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"El boom turístico de Cuba es ficticio, y los españoles mantendrán su posición de dominio"

The Rolling Stones llegan a Cuba, nuevo signo de la apertura de la isla caribeña

La apertura entre Cuba y Estados Unidos hecha oficial después de la visita de Barack Obama, primera visita de un presidente norteamericano en 88 años a la isla, suena a 'revolución' para Cuba y su mercado turístico. Para los americanos, la locura por llegar a la isla es ahora total, y se resume en la frase "I want to see Cuba before it changes". El destino es en estos meses una novedad en las agencias de viajes norteamericanas, y la visión de un lugar "congelado en el tiempo" y lleno del romanticismo que exudan sus edificios destartalados y sus coches soviéticos captura la emoción de muchos americanos. Esto supondrá necesariamente un cambio en el sistema turístico de la isla, que en la actualidad recibe un millón de turistas canadienses al año con británicos, italianos y españoles superando ampliamente las 100.000 visitas anuales.

El mallorquín Javier Coll, vicepresidente de la cadena norteamericana Apple Leisure Group, cree sin embargo que nos encontramos ante un "boom ficticio" causado por la carga emocional política y el impacto de la novedad cubana. "Es cierto que Cuba va a ser una competencia brutal para el área porque tiene 500 kilómetros de playa y sólo 270 hoteles, con una tasa mucho más baja que sus competidores del área. Pero no es menos cierto que hay un embargo y una ley que impide los negocios norteamericanos en el país. Eso no lo va a poder cambiar Obama antes de marcharse porque tiene la oposición de los republicanos. El camino será lento y los inversores españoles y canadienses tienen ventaja". Coll es de la opinión de que, una vez esfumado el fervor inicial de muchos por conocer un sistema político antagónico, acabará quedando "Cuba como destino de playa, donde tiene que competir con todos los destinos crecientes en la zona, incluso con otros nuevos que operan para el mercado sudamericano y donde nosotros estamos presentes, como Cartagena de Indias en Colombia".

El parque hotelero cubano está necesitado de inversión, con muchos desarrollos que están dirigidos por el propio Estado cubano. Pero nada se hará de la noche a la mañana por las características del país. El gobierno cubano ha decidido no vetar el negocio turístico a los grupos hoteleros, sino permitir también que la ciudadanía pueda acoger a personas mediante un régimen de apartamentos turísticos, en sus propias viviendas, colaborando en la economía de subsistencia de buena parte de sus ciudadanos.

"Nosotros enviamos paquetes turísticos a cuba desde octubre, son pocos pero están sobrevendidos", asegura el empresario español. "Cualquier negocio relativo con la propiedad va a tardar tiempo porque ni el gobierno cubano ni el americano se van a poner de acuerdo a corto plazo. Tengamos en cuenta que seguirán los problemas legales para toda familia o empresa USA que pretenda operar directamente en el país". Hasta que eso no se resuelva, el statu quo actual se seguirá manteniendo, con las grandes empresas españolas en buena posición. Meliá tiene 28 hoteles en Cuba en 8 destinos distintos. Barceló, NH, Iberostar, Globalia... la lista de intereses turísticos españoles en la isla es amplia.

El embargo sigue dificultando por ley que un inversor americano haga negocio libremente en Cuba

Apple Leisure mueve promociones turísticas por toda América, centradas en un mercado norteamericano creciente, voraz y dinámico. "Los estadounidenses disfrutan como mucho de cinco días de vacaciones seguidas de modo habitual. Por ello no suelen aceptar viajes que les supongan más de 4 horas de avión". Los cubanos, por su parte, observan al cliente americano con avidez: "En Estados Unidos los 'tips' (propinas) son generosos mientras que los clientes españoles no los dan". Aunque bajo los regímenes estrictos del embargo los ciudadanos americanos no podrían visitar la isla, existen 12 'justificaciones' por las que sí pueden hacerlo, bajo argumentos religiosos, educativos y de otros tipos.

España no quiere perder comba

Las empresas españolas se encuentran con la necesidad de seguir siendo relevantes para el país, y la parálisis política perjudica el feedback institucional necesario en una economía intervenida. Los americanos "bailarán con la música que nosotros pongamos", ha dicho el ministro de Turismo cubano, Manuel Marrero, pero en la empresa española se teme que La Habana prefiera al aliado natural norteamericano olvidando las décadas de colaboración con la empresa turística española. 

"Cuando la fiebre política pase, el país quedará sobre todo como un destino de playa"

En los grandes polos turísticos caribeños, como Punta Cana o Cancún, "el mercado americano suele ser la mitad del total, pero en Cuba es insignificante", asegura Coll. "Es nuestra labor y la de otros touroperadores dinamizarlo, porque el mercado europeo puede ir variando entre unas temporadas y otras en la zona, pero el estadounidense sólo tiene una tendencia ascendente".

¿Podría quedar el tema encauzado antes de la marcha de Obama en noviembre? "Es imposible, los republicanos tienen capacidad de bloqueo y no van a permitir que Obama se apunte el tanto antes de irse".

Inversiones en Caribe

El área caribeña se muestra dinámica, en busca de inversiones por todo el globo, las mismas que Coll y su equipo vinieron a recabar al último Fitur en Madrid, donde encontraron inversores con la capacidad de poner "los 40 millones de dólares que se aporta en un principio para iniciar un negocio de este tipo". El objetivo es cubrir también al turismo sudamericano, con el gigante Brasil y otros grandes como Argentina o Chile. "Son muchos millones de personas, y aunque en estos momentos estas grandes economías se encuentran en situación complicada, ante poblaciones tan grandes siempre va a haber muchos que puedan permitirse unas vacaciones caribeñas en sus épocas invernales". Para las zonas del sur del Caribe, como las colombianas, Estados Unidos pilla ya muy lejos

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