos’, Bassam Ghulman, aseguró en un acto institucional celebrado en La Meca que los trabajos de la línea están notablemente avanzados, hasta el punto de que para completar el trazado apenas restarían unos 10 kilómetros, en torno a las ciudades de La Meca y Jeddah, dos de las paradas del recorrido.

Ghulman precisó que en apenas dos meses estará listo el trazado completo, aunque aún no estará disponible para que los trenes circulen con pasajeros a lo largo de todo el recorrido. El jefe de proyecto confirmó que el objetivo es que el AVE La Meca-Medina comience sus operaciones a finales de 2017 pero también apuntó que su puesta en marcha será progresiva, de modo que algunos tramos podrían estar en servicio en el plazo de seis meses.

Teóricamente, el consorcio Al-Shoula, compuesto por 12 empresas españolas y dos locales y liderado por las públicas Renfe y Adif, debería haber entregado el proyecto antes de la finalización de 2016. Sin embargo, la historia de este histórico contrato, valorado en más de 6.000 millones de euros, ha estado plagada de dificultades. El último hito fue el acuerdo alcanzado con el Gobierno local para extender el plazo de entrega de la línea.

Pendientes de lo económico

Una circunstancia que contribuyó en parte a aliviar las tensiones entre los miembros del consorcio, que ya veían peligrar los avales que depositaron en su día y que el cliente podría haber ejecutado por no haber entregado a tiempo el proyecto. Hace poco más de dos años, el consorcio ya estuvo a punto de quedarse sin contrato debido a la indignación del cliente por los retrasos acumulados en la ejecución de las obras.

Ahora, una vez extendido el plazo, una cuestión que estaba ya planteada en anteriores acuerdos entre el cliente y el consorcio, todo parece indicar que no habrá más sobresaltos. Al menos, en lo que se refiere a la ejecución de los trabajos. Otro asunto bien distinto será el de la rendición de cuentas, que por esa parte las cosas no están tan claras.

Porque el citado pacto con el Gobierno saudí también contempla un reconocimiento de sobrecostes por parte del cliente valorado en unos 160 millones de euros, que apenas satisfacen las reclamaciones de los miembros del consorcio. Sin embargo, en este punto no se vislumbra una solución sencilla.

Si no media un pequeño milagro en forma de negociación, la marca España podrá enorgullecerse de poner una nueva bandera en un ambicioso proyecto de ingeniería en el mundo, como en el caso de la ampliación del Canal de Panamá, pero no podrá evitar que sea un agujero por el que se escapen cantidades que podrían superar los 700 millones de euros.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.