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Las empresas de transporte por carretera preparan una guerra de precios para competir con Renfe

Autocares de la compañía Alsa estacionados en una terminal española.

Gracias a la nueva política tarifaria de Renfe Operadora, es posible encontrar en la alta velocidad precios que igualan o superan ligeramente el billete de autocar, más lento e incómodo. En enero, la ministra de Fomento Ana Pastor anunció una bajada general del 11% en los precios de todas las relaciones de AVE. Es verdad que, tras un inicio renqueante, el aumento de pasajeros ha sido brutal, especialmente en agosto, mes en que el número de usuarios que tomaron el AVE creció un 43,5% con relación al mismo mes del año pasado. Y eso a pesar del terrible accidente de Santiago del 24 de julio, con 79 muertos.

Renfe celebra esta increíble subida porcentual del tráfico en el AVE, que en julio también ascendió un 30%. Se especula asimismo con un aumento de ingresos del 20% en la alta velocidad en agosto. Una gran fiesta a la que no se han sumado las compañías de transporte interurbano por carretera, que ven cómo la operadora estatal les hace una competencia feroz. Por eso, según varias fuentes del sector, los autocares, especialmente los que cubren los mismos trayectos que el AVE, preparan una guerra de precios.  

Se trata de una batalla de costes que, si bien puede beneficiar al usuario temporalmente, también puede acabar perjudicando tanto a las propias transportistas como a Renfe. En Asintra, la patronal del transporte de viajeros por carretera, se cree que hay una “invasión de competencias”. Según los datos de la asociación, hay rutas de autocar que habrían caído casi el 30% este año, pérdida motivada por los bajos precios del AVE. Se ha notado la puesta en funcionamiento de alta velocidad en Alicante o Girona.

Situación crítica

Aunque el desplome del transporte por carretera viene siendo una constante desde 2007, “la cosa se agravó en 2012 y se ha terminado por desbocar en lo que va de 2013”, añaden en Asintra. “Así que algo habrá que hacer”. Además de las suculentas ofertas que se publican en la web de Renfe, hay nuevas opciones, como la de coger una mesa (cuatro personas) a precios más que razonables: unos 15 euros por persona por un tren Avant entre Valladolid y Madrid, unos 50 euros el pasaje de ida y vuelta del AVE Madrid-Alicante… Billetes que el autobús se propone rebajar para no perder más cuota de mercado. 

Sin descartar una posible denuncia por “dumping” –el presidente de Asintra, Rafael Barbadillo, viene denunciando desde hace meses la situación desde que Pastor anunció la nueva política tarifaria-, las transportistas entienden que Renfe les hace la competencia por otras vías, como la de incluir el Cercanías en los billetes de Larga y Media Distancia. La patronal ha pedido en varias ocasiones la privatización de Renfe Operadora y más mano dura en el caso de la Comisión Nacional de la Competencia

La relación entre el autobús y el tren no termina en el conflicto por los precios: muchas de las transportistas, especialmente las grandes como Alsa o el Grupo Avanza, pero también otras menores como el Grupo Aisa, acechan la recién estrenada liberalización ferroviaria. A estas empresas les interesa la segunda fase de la apertura de Renfe a la competencia, en la que se prevén adjudicar trayectos deficitarios (las llamadas Obligaciones de Servicio Público) por concesión. Por eso las compañías de transporte por carretera se afanan estos días por obtener la licencia ferroviaria que otorga Fomento. 

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