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Economía

Bruselas ve la concesión del Eurogrupo a Guindos como una vacuna contra el populismo de Podemos

Luis de Guindos junto al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker.

Casi nadie en Bruselas se atreve a calificarlo de regalo a España, pero son mayoría los que opinan que la posible concesión a Luis de Guindos de la presidencia del Eurogrupo significaría reconocerle al Gobierno español los méritos que acumula en la superación de la crisis económica, sobre todo en medio de un calendario electoral repleto de incertidumbres en el que la amenaza del populismo gravita también sobre los intereses comunitarios. “A nadie le interesa que formaciones homologables a Syriza, como es la de Podemos, acaben influyendo en España. El Gobierno de Rajoy es un modelo para Bruselas y se cometería un grave error si se le castiga a escasos meses de las elecciones generales alejándole de la presidencia del Eurogrupo”, mantienen fuentes de Bruselas.

España es un modelo para Europa y Bruselas quiere recompensarla, se opina en Bruselas

Antes en foros privados, y ahora en convocatorias públicas, Luis de Guindos ya no oculta que está de retirada y se ve rumbo a Bruselas. El ministro ha aprovechado sus últimas intervenciones para  hacer balance de su gestión y agradecer a su equipo de colaboradores la ayuda recibida, sin dejar espacio a ningún plan de Gobierno para el corto o medio plazo: pura rendición de cuentas. Él considera que Rajoy cerró hace tiempo con los alemanes, los franceses y los italianos su acceso al Eurogrupo y apenas deja margen para las dudas. Cosa diferente son los cálculos temporales que priman en la capital comunitaria para que el titular de Economía pueda pegar el salto. La decisión no será tomada formalmente hasta el día 25 de junio, cuando el Eurogrupo se reúna para abordar el informe sobre la futura gobernanza económica de la zona euro y, posteriormente, deberá ser ratificada en julio.

Los tres posibles escenarios para el ministro de Economía

Tres son, en síntesis, los posibles escenarios que se manejan en Bruselas. En el primero no se descarta que el holandés Jeroen Dijsselbloem quiera atornillarse al sillón del Eurogrupo valiéndose del respaldo de su compatriota Frans Timmermans, número dos de la Comisión, y de los gobiernos socialistas europeos. Sería la peor noticia para Guindos. En el segundo, se parte de la posibilidad de que Dijsselbloem mantenga el cargo de forma provisional, pero con el compromiso de ser relevado por Guindos cuando esta responsabilidad tenga que ser desempeñada con dedicación exclusiva, que era la aspiración original del titular de Economía desde hace años. De esta forma, Bruselas no haría el feo ni a Holanda ni a España. Por último, cabe que Guindos salga elegido en junio, con independencia de que tenga que compatibilizar o no el puesto con la cartera de Economía. El ministro sueña con que se abra paso este tercer escenario, siempre que la carpeta de Grecia esté resuelta y su mandato quede, pues, despejado de problemas agobiantes.

Guindos quiere llegar a la presidencia del Eurogrupo con el problema de Grecia ya resuelto

En todo caso, se admite en el Gobierno, sería ridículo solemnizar la importancia de que España reciba este regalo, entre otras razones porque la presidencia del Eurogrupo no es tan decisiva como algunos la pintan ya que desde este podium solamente se fija la agenda de las reuniones informales que celebran una vez al mes los ministros de economía de la eurozona, pero ni se tienen poderes ejecutivos ni tampoco se pueden dictar órdenes a los países socios. De hecho, a futuro, en Bruselas se aspira a fusionar esta responsabilidad con la Comisaría de Economía, al igual que se ha hecho ya en el ámbito de las relaciones internacionales con la Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini.

Las mismas fuentes explican que ni siquiera está cerrado de donde cobraría Guindos en caso de tener que dejar Economía y trasladarse a Bruselas con dedicación exclusiva. Lo más probable, en este supuesto, es que lo hiciera a través del Consejo Europeo, cuyo máximo representante, el polaco Donald Tusk, quiere disfrutar de un rango jerárquico superior al del futuro presidente del Eurogrupo en caso de que éste llegue a disponer de una estructura más sólida de la que ahora disfruta Dijsselbloem.

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