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El CEO de Caja 3 vetó la fusión con Kutxabank para tener una silla en el Consejo de Ibercaja Banco

Luis Miguel Carrasco (primero por la derecha), junto al presidente de Ibercaja y la cúpula de Caja 3 el día de la firma de la primera fusión entre ambas entidades

Recorre, por segunda vez, el camino de la fusión con Ibercaja. Una operación auspiciada por los políticos aragoneses y obligada por su consejero delegado Luis Miguel Carrasco. Su personalismo impidió la unión de Caja 3, la fusión de Caja Badajoz, CAI y Cajacírculo de Burgos, con Kutxabank, pese a que la oferta presentada por la entidad que preside Mario Fernández era "más atractiva que la de Ibercaja", según reconocen fuentes conocedoras del proceso.

El veto de Carrasco fue determinante para impedir que se pudiera llegar a un acuerdo con Kutxabank. "Su presentación ante el presidente Vicente Ruiz de Mencía, y los dos vicepresidentes Juan María Pemán y Francisco Manuel García evidenció que su único interés era retomar el proceso con Ibercaja. No encontró nada positivo en el resto de ofertas", aseguran conocedores de esos encuentros. Según estas fuentes, la operación con Kutxabank hubiera dejado a Carrasco fuera de la primera línea directiva de esa nueva entidad fusionada. 

Esta situación no sucede en la operación con Ibercaja. Pese a que Caja 3 apenas tendrá un 12,5% de representación en Ibercaja Banco, Luis Miguel Carrasco se ha asegurado una silla en el futuro consejo de administración de la entidad fusionada, que presidirá Amado Franco, máximo responsable de Ibercaja. "Sus aspiraciones son mayores una vez que se haya jubilado Franco", explican desde algunos despachos de Caja 3. Además, Carrasco será junto a José Luis Aguirre, director general de su futuro socio, quienes dirijan el proceso de integración que se completará a lo largo del próximo diciembre. Hasta entonces, Caja 3 se comportará como una filial de Ibercaja. 

La labor de Carrasco, director general de la CAI desde 2010 (anteriormente era el delegado de Deloitte en Aragón), es duramente cuestionada desde el interior de la entidad. Incluso los principales sindicatos de Caja 3 están terminando de perfilar una petición a la Fiscalía Anticorrupción para que investigue a la cúpula directiva del grupo a la que acusan del deterioro económico de un grupo que recibirá 407 millones del rescate europeo y tendrá que traspasar todo su ladrillo tóxico al banco malo.

Carrasco mantuvo contactos con Mario Fernández durante el pasado diciembre. Al igual que con Jaime Guardiola y Juan María Nin, CEOs del Sabadell y Caixabank, respectivamente, como adelantó este diario el pasado 10 de diciembre. En ese momento, Caja 3 ya había vuelto a retomar las negociaciones con Ibercaja. La entidad liderada por la CAI estaba necesitada de un socio para cumplir con las exigencias de capital detectadas por el examen de Oliver Wyman para evitar su posible nacionalización.

La oferta de Kutxabank era más global que la planteaban Sabadell y Caixabank, más interesados en una porción del negocio de Caja 3. Así, Guardiola mantuvo varios encuentros con Carrasco para explorar la compra de Caja Badajoz con el fin de completar su red en Extremadura, mientras que Nin pujó fuerte por la compra de la red en Aragón. La fusión de las tres cajas vascas aspiraba, sin embargo, a consolidar su red en Castilla y León, especialmente en Burgos, mediante la adquisición de la red de Cajacírculo. La operación suponía compartir la hegemonía de un mercado, como el aragonés, que había quedado fuera del dominio de los grandes bancos.

"La competencia con Ibercaja hubiera sido dura, sin duda. Pero, los directivos de las antiguas cajas prefieren competir con otro ex-cajero que ante un gran banco. Y más en un negocio, como el aragonés, tradicionalmente copado por dos cajas de ahorros", reconocen fuentes del sector.

Para Caja 3, la operación con Kutxabank hubiera tenido más sentido estratégico. En especial, desde el punto de vista laboral, el ajuste de plantilla y red no hubiera sido tan traumático dado que no existe tanto solapamiento de sucursales como sucede al tener a Ibercaja como socio. De hecho, la mayor parte del ajuste de plantilla se efectuará en Aragón, donde Ibercaja y CAI duplican sucursales y servicios centrales. "Gran parte de las 593 salidas de trabajadores que planteó la empresa en diciembre se concentraban en Aragón", explican fuentes sindicales de Caja 3. Tras el rechazo de esta primera propuesta de ERE, ambas partes mantendrán otra reunión esta semana en Madrid para flexibilizar el proceso y reducir el número de despidos.

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