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Economía

La UE convierte el rescate bancario a España en una difícil carrera de obstáculos

El ministro Luis de Guindos, este miércoles, en el Congreso.

Para que el dinero llegue a las entidades con problemas, primero hay que evaluar sus necesidades, luego firmar el acuerdo y, más tarde, someterlo a la aprobación de los correspondientes Parlamentos nacionales. Ahora estamos en el primer escalón y para ello han desembarcado en Madrid funcionarios de la Comisaría de Competencia, de la Comisaría de Asuntos Económicos, del área de mercado interior, de la Autoridad Bancaria Europea, del Banco Central Europeo y del Fondo Monetario Internacional. Un Ejército de ‘hombres de negro’ que han tomado como cuartel general el Banco de España, al igual que hicieron Oliver Wyman y Roland Berger, y que han incluido en su agenda de contactos a Luis de Guindos, Cristóbal Montoro, Luis Linde, Emilio Botín, Francisco González, Isidro Fainé y Julio Segura. Es decir, van a auscultar al equipo económico del Gobierno, a los supervisores y a los principales bancos.

Con las conclusiones que extraigan, y los exámenes previos realizados por Wyman y Berger, prepararán el memorando que está previsto firmar el 9 de julio, aunque este trámite podría retrasarse algunas semanas si para entonces faltan cabos por atar. Una vez que el Gobierno español tenga sobre el papel, negro sobre blanco, las condiciones del préstamo, que afectarán de forma particular a las entidades intervenidas y, de forma general, a todo el sector mediante una regulación bancaria más estricta, el acuerdo tendrá que ser ratificado en los Parlamentos europeos.

El Gobierno sabe que nadie está dispuesto a prestarle a España el 10% de su PIB a cambio de nada

En paralelo, se negocian también las contrapartidas macroeconómicas exigibles a cualquier país que, estando sometido a la purga del déficit excesivo, necesita recapitalizar sus bancos. De ahí procederán los principales sacrificios que Mariano Rajoy vuelva a pedir a los españoles, teniendo en cuenta que nadie está dispuesto a prestarle a España el equivalente a un 10% de su PIB a cambio de nada. El presidente habló ayer por primera vez en el Congreso de que España afronta un problema grave de liquidez.

De la Cámara alemana no se esperan sorpresas en el tránsito que le espera al memorando de rescate bancario. Pero donde sí pueden surgir es en el Tribunal Constitucional germano, remiso a dejar que esté operativo en julio el Mecanismo Permanente de Estabilidad, fondo a través del cual se aspira a canalizar la llegada del dinero a los bancos españoles. El conflicto podría desembocar en una nueva cumbre comunitaria encargada de arreglar los destrozos a mediados de julio, si es que para entonces España ha conseguido el milagro de que se le abran los mercados.

El Constitucional alemán y el Parlamento italiano, principales escollos para que entre en vigor el Mecanismo Permanente de Estabilidad

Más escollos en esta carrera de obstáculos: la ratificación del memorando por parte del Parlamento italiano se prevé muy lenta en fuentes comunitarias. Además, se da como seguro que habrá países que, en caso de tener que poner dinero, exijan garantías colaterales para cobrar la deuda. En esta cola de espera se ha colocado, de momento, Finlandia.

La discreción con la que el Gobierno está escondiendo a los llamados ‘hombres de negro’ se parece mucho a la táctica que hace unos meses empleó el Ejecutivo griego para que sus electores no fueran a votar bajo la presión visual de la ‘troika’. Durante varias semanas, los funcionarios de la Comisión Europea, del FMI y del BCE se metieron debajo de las alfombras para no dar vuelo al partido de Syriza. En España, no hay ningún llamamiento a las urnas en el horizonte cercano, pero a nadie le interesa ahora sembrar la sensación de que el país está intervenido hasta las cachas sin que se haya formalizado un paso tan cruel.

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