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Economía

Santander pierde 66 M. en España en 9 meses, pero salvará el año por los atípicos

Javier Marín, CEO del Santander.

Los resultados del Santander en España no logran bajarse de su particular montaña rusa. Después de un segundo trimestre en negro, con unos pírricos beneficios de 16 millones de euros, el negocio nacional del grupo cierra los nueve primeros meses con unas pérdidas de 66 millones. Sin embargo, las cuentas españolas del grupo presidido por Emilio Botín lograrán acabar el año en negro por los extraordinarios. Así, la venta de parte de su aseguradora a Aegon aportará 267 millones de plusvalías en las cuentas del cierre de ejercicio que lograrán sortear los números rojos en España a 31 de diciembre.

La proyección de beneficios para el cierre del ejercicio rondarán entre los 150 a 200 millones de euros si el Santander mantiene el comportamiento que han venido registrando los márgenes, resultado bancario y su banco malo en los tres últimos trimestres. El margen neto en España se ha mantenido estable, con una tendencia a la baja desde principios de año: 853 millones entre enero y marzo por los 805 millones del trimestre del verano. También homogéneas se han matenido las pérdidas del negocio inmobiliario en España: 175 millones, 160 millones y 156 millones (tercer trimestre).

Precisamente, el empacho de ladrillo que aún mantiene el Santander en España (11.400 millones entre créditos netos, adjudicados y participaciones en Metrovacesa y Sareb) continúa lastrando el delicado estado de salud del negocio bancario a nivel nacional. Sin contabilizar la división inmobiliaria, la banca comercial española apenas obtiene un beneficio de 73 millones en los últimos tres meses (-14,9% frente al segundo semestre). En los nueve primeros meses, el beneficio de 367 millones, supone una caída del 50,8% frente al mismo período de 2012.

La entidad explica este descenso por los menores ingresos en la caída del crédito (un 13% en el interanual el destinado al sector privado), la repreciación de las hipotecas, el mayor coste medio del pasivo, pese a que desde enero los precios han descendido del 1,8% al 1,4%, y unas dotaciones aún elevadas. Sin embargo, el Santander ha provisionado en España, a lo largo de estos nueve primeros meses, un total de 1.835 millones, apenas un 1,3% menos que en el ejercicio pasado, el de los dos decretos Guindos.

El oxígeno del Santander en España está centrándose en sus ingresos por operaciones financieras procedentes de la banca mayorista, un epígrafe que agrupa, entre otras operaciones, no sólo los créditos a grandes empresas (la entidad ha concedido préstamos a empresas por 31.000 millones en lo que va de año) sino también las comisiones percibidas en las refinanciaciones que están sufriendo muchas empresas.

El incremento de este apartado se ha convertido en el verdadero sostén de la cuenta de resultados en España desde el inicio del año. En los nueve primeros meses, los ingresos por este concepto ascienden a 520 millones, un 164% más que en el mismo período del año anterior. El mayor crecimiento se ha registrado en el primer y tercer trimestre con ingresos por estos conceptos de 206 y 218 millones, respectivamente.

Sin el empacho del ladrillo, el Santander registra unos beneficios de 367 millones en los nueve primeros meses, un 50,8% menos que en 2012

La mejora en el segmento mayorista es una de las patas en las que más se va a aplicar el grupo con sede en Boadilla para lograr su objetivo de ganar 3.000 millones antes de impuestos en España en 2016. "Hay que trabajar en un incremento de los ingresos, reducción de los gastos y ganar más y mejores clientes en empresas. La paulatina normalización de las provisiones también será otra de las claves", explica Javier Marín, CEO del grupo Santander. Sin fecha, quedan sin embargo, el objetivo para el grupo de 10.000 millones que anunció el anterior consejero delegado Alfredo Sáenz, en una de sus últimas presentaciones de resultados.

Marín tampoco puso fecha a la posible venta de su inmobiliaria Altamira, pese a reconocer que está en el mercado, al igual que Solvia, el banco malo del Sabadell. "Hemos notado mucho apetito por las divisiones inmobiliarias de los bancos españoles (ventas recientes de Bankia y el 51% en el caso de Caixabank), pero no nos queremos merendar la cena. Esto es que si el beneficio que conseguiríamos por una venta en el valor presente es menor que el coste futuro de la gestión para la entidad compradora. Si eso sucediera, no venderíamos", explicó Marín, contrario, sin embargo, a la entrada de fondos extranjeros en Novagalicia.

"No es lo mismo el apoyo de un banco español al de otro inversor que pueda salir corriendo si Novagalicia tienen algún problema", razonó Marín, que explicó que aún no tienen suficientes datos de la situación financiera de la entidad gallega para saber si solicitarán o no un esquema de protección de activos. "Que estudiemos Novagalicia y Catalunya Caixa no implica que finalmente vayamos a comprarlas".

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