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Blablacar dispara un 50% sus viajes pese a cobrar comisión e impulsa a su competencia

Un 'selfie' de usuarios de Amovens subido a su Twitter

El fenómeno del coche compartido (carsharing) no para de crecer en este 2014, convirtiéndose de lejos en el modo de transporte de media y larga distancia más dinámico en estos momentos en España. Es un fenómeno totalmente unido a la marca Blablacar, empresa francesa que ha pasado en unos poco años de ser una pyme sin ingresos a captar 100 millones de euros de fondos para su expansión internacional. Este diario ya adelantó en noviembre de 2013 que los franceses cobrarían comisión por sus viajes en España a lo largo de este 2014, además de obligar a reservarlos mediante un pago con tarjeta similar al que se produce cuando compramos un billete de tren o de autobús. En la primavera comenzaron las experiencias piloto, que se han ido extendiendo poco a poco, cubriendo más rutas. Y el resultado, de momento, da la razón a su CEO Frédéric Mazzela, quien pensaba que no afectaría al apetito de la gente por viajar con ellos. Según datos de la propia empresa, sus viajes han crecido un 50% desde que empezó el pago adelantado con comisión, aproximadamente hace seis meses. A finales de verano, todos los trayectos se reservaban ya con tarjeta.

Sin embargo, otros muchos miles de usuarios están prefiriendo seguir viajando con un concepto más puro de 'carsharing', sin intermediación financiera y, obviamente, sin tener que pagar comisión. Esto es lo que les ofrece Amovens, empresa española compuesta por apenas unos pocos empleados y que se dedica exactamente a lo mismo que la francesa: servir de intermediaria entre conductores que desean compartir su vehículo para viajes, y pasajeros convencidos de que este método es más barato, más rápido y más social. Amovens asegura estar viviendo una auténtica edad de oro desde que Blablacar instauró los viajes a comisión, que se manifiesta en crecimientos exponenciales de sus usuarios y los viajes que comparten. Así, si en mayo de este año se publicaron en su página 4.466 trayectos (144 por día) en octubre ya han sido 30.980 (1.000 por día). Y de los 6.338 contactos entre pasajero y conductor que registraron en mayo, este octubre se ha multiplicado hasta 125.000.

Algunos pasajeros prefieren el pago adelantado por la seguridad que da y otros pagar en mano al conductor sin pagar comisión

Estos datos reflejan el apetito de los usuarios por compartir coche frente a los autobuses tradicionales, que ya intentaron hace unos meses bloquear esta actividad alegando 'competencia desleal' al igual que en el caso de los taxis Uber, y que de momento no han tenido éxito. El 'carsharing' es tan imparable que el CEO de Amovens, el jovencísimo Diego Hidalgo (31 años), se muestra convencido de que cuanto más gente conozca a los franceses y los use, mejor le viene a Amovens, que recoge parte de la 'clientela' de Blablacar que conoce este servicio pero no está dispuesta ni a pagar comisión ni a meter su número de tarjeta. Las comisiones que se están cobrando por viajes de Blablacar son en ocasiones importantes, pues en un viaje de 7 euros pueden encarcerlo hasta 10. Sin embargo, son también una manera de que la empresa gane dinero, y por tanto pueda pagar impuestos a Hacienda por su actividad económica. Por no hablar de que aportan una seguridad, tanto a los conductores como a los pasajeros, de que el viaje se va a realizar, mientras que con el método 'mano a mano' todo se resuelve siempre en el último minuto. "Muchos usuarios valoran positivamente el sistema de pago previo por la fiabilidad que aporta", ha dicho a este periódico el director general de Blablacar para España y Portugal, Vincent Rosso.

¿Ganar dinero?

En Amovens, por su parte, garantizan que su modelo de negocio es diferente al de Blablacar y que, por tanto, no van a cobrar 'comisiones de gestión' por intermediar entre conductores y pasajeros. No en vano, su modelo para lograr la rentabilidad se centra más en "aportar soluciones de movilidad con coche compartido a empresas privadas e instituciones", algo que ya están haciendo dentro y fuera de España, con colaboraciones con empresas como Ericsson, Bassat Ogilvy, Ford o Banc Sabadell. La universidad, otra de las canteras sociológicas del coche compartido y de la nueva economía colaborativa, también está trabajando con ellos. Por aquí buscan los ingresos estos jóvenes emprendedores tecnológicos españoles, que curiosamente están en España desde bastante antes que Blablacar aunque su crecimiento no ha sido ni mucho menos tan vertiginoso.

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