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Alemania intenta poner la zancadilla a Italia en el rescate de Monte dei Paschi

Sede del banco italiano Monte dei Paschi di Siena.

Al igual que le ocurrió a España en 2012, Italia está sufriendo el azote de Alemania en la negociación de su rescate bancario. Con todo más o menos apalabrado para inyectar capital público en Monte dei Paschi di Siena, varios altos cargos alemanes han puesto el grito en el cielo durante los últimos días para criticar el plan de salvamento.

Razones no faltan a los germanos, ya que la estrategia ideada por Roma se aferra una excepción de la normativa de resolución y supone un mal precedente dentro de la Unión Bancaria puesta en marcha hace cuatro años. Así, Italia esquivará al Fondo Único de Resolución (FUR) inyectando dinero público del erario transalpino, evitando así que pierdan casi todo su dinero accionistas, titulares de deuda subordinada e incluso parte de los de la senior de Monte dei Paschi.

Aun así, el plan está todavía pendiente de la letra pequeña. Esta excepción a la que quiere acogerse Italia tiene tres condiciones: que la entidad tenga carácter sistémico, requisito cumplido para Monte dei Paschi; que el dinero público venga a cubrir un agujero detectado en unos test de estrés europeos, que también supera la entidad italiana; y que sea un banco solvente.

A priori, Monte dei Paschi también pasa este tercer requisito, pero Alemania podría poner problemas dentro del Comité Ejecutivo del BCE. Las últimas cifras hechas públicas dejan algo de incertidumbre al respecto. Inicialmente, el agujero de la entidad italiana era de 5.000 millones. Sin embargo, el BCE detecta un déficit de capital de 8.800 millones. De esta cantidad, el Estado liderado por Paolo Gentiloni tendría que poner 6.500 millones y los otros 2.300 millones vendrían de una quita a los inversores institucionales con deuda híbrida. La buena noticia para Italia es que, a priori, el BCE ve más un problema de liquidez que de solvencia, por lo que la condición sería también superada.

Críticas de la 'City'

En medio de este panorama, el presidente del Bundesbank alemán, Jens Weidmann, dio a entender hace dos días que no se puede dar por cerrado el plan italiano: “Las medidas planificadas por el Gobierno italiano tienen que ser financieramente sanas en su eje. Las reglas de resolución están hechas para proteger a los contribuyentes y exigir responsabilidad a los inversores. El dinero público sólo puede ser usado como último recurso”, apuntó.

La oposición alemana no es el único obstáculo que está encontrando Italia, que ya tiene aprobado el fondo de 20.000 millones. También dudan de su plan grandes bancos de inversión de Wall Street y la City londinense. Así lo apuntaba un reciente artículo de Bloomberg titulado: “El rescate a la banca italiana no llenará el agujero de 54.000 millones de dólares en sus balances”. En este sentido, el economista jefe de Deutsche Bank, Marco Stringa, señalaba ayer que “una verdadera y efectiva solución debe provenir de un fondo mayor que el problema”, según declaraciones a Financial Times. Todo lo que sea que su estrategia de salvamento parezca un parche temporal supone un contratiempo para los italianos.

El BCE y Bruselas tienen que aprobar la excepción a la que quiere acogerse Italia, que tiene tres condiciones

Llegados a este punto, la situación plantea dos problemas tangenciales. El primero, si Italia conseguirá finalmente librar de las pérdidas a los 40.000 bonistas privados de Monte dei Paschi, inversores como los preferentistas de las cajas españolas. Fuentes involucradas en el rescate español consideran un error que Italia no aplique ningún tipo de quita, aunque sea en el tipo de interés, ya que sería enriquecer a estos inversores injustamente a contra de los contribuyentes. Así, en los arbitrajes de preferentes de España se tuvo en cuenta que ningún ahorrador recuperara su inversión incluido el extratipo que cobraron con preferentes al 7% frente a lo que rentaban entonces los depósitos. Parece que Italia quiere replicar el modelo español, dando acciones a los titulares de deuda híbrida y recomprándosela posteriormente a cambio de deuda de más calidad.

Junto a ello, hay otra dificultad en el encarecimiento del rescate a Monte dei Paschi, ya que quedará menos dinero para otras entidades italianas con problemas. Tras el grupo ahora rescatado, todos los ojos están puestos en bancos como Veneto Banca, Banca Popolare di Vicenza y Banca Carige.

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