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Economía

Draghi evita el colapso pero impone más garantías a Grecia

Mario Draghi, presidente del BCE.

El Banco Central Europeo (BCE) evitó este lunes el colapso en Grecia. La decisión de su Consejo de Gobierno de mantener los actuales 88.600 millones de euros disponibles en la línea de liquidez de emergencia (ELA) es un gesto de buena voluntad hacia la intensa semana de negociaciones que se avecina entre Grecia y sus socios europeos. De no haberlo hecho, los bancos helenos hubieran estado abocados a la quiebra ante la falta de liquidez que hubiera derivado en un problema de solvencia. "Los bancos griegos son en estos momentos el eslabón más débil de la cadena y su situación de liquidez e insolvencia se deteriorará previsiblemente a mayor velocidad de la que pueda alcanzarse un acuerdo", sostienen los economistas de BBVA Research.

La decisión del BCE es un buen síntoma de la 'paz armada' que existe entre el país heleno y las diferentes instituciones europeas tras el triunfo del 'no' en el referéndum del pasado domingo. La institución que preside Mario Draghi cree que el sistema financiero griego puede sobrevivir al menos hasta después de la cumbre clave de este mares sin una inyección extra de liquidez. No tocar en estos momentos el ELA es tan perentorio para la población griega como incrementarlo. Sin embargo, el gesto va acompañado de un claro mensaje de que el BCE sólo está dispuesto a mantener el oxígeno a los bancos griegos si las conversaciones llegan a buen puerto.

De hecho, Francfort ha decidido endurecer las condiciones para tener acceso a esa liquidez. Así, a petición del núcleo duro del consejo de Gobierno, el BCE llevará a cabo "un ajuste" del valor que concede a las garantías que acepta a cambio de proveer esa liquidez. En términos simples, eso significa que el BCE recortará a la baja el valor de los activos depositados en bancos griegos que acepta como garantía de los préstamos que concede a esos bancos y, por tanto, que por el grifo del emisor fluirá ahora más despacio la liquidez que, a duras penas, mantiene a flote el sistema bancario griego. Las garantías que utilizan los bancos griegos se basan en gran medida en activos vinculados al Gobierno de Alexis Tsipras.

El gesto va acompañado de un claro mensaje de que el BCE sólo está dispuesto a mantener el oxígeno a los bancos griegos si las conversaciones llegan a buen puerto

Una clara señal de que el BCE se mueve al compás de la estrategia política de Angela Merkel. Ambos (Draghi y la canciller alemana) dieron tiempo al compás al gobierno de Tsipras este lunes. Concesiones, en ambos casos, con el único propósito de no desencadenar, por el momento, una crisis que derivaría en el irremadiable 'Grexit'.

"En el momento en que el BCE corte o reduzca el ELA, la crisis entraría en una fase con difícil retorno, dado que Grecia tendría que emitir otra forma de pago antes de reabrir los bancos", sostienen desde un banco español. De momento, el gobierno griego anunció este martes que mantendrá el corralito hasta el próximo jueves. El límite diario de dinero que se podrá sacar de los cajeros se mantiene en 60 euros, pese a que, algunos medios griegos, apuntaban que esta cantidad podría reducirse hasta los 20 euros en caso de que el BCE hubiese decidido cortar la línea de liquidez.

Si el BCE hubiera decidido retirar el ELA, el gobierno de Tsipras hubiera tenido que emitir otra forma de pago antes de reabrir sus bancos, probablmente los IOUs (siglas en inglés de I Owed you), un equivalente a un tipo de pagaré.

Otras voces, más agresivas, apuestan por el cambio de moneda en Grecia pese a que persiste el bombe de liquidez del BCE. Así, Hans Werner Sinn, presidente del Instituto de Investigación Económica de Munich (IFO), defendió este lunes que el Gobierno de Tsipras debería reintroducir el dracma de manera "inmediata" para restaurar la solvencia del Estado y los bancos del país heleno, facilitando la reactivación de su economía. "Todos los contratos del país, incluyendo los de deuda con extranjeros, deberían ser convertidos a dracmas. Esto haría de nuevo solventes al Gobierno y a los bancos griegos", asegura Sinn en diversos medios germanos.

"El dracma debería reintroducirse de forma inmediata como moneda virtual", apunta Sinn en declaraciones el día posterior a la celebración del referéndum griego que se saldó con una rotunda victoria del 'no' a las propuestas de las instituciones. Asimismo, el presidente del IFO recomienda que la comunidad internacional se abstenga de retirar los euros en poder de los griegos, que podrían usarlos en sus transacciones en efectivo, aunque los precios estuvieran fijados en dracmas.

El severo defensor de la ortodoxia monetaria recordó que, según el fondo de rescate europeo, el Gobierno griego es insolvente, lo que debería llevar al BCE a no seguir permitiendo la financiación de los bancos del país heleno a través del ELA.

"Todos los contratos del país, incluyendo los de deuda con extranjeros, deberían ser convertidos a dracmas. Esto haría de nuevo solventes al Gobierno y a los bancos griegos", asegura el presidente del IFO

"Esto llevará a un punto muerto de la economía griega en ausencia de un nuevo plan de rescate o la vuelta al dracma", apuntó Sinn, quien cree que mantener nuevas negociaciones sobre un rescate supondría "una pérdida de tiempo" sin resultados, por lo que Grecia "debería introducir una nueva moneda". De este modo, el presidente del IFO defendió que la previsible rápida depreciación del dracma permitirá una fuerte recuperación económica en uno o dos años y revertiría la fuga de capitales.

Además, el economista plantea la necesidad de que los socios del país heleno "suavicen" la transición griega mediante una generosa asistencia financiera en el marco de planes de ayuda humanitaria para los más pobres. "Además, Grecia debería tener la posibilidad de volver al euro con posterioridad y con un diferente tipo de cambio", mantiene.

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