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Economía

El desplome del rublo encarece casi un 50% los paquetes turísticos y hunde la llegada de rusos a España

El turismo ruso en España se ha hundido en los últimos meses.

El sector turístico se ha alzado a lo largo de 2014 como uno de los motores de la economía española hacia su recuperación. La llegada de turistas internacionales está batiendo récords y entre enero y octubre la cifra alcanzó los 58,3 millones, un 7,5% más que en el mismo periodo de 2013. El gasto de los turistas extranjeros, por su parte, alcanza los 56.374 millones, un 7% más, mientras que las pernoctaciones hoteleras crecen un 3,1%. En esta positiva evolución, sin embargo, no está contribuyendo uno de los mercados que durante los últimos años se ha mostrado más activo, el ruso. La depreciación del rublo frente al euro (también frente al dólar), sumado a la contracción de la economía de Rusia, los problemas políticos que acechan al país por Ucrania, la quiebra de algunas agencias de viajes y los esfuerzos del Gobierno de Vladimir Putin por promocionar destinos internos, han propiciado un fuerte descenso del peso del turismo ruso en España.

La caída del rublo comenzó en el primer trimestre de 2014 y se ha agudizado en las últimas semanas, en línea con la vertiginosa caída de los precios del crudo (el barril de Brent ha llegado a perder los 70 dólares). El pasado viernes la divisa rusa llegó a registrar la mayor depreciación en un día frente al dólar desde 1999. Esta semana la tendencia ha continuado y el rublo ya ha perdido el 63,8% frente al dólar, mientras que en relación al euro alcanza el 48,1%. Esto provoca que para los rusos viajar a Estados Unidos o a la eurozona sea muchísimo más caro que el año pasado. Lo es, de hecho, en proporciones similares a la apreciación del dólar y el euro, respectivamente. Es decir, si hace apenas un año pagaban por un paquete turístico para pasar sus vacaciones en España, por ejemplo, 300 euros, hoy, el mismo, les costaría prácticamente 450 euros.

Este incremento de los precios, lógicamente, ha tenido sus consecuencias para los países receptores de turistas rusos. España ha sido, además, uno de los más afectados, frente a otros destinos de playa como Turquía o Grecia que han registrado un mejor comportamiento. En concreto, el número de turistas procedentes de Rusia ha alcanzado, entre enero y octubre, 1,34 millones, lo que significa un 8,7% menos que en el mismo periodo de 2013, según los datos de Frontur. Es el único de los principales mercados que registra tasas negativas. Acumula ya seis meses en rojo. La caída, que comenzó en mayo, es, además, ascendente. No en vano, en octubre el descenso se disparó hasta el 23% en tasa interanual.

En este escenario, Rusia ha perdido un puesto entre los principales mercados emisores de turistas a España. Ha pasado de ocupar la novena posición al cierre de 2013, a la décima actual -Suiza le ha superado en una lista que encabezan Reino Unido, Francia y Alemania-. No obstante, para comparar los datos, es pertinente señalar que el turismo ruso ha crecido enormemente en los últimos ejercicios -prácticamente se multiplicó por cuatro-. El año pasado tocó su techo, con 1,58 millones de turistas (sobre un total de 60,66 millones), lo que supuso un incremento del 31,6%.

El retroceso en la llegada de turistas rusos ha tenido su reflejo en el número de pernoctaciones hoteleras, que ha caído un 14% hasta octubre

Obviamente, el retroceso en la llegada de turistas rusos ha tenido su reflejo en el número de pernoctaciones hoteleras, que ha caído un 14% hasta octubre, al pasar de 8,64 millones en los diez primeros meses de 2013 a 7,43 millones este año. Un descenso que contrasta con la subida del 3,1% a nivel global.

Como consecuencia de lo anterior, el gasto de los turistas procedentes de Rusia se ha deteriorado un 5,2% entre enero y septiembre, hasta los 1.906 millones de euros, de acuerdo con los datos de Egatur. Este retroceso, de hecho, ha provocado que en la estadística oficial correspondiente a octubre Rusia ya no figure como uno de los cinco mercados principales (sobre los que se ofrece información), al verse superado (en el quinto puesto) por Países Bajos. Reino Unido, Alemania, Francias y Países Nórdicos copan las primeras posiciones.

La caída del 5,2% mencionada, en dinero contante y sonante, supone que el sector turístico español haya dejado de ingresar este año (hasta septiembre)prácticamente 100 millones de euros. Ahora bien, de igual modo, esta cifra se compara con el récord registrado en 2013, cuando en el conjunto del año los turistas rusos se dejaron 2.350 millones, un 28,9% más que en 2012.

Los rusos que visitan España, se sitúan, además, entre los que más gastan de media, sólo por detrás de los estadounidenses. Al fin y al cabo, son considerados como uno de los principales demandantes del llamado turismo de lujo. El año pasado, en promedio, cada turista proveniente de Rusia gastó 1.487 euros (-2%), a razón de 138 euros diarios. Este año estas cifras se han elevado hasta los 1.512 euros (+2,6%) y 139 euros (+0,3%). Llegan menos turistas, pero los que lo hacen son los que tienen mayor capacidad adquisitiva.

Los rusos que visitan España, se sitúan, además, entre los que más gastan de media, sólo por detrás de los estadounidenses

Aunque tradicionalmente se ha asociado a los rusos que vienen a España al turismo de playa, en los últimos años también ha crecido en el de nieve. De hecho, en diciembre de 2013 y enero y febrero de este año, los meses de temporada alta en las estaciones de esquí, la llegada de turistas desde Rusia subió un 41,5%, un 14,4% y un 6,9%, respectivamente. Claro que por entonces la depreciación del rublo era aún muy leve. El escenario actual en Rusia, por tanto, afectará al negocio del esquí en España, al igual que en otros países como Austria, Suiza o Francia.

En cualquier caso, el sector en España estima que tras el frenazo de 2014, el turismo ruso repuntará el próximo año. Ahora bien, lo hará en función del comportamiento del rublo y de la economía interna, y tendrá además que luchar contra la nueva normativa, que entrará en vigor el 1 de enero de 2015, por la que la Unión Europea obliga a los turistas rusos a introducir las huellas dactilares en el visado.

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