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Abengoa ofreció a Benjumea despacho, secretaria y transporte tras su cese

Felipe Benjumea, expresidente de Abengoa, y parte del contrato de prestación de servicios.

Abengoa se comprometió con Felipe Benjumea a que éste dispusiera de un despacho similar al que había ocupado siendo presidente del grupo, secretaria y medio de transporte el mismo día en el que cesó en su cargo, el 23 de septiembre de 2015.

La multinacional energética ofreció a Benjumea un contrato de prestación de servicios, hasta el 31 de diciembre de 2016, por el que recibiría un millón de euros. El contrato, al que ha accedido este diario, fue firmado en Madrid por el empresario y Mercedes Gracia -nombrada consejera independiente de Abengoa en 2005- minutos después de que Felipe Benjumea fuera cesado como presidente de la multinacional energética en el consejo de administración celebrado aquel 23 de septiembre de hace dos años. Como indemnización por su cese, el expresidente de la compañía percibió 11,5 millones de euros.

Abengoa "valora excepcionalmente la dilatada experiencia y conocimientos técnicos del señor Benjumea, su profundo conocimiento de los negocios de Abengoa, a los que ha contribuido de forma extraordinaria durante más de dos décadas, su extraordinaria dedicación al servicio de la Sociedad, los numerosos méritos acreditados a lo largo de ese periodo", expone la multinacional sevillana en el contrato de prestación de servicios. Por las razones mencionadas, continúa el texto del contrato, "Abengoa desea mantener la vinculación con el señor Benjumea y seguir contando con su colaboración y asesoramiento en el futuro, si bien bajo la condición de asesor del Consejo de Administración (...)".

Para la prestación de los servicios que ofrecería Benjumea a la compañía que fundó su padre a mediados del siglo pasado, Abengoa se comprometió a que éste dispusiera "de los medios personales, profesionales y organizativos necesarios para llevar a cabo de forma idónea" sus nuevas funciones.

El contrato establecía que Benjumea organizaría sus funciones como él estimase conveniente

El expresidente tendría a su disposición "un espacio equivalente al que tenía hasta la fecha dentro de las instalaciones de la sociedad [Campus Palmas Altas, Sevilla] para que éste pueda desempeñar los servicios". Abengoa también le dotaría de "servicios secretariales" así como de "medios de transporte y cualquier otro medio equivalente a aquellos de los que hubiera venido disponiendo con anterioridad a su cese como presidente ejecutivo del consejo de administración". Por último, Benjumea tendría "acceso a los directivos de la Sociedad y al personal relevante en cuanto sea preciso para llevar a cabo su labor de asesoramiento y consultoría".

El contrato establecía que Benjumea prestaría dichos servicios "organizando de forma autónoma y como considere oportuno su propia actividad profesional".

Felipe Benjumea ha asegurado que no llegó a percibir el millón de euros acordado en el contrato de prestación de servicios. No obstante, el contrato expone que éste podría terminarse "anticipadamente por cualquiera de las partes (...)" y que en el caso de terminación anticipada a instancia de Abengoa, "el señor Benjumea tendrá derecho a recibir un importe equivalente a toda la retribución que hubiera percibido de haberse mantenido el contrato en vigor hasta su término". En el supuesto de que el contrato finalizara por voluntad de Benjumea éste "únicamente podrá reclamar la retribución devengada hasta la fecha de terminación del contrato".

Declara Benjumea

Hoy martes está previsto que Felipe Benjumea declare en el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional como imputado por presunto delito de administración desleal. El expresidente del grupo percibió 11,5 millones de euros en 2015 como indemnización por su cese, además de cerca de cinco millones como retribución por ese ejercicio.

El lunes declaró el exconsejero delegado, Manuel Sánchez Ortega. De acuerdo a fuentes presenciales en el proceso, Sánchez Ortega, que recibió una indemnización de 4,5 millones, aseguró que hubiese preferido "no firmarlo", pero que se trataba de una obligación legal. 

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