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AVE a La Meca: la tensión en Arabia Saudí frustra el viaje de De la Serna para negociar más sobrecostes

El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna

La visita a Arabia Saudí del ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, para tratar de primera mano asuntos relacionados con el AVE La Meca-Medina, deberá esperar una mejor ocasión. Desde el punto de vista del proyecto no había una mejor, toda vez que los últimos ensayos sobre raíles han demostrado que los trenes fabricados por Talgo son capaces de circular a más de 300 kilómetros por hora en condiciones meteorológicas complicadas. Pero el plano político manda y éste no es precisamente el más indicado.

Los planes de De la Serna pasaban por aprovechar el hito de los ensayos para realizar una nueva visita a Riad y tratar de aprovechar el clima positivo generado por la buena marcha del proyecto, que está en su recta final, para negociar de nuevo el asunto de los sobrecostes en los que ha incurrido el consorcio español (liderado por las públicas Renfe, Adif e Ineco) que se encarga el principal contrato.

A finales del pasado año, las partes alcanzaron un acuerdo por el que el Gobierno saudí otorgaba más tiempo para finalizar las obras (hasta el primer trimestre del próximo año) y, además, reconocía sobrecostes por un valor aproximado de 250 millones de euros. El acuerdo se ratificó en el viaje oficial realizado por el su Majestad el Rey Felipe VI a Riad, en el que fue acompañado por el ministro y una delegación de empresarios.

Con ser positivo, el acuerdo se queda corto para los intereses del consorcio, cuyos sobrecostes superan con mucho la cantidad que reconoce el Gobierno de Riad. De la Serna veía en el éxito de los ensayos que tuvieron lugar las pasadas semanas una oportunidad de oro para volver a abrir la negociación. Sin embargo, la tensión que se ha instalado en el país durante las últimas semanas hace imposible, por ahora, el viaje.

A comienzos del pasado junio, cinco países de Oriente Medio, encabezados por Arabia Saudí, anunciaron la ruptura de relaciones diplomáticas con Qatar, a cuyo Gobierno acusan de dar apoyo a determinados grupos terroristas con el fin de desestabilizar la región. Riad se ha puesto desde el principio a la cabeza de un movimiento apoyado por países como Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Yemen y Bahrein.

Una circunstancia que ha elevado el clima de tensión en la zona y que ha hecho que el Gobierno saudí se haya visto obligado a tomar muchas decisiones importantes en poco tiempo para vetar determinadas actividades económicas de empresas qataríes en el país, como medida de presión.

En medio de esta particular crisis, hace algo más de dos semanas el Rey Salman tomó la decisión de nombrar a su hijo Mohamed bin Salman como heredero, en detrimento de su sobrino, el príncipe Mohamed bin Nayef, quien había elegido sorprendentemente el primero en la línea sucesoria por Salman en 2015, cuando accedió al trono tras el fallecimiento del histórico Rey Abdalá.

El nombramiento del nuevo sucesor trajo como consecuencia una profunda remodelación del Ejecutivo saudí, incluidos diversos cambios en importantes carteras ministeriales. Los analistas han interpretado la maniobra del Rey Salman como un espaldarazo a los cambios, especialmente de índole económica, que está impulsando en el país, con el fin de que reduzca de forma notable su dependencia del petróleo y se abra progresivamente al comercio internacional.

 

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