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Cinco razones por las que la gran banca española quiere quedarse con Bankia

José Sevilla, consejero delegado de Bankia.

Una vez más, Bankia vuelve a estar en el centro de casi todas las miradas dentro del sector financiero español. Pero al contrario que en otras ocasiones, en este caso es por buenos motivos; al menos para el contribuyente. Los buenos resultados del tercer trimestre del año muestran a una entidad que gana cada vez más dinero y que ha logrado deshacerse de la mayor parte de los activos improductivos que lastraban su balance.

Estos avances del banco presidido por José Ignacio Goirigolzarri no han pasado desapercibidos para los tres grandes bancos nacionales (Santander, BBVA y Caixabank), máximos candidatos por razones de tamaño y capacidad financiera para recomprarle al FROB una participación mayoritaria y de control en Bankia. Y es que la entidad se ha convertido en una pieza muy valiosa dentro del conjunto del sistema financiero.

Aunque el consejero delegado de Bankia, José Sevilla, ha descartado el interés de sus principales competidores por comprarles, y ha señalado que su paradigma para realizar la desinversión del Estado en la entidad rescatada será como el del británico Lloyd's (es decir, vender en pequeños paquetes de acciones), a día de hoy resulta difícil vislumbrar algún posible comprador al margen de los tres grandes que pudiera pagar una gran parte de los más de 22.000 millones de euros invertidos en recapitalizar el banco.

A priori, el Estado tiene fijado a finales de 2017 el plazo máximo para desinvertir toda su participación en Bankia (un 63,85%). Pero hay una ventana abierta a que este plazo se pueda prorrogar, toda vez que la fecha límite no forma parte del acuerdo firmado en el Memorandum de Entendimiento, sino que es legislación española susceptible de ser modificada en el Congreso con una mayoría simple. Cada vez más voces dentro del sector financiero apuestan por posponer la venta, toda vez que el ciclo económico parece haberse revertido y a medida que pase el tiempo Bankia será capaz de valer más y, por lo tanto, se podrá recuperar más de la inversión pública.

La intención de los actuales dirigentes de Bankia pasaría por mantenerse en la gestión de la entidad aunque ésta pasara de manos públicas a privadas. "Por tamaño y fortaleza no estamos cómodos con las fusiones y tenemos vocación de ser independientes", ha asegurado Sevilla. Sea como fuere, y a diferencia de lo ocurrido durante los peores años de la crisis, Bankia parece mostrar al menos cinco razones para ser la entidad más cotizada en la inminente ronda de fusiones que la banca española vivirá en los próximos meses y años.

Potencia comercial pese a los tipos en mínimos

Los resultados de Bankia publicados este lunes (855 millones de beneficios, un 7,3% más que un año antes) muestran la potencia comercial de la entidad presidida por Goirigolzarri en un entorno de tipos de interés en mínimos históricos. En lo que va de año se ha logrado captar más depósitos de clientes, se han incrementado un 57% los nuevos créditos a empresas y consumo y se han disparado las ventas de servicios financieros de mayor rentabilidad (ver gráfico inferior): seguros (19,2%), fondos de inversión (55,9%) y TPV (47,6%).

Estos incrementos en la comercialización de productos y servicios han supuesto un vuelco al tradicional diferencial negativo que tenía Caja Madrid-Bankia respecto de los grandes bancos privados: sus redes comerciales eran capaces de vender menos seguros, tarjetas, TPV, etc, que sus principales competidores. Pero desde 2013 ese diferencial se ha dado la vuelta y no ha dejado de crecer en favor de Bankia, cuya red de oficinas se dedica ahora en su mayoría a este tipo de comercialización, dejando la operativa básica en las llamadas oficinas ágiles.

Poca morosidad y alta cobertura del riesgo

La recapitalización pública llevada a cabo en Bankia permitió sanear y cubrir aquellos riesgos presentes en los activos más problemáticos de la entidad. Desde entonces, la misma se ha dedicado a deshacerse de activos tóxicos (traspasados en su mayoría al Sareb) y a vender gran parte de sus inversiones no estratégicas por mandato de Bruselas. Esto ha dado como resultado un balance cada vez más saneado y con activos de mayor calidad.

