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Economía

Un proyecto moribundo: el plan de Cercanías de Madrid, perdido en los cajones de Fomento

Un tren de Cercanías madrileño, a su paso por la Estación de Chamartín.

Otro plan que pasa a mejor vida en el ministerio más talado: Fomento. La historia arranca en mayo de 2009, en plena crisis pero con (supuestos) brotes verdes. Ese mes, el muy influyente ministro del ramo, José Blanco, y la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, presentaron el Plan de Infraestructuras Ferroviarias de Cercanías para Madrid 2009-2015. En resumen, diez actuaciones (nuevas líneas, prolongación de vías, nuevas estaciones) que dejarían 115 kilómetros más de tren en la comunidad y 5.000 millones de inversión.

Un plan que ha muerto, cuentan a Vozpópuli fuentes de Fomento y de Renfe. “Pero tampoco hay que ser un adivino”, agregan las mismas personas. “Era una locura desde que se anunció”. La defunción anunciada del plan de Cercanías madrileños es un hecho muy real: Fomento ha consignado 7,7 millones de euros a esta red para 2012, una minucia comparado con los cinco mil millones prometidos.     

El plan contemplaba tres nuevas líneas: el eje Este-Oeste (del corredor del Henares al área de Leganés, atravesando el centro de la capital), la variante Majadahonda-Las Rozas y la conexión de Chamartín y la Terminal 4 de Barajas.

También se hablaba de prolongar los tramos de San Sebastián de los Reyes-San Agustín de Guadalíx-Algete, Colmenar Viejo-Soto del Real, Parla-Torrejón de la Calzada-Torrejón de Velasco y Humanes-Griñón-Illescas. En otros tres tramos se cuadruplicarían las vías y en otro (entre Villalba-Alpedrete y Collado Mediano) se duplicarían. Como colofón, Fomento y la Comunidad de Madrid anunciaron la construcción de 25 nuevas estaciones de Cercanías, cinco de las cuales ya operaban antes del plan. También iban a crearse otros cinco nuevos intercambiadores.

Por el momento, lo único que se ha hecho es conectar la Estación de Chamartín con la T-4, un trayecto en el que se está dejando espacio suficiente para acoplar en un futuro una línea de AVE (la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, insiste en que la alta velocidad debe llegar al aeropuerto). El Plan de Infraestructuras Ferroviarias de Cercanías tuvo que replantearse al año de nacer, con ocasión de los primeros recortes de la crisis auspiciados por el Gobierno de Zapatero. Ahora, tres años después, el plan es una quimera, pura entelequia traspapelada en algún cajón del Ministerio de Fomento, venido a menos.  

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