Quantcast

Banca

Lo que el ‘establishment’ no quiere que se diga sobre la salida a bolsa de Bankia

José Luis Olivas, Rodrigo Rato y Francisco Verdú, durante la salida a Bolsa de Bankia.

La decisión de imputar a la cúpula del Banco de España y la CNMV en 2011 por la salida a bolsa de Bankia ha levantado ampollas en el entorno del regulador y en el sector financiero. Esta medida de la Audiencia Nacional tiene implicaciones que van más allá de que se investigue a ocho ex altos cargos, al poner en entredicho a dos instituciones vitales para el funcionamiento de los mercados y la banca en España.

Por ello, las reacciones no se han hecho esperar. De forma oficial, el mensaje es que se respeta a la Justicia y que todos tienen la conciencia de haber hecho lo mejor en cada momento. Extraoficialmente, hay duras críticas contra una decisión que ven injustificada, mal documentada y con errores garrafales impropios de un tribunal como la Audiencia Nacional.

Pero en los argumentos que dan sustancia a estas críticas se están olvidando muchas de las presuntas irregularidades que ya están sobre la mesa en el caso Bankia, sobre todo en cómo captó el capital la entidad para la salida a bolsa y en las serias dudas que había sobre la morosidad.

Las principales líneas de ataque frente al tribunal son tres:

1) Los polémicos correos del inspector jefe de Bankia en 2011, José Antonio Casaus, no ponen en cuestión la contabilidad del banco, que es lo que se investiga en el proceso que instruye el juez Fernando Andreu. Lejos de ello, lo que exponía Casaus, dicen, son dudas respecto a las perspectivas del grupo, pero que éste contaba con 3.000 millones en genéricas para afrontar posibles deterioros.

Los críticos con la Audiencia defienden que se ha imputado a Fernández Ordóñez con pruebas malinterpretadas

2) Casaus no veía recorrido a la salida a bolsa, camino que calificaba como “inviable”. Pero las otras dos opciones que planteaba era todavía más complicadas: encontrar un comprador extranjero para Bankia o sacar a bolsa la entidad y su banco malo (BFA) juntos.

3) Rescatar Bankia en 2011 no hubiera solucionado el problema ni abaratado la factura para el contribuyente. Y, a la contra, había esperanzas de que la economía se recuperara a finales de 2011.

Otras evidencias

Se trata de afirmaciones ciertas, pero parciales, y que no abarcan en su conjunto todo lo que sucedió e implicó la salida a bolsa de Bankia.

En primer lugar, porque hay numerosas pruebas en la Audiencia que atestiguan que la Oferta Pública de Suscripción (OPS) estuvo plagada de presuntas irregularidades. La principal, en cómo se captaron los 3.000 millones de euros.

Si como atestiguan los correos de Casaus y los dos informes periciales del juez había serias dudas sobre la viabilidad del grupo, es digno de investigación que se analice:

1) Por qué se toleró que se cubriera el tramo institucional (del 40%) con presiones del Gobierno y el Banco de España a las grandes empresas.

Bankia captó capital de empresas presionadas por el Gobierno y otras en complejos procesos de refinanciación

2) Por qué entraron muchas pymes con problemas de liquidez y que estaban en procesos de refinanciación.

3) Por qué no se tomaron medidas mientras Rodrigo Rato y la red de Bankia prometían un dividendo del 7% para captar inversores, cuando las previsiones que manejaba el Banco de España hacían inviable este compromiso.

Todos estos factores adulteraron la operación. Y si los reguladores miraron o no hacia otro lado puede ser objeto de investigación.

Morosidad en cuestión

Junto a ello, los correos de Casaus ponen de manifiesto que el regulador tenía evidencias de que Bankia estaba intentado presentar una cifra de morosidad inferior a la real. Y esto es precisamente el núcleo de los informes periciales: que Bankia salió a bolsa con un agujero oculto. La discusión penal gira en si había provisiones genéricas para cubrirlas (parece que sí). Es un tema todavía por aclarar con un nuevo informe pericial. Pero mientras tanto puede ser objeto de análisis por el juez.

Y por último, está si daba o no lo mismo rescatar Bankia en 2011. Un reciente artículo de Manuel Conthe, expresidente de la CNMV, en Expansión, resume lo que piensan muchos de los que están criticando la decisión de la Audiencia. Conthe califica la resolución como el Ecce Homo de Borja y señala que “la salida a Bolsa de Bankia, aunque fracasara, no agravó el coste de su rescate (el de Caixacatalunya, que no salió a Bolsa, costó mucho más en términos relativos)”.

Los supervisores no tomaron medidas contundentes a pesar de los indicios de que las acciones se estaban colocando de forma irregular y que hacían promesas difíciles de cumplir

El propio expresidente de la CNMV reconoce que en la comercialización de las acciones se incumplió la Ley del Mercado de Valores, motivo por el que ve justificado que Bankia haya devuelto todo el dinero a los minoristas (aunque fue por las presuntas cuentas irregulares). Pero hay que tener en cuenta que 200.000 inversores perdieron gran parte de su dinero durante casi cinco años, ahorros muchos que procedían de depósitos, y con una comercialización irregular, como Conthe reconoce, frente a la que los supervisores no tomaron medidas contundentes, a pesar de los avisos. Lo que, cuanto menos, debe ser investigado.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.