Entre diciembre de 2013 y septiembre de 2015, el saldo de activos dudosos (con algún tipo de impago) se ha reducido desde los 20.000 millones hasta los 14.100 millones, y el banco se sitúa por debajo de entidades como Popular, Santander, BBVA y Caixabank. Tal y como ya explicó este diario, la existencia y permanencia de estos activos "improductivos" en los balances de la banca (unos 238.000 millones) supone un lastre para las entidades, toda vez que consume recursos económicos y humanos y no les permite centrarse en su actividad ordinaria.

En ese mismo periodo, además de reducir el volumen de activos problemáticos, se ha incrementado la llamada tasa de cobertura de los mismos; es decir, el porcentaje de activos respecto del total que tienen algún tipo de provisión guardada. La actual tasa de cobertura de Bankia es del 61,7%, lo que la sitúa como la entidad más saneada del sector financiero español (BBVA, 60% y Santander, 47,8%). Toda una red de seguridad para cualquier posible inversor interesado en comprar.

Todo un tesoro en deuda pública

Entre 2012 y 2013, cuando la deuda pública española sufría los ataques de los inversores internacionales y la prima de riesgo alcanzaba niveles de récord, las autoridades empujaron a BFA-Bankia a beneficiarse de las barras libres de liquidez del BCE y emplearlas para adquirir deuda pública española. Así se ayudaba a financiar al Estado, pero a la vez se fue generando una cartera de 29.800 millones de euros (la cartera ALCO) que gracias a la caída posterior de la rentabilidad del bono español ha permitido unas sustanciosas plusvalías de más de 2.000 millones de euros.

Cierto es que la cartera de renta fija de Bankia cuenta con otras inversiones que no están resultando tan provechosas (los bonos entregados por el Sareb tras el traspaso de sus activos), si bien no tienen el volumen ni las minusvalías son comparables al negocio logrado por la entidad nacionalizada con su compra masiva de bonos del Tesoro. Los inversores conocen perfectamente el valor latente en ese lado del balance de Bankia. Aunque esos bonos habrán de vencer en algún momento y serán refinanciados en condiciones no tan ventajosas, la deuda pública es una de las joyas escondidas en el balance del banco.

Gastos al mínimo

La reestructuración forzada por las autoridades europeas a BFA-Bankia dio sus frutos, y convirtió al banco nacionalizado en uno de los más rentables (en términos de ingresos respecto a recursos empleados) de todo el sistema financiero español. Desde que Goiri aprobó su Plan Estratégico, ya amortizado, la obsesión de la entidad ha sido soltar lastre y reducir gastos. Tanto es así que el ratio de gastos/activos es en Bankia de 1,95%, frente a un 2,66% del conjunto de sus principales competidores.

Así, Bankia es prácticamente un 50% más rentable y eficiente que sus pares. Hacen falta menos recursos económicos para generar un mismo nivel de ingresos, lo que supone toda una garantía de que la entidad será capaz de seguir generando márgenes de intereses en un futuro al menos a medio plazo.

Una solvencia muy por encima de la media

Ya lo mostraron los test de estrés del BCE del pasado año, pero trimestres a trimestre se consolida la solvencia de Bankia una de las más altas no solo de la banca española, sino europea. La rentabilidad del banco y su limitación a la hora de entregar dividendos a los accionistas han permitido al mismo reforzar sus niveles de capital hasta situarse en los puestos más destacados, por encima de los grandes del sector.

Más allá de la calidad de los créditos, y más allá de la morosidad, son el capital y su porcentaje respecto al total de activos el indicador por antonomasia que determina la capacidad de resistencia de un banco. Y en eso pocos superan al banco nacionalizado. Una vez resueltas las dudas respecto a los DTA que investigaba Bruselas, a día de hoy Bankia cuenta con un ratio de capital regulatorio (CET1 Phased-in) del 13,2%. Este mismo indicador, en el caso de BBVA y Santander no supera el 11,7% y el 12,39%, respectivamente.

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