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Los nacionalistas temen perder influencia y poder en el nuevo 'superregulador'

Arranca la cuenta atrás para la creación de la nueva Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y los dos principales partidos nacionalistas, CiU y PNV, se han puesto muy nerviosos.

La avalancha de enmiendas que estos dos partidos, así como de PSOE, IU y ERC, serán pasadas por el rodillo de la mayoría de la que goza el PP. En unas semanas, el proyecto de Ley volverá al Congreso y el Gobierno ya ha comunicado a la Comisión Europea, en el envío de su plan de reformas, de que la norma estará aprobada en junio y el nuevo superregulador estará operativo en octubre.

El PP ha intensificado las negociaciones con los partidos nacionalistas para fijar el reparto de consejeros entre los diez (nueve más el presidente) que tendrá la CNMC. CiU ha reclamado al PP contar con dos miembros, para no perder la influencia que ahora posee (un consejero en la CMT y otro en la CNE).

El grupo catalán, además, pedirá en el Congreso, al igual que ha hecho en el Senado a través de las enmiendas, que se refuercen las competencias en telecomunicaciones que se quedarán en la subsede de Barcelona (sede ahora de la CMT) y que no se unifiquen todas las comisiones de regulación en una sola, tal y como prevé la Ley. Esto restaría competencias a la Ciudad Condal en 'telecos'.

El PNV, por su parte, cuenta también con dos consejeros (uno en la CMT y otro en la CNE), pero como mucho conseguirá retener uno para la nueva CNMC, según confirman a Vozpópuli en fuentes políticas, que además señalan que la batalla del grupo vasco por intentar contar con una subsede en Bilbao con competencias energéticas está más que perdida, máxime en un momento de alta tensión con el PP por la negociación del pacto de estabilidad en el País Vasco.

La oposición en pleno quiere evitar que el PP dote a la CNMC de tanto poder centralizado y exige que haya al menos tres comisiones de regulación

Pero mientras se intensifican los contactos con el PP para el reparto de consejeros, los dos grupos nacionalistas temen que el Gobierno aproveche la llegada al Congreso de la Ley para reforzar el poder centralizado de la CNMC en detrimento no sólo de la subsede de Barcelona sino también de la propia independencia del regulador.

De hecho, es un clamor entre todos los partidos de la oposición el hecho de que la unificación de la mayoría de las comisiones de regulación en una sola dejará en manos del superregulador y de su consejo, manejado por el PP, todas las competencias de los sectores estratégicos.

La Comisión Europea ya alertó en su día de la excesiva concentración de poder de la CNMC en España, pues sólo quedarían fuera de su ámbito de actuación el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

La oposición en pleno pide, al menos, que se mantengan tres comisiones de regulación, que el nuevo organismo no invada competencias ahora en manos de la comunidades autónomas y que se proteja más a los consumidores, los grandes olvidados de esta reforma.

De lo que no hay duda es de que, con o sin apoyo de CiU al PP, el nuevo regulador nace sin el más absoluto consenso entre los partidos políticos y con una preocupante concentración de poder en manos del partido en el Gobierno.

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