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Economía

Guindos da por perdida la batalla contra Montoro y empieza a mostrar su disposición a dejar el Gobierno cuanto antes

En el Ministerio de Economía, lo tienen claro: “No hay materia, lo del cansancio es una charleta de café, el ministro está a disposición de Mariano Rajoy y si hay remodelación o no, solo lo decide el presidente”, dice una fuente autorizada del departamento. Esta es, sin lugar a dudas, una respuesta demasiado protocolaria para los vientos que corren en el equipo económico, donde las tensiones entre Luis de Guindos y Cristóbal Montoro son el pan de cada día y envenenan también la relación entre otros ministros.

Guindos transmite a sus allegados que está harto de las tensiones con Hacienda y que se irá a su casa en cuanto tenga la primera oportunidad de dejar el Gobierno

En realidad, en el PP no se perciben grandes novedades en este cuadro clínico sobre la salud del Gobierno, pues es una situación que se arrastra desde hace muchos meses. Sin embargo, es ahora cuando están muy extendidos en medios parlamentarios los comentarios de que Luis de Guindos está vertiendo en privado sobre su cansancio y, algo todavía más importante, sobre su disposición a dejar el Ejecutivo en cuanto tenga oportunidad, cuando Mariano Rajoy refleje su intención de abordar la primera remodelación de Gobierno desde que accedió a La Moncloa. “Lo que Guindos transmite en su círculo privado es que está harto de las tensiones y de derrochar tantas energías frente al Ministerio de Hacienda, de ver frenadas tantas decisiones, de la lentitud de las reformas… Hay días que no aguanta más y comenta que cuando surja la primera oportunidad, se irá a su casa”. “Pero también tiene claro”, advierten las mismas fuentes, “que no va a provocar una crisis ministerial y menos aún con la confianza que ha depositado en él Mariano Rajoy en una etapa tan complicada como ésta, donde todavía quedan muchas cosas por hacer para que España salga de la tormenta”.

Quienes dentro del PP siguen de cerca los equilibrios de poder en el Gobierno, observan que el ministro de Economía ha dado por perdida la batalla contra Montoro

Dentro del PP se han analizado con lupa los recientes discursos de Mariano Rajoy en el Congreso, el último de hace dos semanas, y se concluye que el presidente acentúa, sobre todo, los éxitos conseguidos por el ministro Cristóbal Montoro en la lucha contra el déficit, el salvamento de miles de empresas gracias al pago a proveedores y la gestión del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), un detalle que tampoco ha pasado inadvertido en el Gobierno entre quienes están interesados en medir el peso y la influencia que cada uno de los ministros del equipo económico conserva sobre el presidente. Quienes siguen de cerca estos equilibrios de poder en el Gabinete ven claro que “Guindos ha dado por perdida la batalla contra Montoro”, una vez que también parece tener claro que su ambición de alcanzar la vicepresidencia económica “ha caducado”, como también lo hizo hace meses su intención de auparse a la presidencia del Eurogrupo, observada por algunos como un conato de escapada y también de esquivar un enorme fracaso político si la recuperación no llega en los escenarios previstos.

El mes pasado, Guindos confesaba a la revista Forbes que su relación con el PP era como una convivencia sin los papeles del matrimonio. En el partido que apoya al Gobierno se comenta que esta comunión, en realidad, quedó muy tocada desde que se comprobó que el ministro de Economía actuaba en el Consejo como en una especie de Gabinete de coalición y no ahorraba críticas a sus compañeros del banco azul “dentro de un comportamiento desleal” del que, por cierto, casi siempre ha estado oportunamente informado el propio Mariano Rajoy.

En el Gobierno se acusa a Guindos de tener un comportamiento desleal por sus críticas a otros ministros del Gabinete

El último desatino que se atribuye en el PP a Guindos, procede de sus recientes declaraciones a The Wall Street Journal en las que solo vaticina un “ligero” crecimiento de la economía española el año que viene, frente al crecimiento “claro” pronosticado por el presidente en el Congreso a principios de abril. Los desencuentros con Hacienda acumulan muchos antecedentes, algunos de los cuales no han salido a la luz, pero quizás uno de los más sonados provienen de la reciente corrección que hizo la Oficina Estadística de la Comisión Europea del cierre del déficit de 2012, solo dos décimas que empañaron el éxito que el ministro Cristóbal Montoro había cosechado tras el duro esfuerzo de consolidación fiscal realizado el año pasado. Guindos no anticipó ni al presidente ni a los responsables de Hacienda que iba a producirse este cambio de criterio en Eurostat sobre el cómputo de las devoluciones fiscales ni tampoco explicó al equipo del comisario Olli Rehn que España llevaba calculando desde 1995 con el mismo método estas devoluciones.

Tienen razón en Economía cuando aseguran que una remodelación ministerial es una decisión que solo corresponde tomar al presidente, pero en el PP también corren varias versiones sobre su oportunidad. Hay quien piensa que, a la vista de las tensiones que hay en el equipo económico, el actual Gobierno no dura tal y como está hoy estructurado más allá del verano y, por el contrario, hay quien opina que sería un error de Rajoy introducir un baile en el equipo económico cuando los primeros síntomas de la recuperación todavía no han germinado y el paro, la EPA de hoy lo confirmará, sigue reflejando cifras fatales.

Dentro del PP se opina que sería un error cambiar ahora el Gobierno cuando los primeros síntomas de la recuperación todavía no han germinado

Además, la segunda fase del plan nacional de reformas que mañana se aprobará en el Consejo de Ministros para su envío a Bruselas, acompañado del nuevo plan de estabilidad, necesitará en buena lógica de una cierta continuidad en la gestión de la política económica, aunque no faltan dentro del Grupo Parlamentario Popular quienes opinan que la forma más segura de garantizar su éxito es introducir una mayor cohesión y acabar con las zancadillas dentro del equipo económico del que Rajoy lleva rodeado desde finales de 2011.

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