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La salida a Bolsa de AENA reservará un pequeño tramo para inversores minoristas

El Ministerio de Fomento prevé que AENA debute en el parqué en noviembre

El pequeño inversor podrá participar en la salida a Bolsa de AENA, prevista para antes de que termine el año después de que el consejo de ministros diera este viernes luz verde a la privatización del gestor aeroportuario. Aunque los detalles de la Oferta Pública de Venta (OPV) aún están por conocerse, está previsto que el Gobierno siga las líneas generales de las privatizaciones que se llevaron a cabo a finales de la década de los 90, en las que hubo una oportunidad para los minoritarios.

No obstante, se prevé que el tramo minorista sea pequeño, entre un 20% y un 25% de las acciones que se pondrán en el mercado, lo que supondrá aproximadamente entre un 5% y un 7% del capital de AENA.

Según lo aprobado por el consejo de ministros, el 49% del capital del gestor aeroportuario público pasará a manos privadas, dividido en dos tramos. El 21% se repartirá entre inversores institucionales que seleccionará el Gobierno tras el pertinente concurso público para conformar un núcleo estable de accionistas. Mientras, el 28% restante formará parte de la OPV.

“Se trata sobre todo de una cuestión de estética. AENA es una compañía pública y dejar al ciudadano de a pie al margen de la operación no es lo más recomendable”, apuntan fuentes próximas al proceso de privatización de la compañía.

Mientras, el grupo de socios de referencia que formarán parte del núcleo estable estará formado por tres o cuatro inversores institucionales, que se repartirán paquetes de acciones muy similares, por encima del 5% para aprovechar una fiscalidad más favorable.

Bronca política

No es el único aspecto que deberán cuidar el Gobierno y AENA para asegurar el éxito de la operación. Las disputas internas en el seno del Gobierno sobre la idoneidad y la forma de llevar a cabo la entrada de capital público en el gestor aeroportuario no sólo han retrasado su aprobación definitiva sino que han provocado que, finalmente, se haya impuesto un modelo un tanto conservador.

“El hecho de que el Estado mantenga el control de la compañía resta atractivo para entrar en la compañía. Está claro que los inversores van a reclamar un descuento por la ausencia de la llamada prima de control”,  asegura un analista de mercado.

Fuentes próximas al Gobierno admiten que el modelo que contemplaba la venta del 60% de la compañía era más atrayente para los inversores institucionales, aunque también apuntan que, dentro de la opción conservadora, se ha optado por lo más arriesgado.

“Un 49% no da el control pero es un porcentaje muy significativo. También se llegó a estudiar sacar sólo un 30%”, matizan.

En cualquier caso, la ministra de Fomento, Ana Pastor, parece ser la única vencedora en la batalla que se ha librado en el Ejecutivo a consecuencia de la privatización de AENA. Luis de Guindos, ministro de Economía, era partidario de las opciones más agresivas, incluso las que contemplaban vender una mayoría muy significativa de las acciones de la empresa.

Mientras, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y el jefe de la Oficina Económica de Moncloa, Álvaro Nadal, veían con muchas reticencias la operación y, a buen seguro, no habrán quedado satisfechos con la decisión que finalmente ha tomado el Gobierno. 

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