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Economía

De los 'brotes verdes' al derrotismo: Rubalcaba da la espalda a la recuperación y divide al PSOE

La próxima escapada de Inmaculada Rodríguez-Piñero al Parlamento de Estrasburgo y su abandono de una de las portavocías económicas del PSOE en el grupo parlamentario, sumada a la posible sustitución de Magdalena Álvarez en el Banco Europeo de Inversiones (BEI) por el exministro Valeriano Gómez, obligará a los socialistas a una recomposición de su equipo en el Congreso, un paso que coincide con el creciente malestar que se palpa en las filas del partido por el discurso tan derrotista que sus principales altavoces tararean cada vez que se suben a la tribuna. “Hemos pasado en un par de años de vender los ‘brotes verdes’ al derrotismo más incómodo, sobre todo cuando la realidad apunta en otra dirección distinta y se perciben las primeras señales de recuperación”, asegura uno de los parlamentarios más curtidos.

Desde que el PSOE perdió las elecciones, sus altavoces económicos son los mismos que tuvieron altas responsabilidades en los gobiernos de Zapatero

En las filas socialistas se cuece una creciente preocupación cuando se comprueba en las encuestas que el partido no remonta y se acerca un rosario electoral en el que los planteamientos sobre política económica se antojan cruciales para los resultados que se obtengan en las urnas. Desde noviembre de 2011, fecha en la que el PSOE perdió las elecciones, todos sus altavoces económicos, con escasas excepciones, tuvieron altas responsabilidades de Gobierno en el último Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Ha ocurrido esto con Alfredo Pérez Rubalcaba, con el exministro de Trabajo Valeriano Gómez y con otros diputados y diputadas que convivieron durante meses con los ‘brotes verdes’ que vendió a destiempo la exvicepresidenta Elena Salgado y ahora lo hacen con la negación de la mejora económica que acentúa el Gabinete de Mariano Rajoy.

Fuentes socialistas admiten que hace tiempo que en la ejecutiva del PSOE se ha producido un debate interno sobre la mejor forma de acertar con el discurso económico y que todavía no se ha conseguido afinar uno que sintonice con la mayoría del cuerpo electoral y ayude a recuperar la credibilidad perdida en la anterior legislatura. Las dudas y las improvisaciones hicieron que hace seis meses Rubalcaba reconociera la llegada de la recuperación, que luego la negara y que ahora su equipo de confianza la niegue, en medio de serias contradicciones.

Los socialistas no aciertan a afinar su discurso económico ni a recuperar la credibilidad perdida en la anterior legislatura

La última demostración de ello se produjo en el debate parlamentario sostenido el pasado miércoles entre el titular de Economía, Luis de Guindos, y el exministro de Trabajo Valeriano Gómez. Si tan solo hace dos meses Rubalcaba quitó todos los méritos al Gobierno en la mejora de la economía y se los dio al Banco Central Europeo (BCE) por su firmeza en la defensa del euro, hace solo unos días Gómez enterró este argumento culpando a Mario Draghi de haber actuado tarde y mal e, incluso, de no haberse movido hasta que estalló la crisis de Bankia. Si no hubiera existido esta crisis, concluyó el portavoz económico del PSOE, el BCE hubiera tardado mucho más tiempo en socorrer al euro, razón por la que cabe exigir responsabilidades, aseguró.

El exministro Valeriano Gómez ha propuesto reclamar responsabilidades al BCE por su actuación tardía para defender el euro

De momento, la dirección del PSOE ha decidido explotar el desánimo que en una parte de la población siguen provocando los coletazos de la crisis, sobre todo en la que sufre los efectos del paro. El examen en negro es de una única dirección, al igual que sus ingredientes, ya que solo pone en circulación los aspectos negativos: aumento de la deuda pública en 300.000 millones de euros en solo tres años, caída de la ocupación laboral en 1,2 millones en dos ejercicios, 800.000 afiliados menos a la Seguridad Social que en 2011, cuatro millones de trabajadores fuera de convenio y, así, un largo etcétera que abarca también un somero análisis sobre la caída de la prima de riesgo y conduce al PSOE a concluir que España no ha acumulado en la gestión de la crisis de la deuda más méritos que Grecia o Portugal.

Algunos parlamentarios socialistas que han estado atentos a este y otros debates reconocen que las críticas de su partido a la reforma laboral o a la actuación del BCE, carecen de credibilidad entre los expertos y también de influencia en la bolsa de votantes tradicional del PSOE. En primer lugar, porque fue la reforma promovida por el Gobierno de Zapatero la primera que abarató el despido y, en segundo lugar, porque también en tiempos de Zapatero, el BCE compró más de 40.000 millones de bonos españoles, lo que sumado a las inyecciones de liquidez a los bancos, evitó a los socialistas tener que concurrir a las elecciones de 2011 con el rescate a sus espaldas.

Hay nerviosismo en las filas del PSOE porque las encuestas demuestran que su estrategia no llega al cuerpo electoral

“Si no hemos sido capaces de encontrar voces frescas que den veracidad a nuestro discurso económico, por lo menos tendríamos que adaptarlo a la realidad, aun con mayor celeridad cuando comprobamos que no levantamos cabeza en las encuestas”, argumentan varios diputados socialistas.

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