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Economía

La solicitud de rescate rebajaría los costes de la deuda entre un 1% y un 2% del PIB

El Gobierno se resiste a solicitar el rescate e intenta usar sus bazas para que los socios europeos no le impongan condiciones demasiado duras. Pero en la facción económica del Ejecutivo, así como el sector privado, urgen a Rajoy a tomar esa medida. La respuesta es sencilla: los mercados la están esperando con ansiedad y con muy poco se puede lograr mucho. Hasta un recorte de más de un punto de PIB sobre costes de la deuda.

Son muchos los que presionan: Las agencias de rating, las patronales, los responsables de lo económico e incluso el presidente del BBVA. El motivo es obvio, según comentan desde uno de estos flancos: el mercado ha mejorado sensiblemente desde que Mario Draghi confirmara que intervendrá para estrechar las anteriores primas de riesgo.

La solicitud formal de rescate significaría “el compromiso oficial del Gobierno con las reformas y, por tanto, la intervención del Banco Central Europeo (BCE) y los mecanismos de rescate en los mercados”. Una situación que debería dejar la prima de riesgo española entre los 200 y 300 puntos básicos, considerada la diferencia aceptable entre los países nórdicos y los periféricos.

“Harían falta muy pocas compras del BCE y seguramente ni ejecutar líneas de crédito para situar los mercados en dicha cota”, señalaban las fuentes. “Sólo con la declaración de intenciones de finales de julio, el BCE bajó el diferencial desde 600 puntos a 400”. Teniendo en cuenta que el saldo vivo de deuda pública ronda los 800.000 millones de euros, cada 100 puntos básicos de recorte al coste de financiación podría ahorrar unos 8.000 millones. Si fueran 200, 16.000 millones, una cifra que supondría alrededor de un 1,5% de PIB.

Mercados mayoristas

Pero no sólo eso. Si los mercados rebajaran la financiación soberana, el impacto en el sector privado sería inmediato y podría acceder a los mercados mayoristas con mucha mayor facilidad. No es extraña esa insistencia, por tanto, desde varios flancos, en que se solicite la ayuda financiera.

Hay una confrontación entre políticos y economistas ahora mismo. La propia vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, insiste en pedir prudencia, dejando caer que incluso podría no haber rescate. Las condiciones imponen miedo y el Ejecutivo intenta jugar sus bazas, aprovechando una tregua del mercado que puede cesar en cuanto llegue desde el BCE cualquier declaración con síntomas de impaciencia.

El control del gasto será mucho más fácil si hay un recorte efectivo del coste de financiación. Desde el sector privado, instan al Ejecutivo a que pierda miedo y solicite un rescate que el mercado ya ha descontado y que, seguramente, dará nuevos bríos a unas cotizaciones que, de momento, resisten por el efecto Draghi, sin más. 

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