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Economía

Funcas avisa: la inestabilidad política afectará antes o después al crecimiento económico

PIB

Han pasado tres meses desde las últimas elecciones generales y España sigue sin Gobierno. Y no parece que la situación vaya a cambiar mucho antes del 2 de mayo, fecha en la que se convocarán nuevas elecciones si fracasan las negociaciones. De momento, la inestabilidad política no se ha notado excesivamente en los indicadores macroeconómicos, pero, según la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas), es sólo cuestión de tiempo.

En la última publicación de la revista 'Cuadernos de Economía' de Funcas, el presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI), Emilio Ontiveros, escribe un artículo en el que asegura que el hecho de que las variables financieras no hayan reflejado aún la incertidumbre política no significa que la vayan a pasar por alto, sobre todo los precios de los bonos públicos.

Es cierto que la prima de riesgo no ha variado mucho estos tres meses, puesto que arrancó 2016 ligeramente por debajo de los 120 puntos y acabó la sesión de este martes en 122 puntos, con una rentabilidad del bono a diez años del 1,435%. Esto se explica, según Funcas, por las compras de deuda pública del Banco Central Europeo (BCE), que están atenuando "muy significativamente" las consecuencias de las dificultades para articular una alianza estable para gobernar el país.

Pese al colchón del BCE, Ontiveros se muestra convencido de que la falta de acuerdo puede acabar pasando factura a la economía española, además de dificultar la búsqueda de soluciones para el problema catalán y la negociación con Bruselas sobre la relajación de los objetivos de déficit y deuda. Dos cosas que, a su juicio, hay que resolver cuanto antes, además de evitar las sanciones por el incumplimiento del objetivo de déficit en 2015.

Asegura que los riesgos de deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de la población son "evidentes"

Por eso, cree que sería "de todo punto conveniente" que se alcanzara una mayoría suficiente para gestionar estos aspectos, que resultan "esenciales" para el país en este momento, así como para mejorar la calidad de las instituciones en España. Actuar en este sentido será crucial para modernizar el patrón de crecimiento de la economía española.

Ontiveros insiste en este sentido porque no ve muchas señales de cambio hacia una forma diferente de crecer tras la crisis. A pesar de que España acabó 2015 creciendo y creando empleo, asegura que el PIB sigue siendo inferior al del año 2007 y que la tasa de paro se mantiene en el entorno del 20%, con un alto componente de parados de larga duración y familias con todos sus miembros en paro.

A su parecer, los riesgos de deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de la población son "evidentes", dada la evolución de los salarios medios, la calidad del empleo, el número de parados sin prestación y la ampliación de la desigualdad de la renta y la riqueza.

Además, aún no se ha normalizado el comportamiento de los agentes económicos, ya que las familias no han conseguido aumentar mucho su renta y las empresas no han elevado de forma importante sus decisiones de inversión. Y los registros estadísticos tampoco reflejan por el momento la capacidad de la economía española para garantizar la sostenibilidad del crecimiento a medio plazo.

El crudo, el euro y el BCE, detrás de la recuperación española

De hecho, Ontiveros cree que los grandes fundamentos de la recuperación española han sido los "propulsores externos" del crecimiento durante estos años, es decir, la caída del crudo, la depreciación del euro y la ayuda del BCE, que han favorecido más a España que a otros países del área monetaria. Y se pregunta qué pasara cuando estos "vientos de cola", como los llama el ministro Guindos, desaparezcan.

El crecimiento puede no ser tan fuerte como para seguir bajando el paro

"Si no se refuerzan otras ventajas competitivas menos circunstanciales, las probabilidades de un crecimiento insuficiente para proseguir en la reducción del desempleo y el elevado endeudamiento son elevadas", advierte, tras asegurar que el crecimiento de 2016 y 2017 se seguirá basando en estos factores propulsores, aunque con menos intensidad que en años anteriores.

Por eso, cree que la gran tarea pendiente de España, incluso desde antes de que surgiera la crisis, es modernizar su modelo económico. En concreto, resalta la necesidad de fortalecer el capital tecnológico y la educación y mejorar la calidad de la función empresarial e institucional, puesto que precisamente la erosión de la confianza de los ciudadanos en las instituciones explica los cambios en el panorama político español.

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