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Economía

El Eurogrupo se presenta muy difícil: los hombres de negro abandonan Atenas sin acuerdo

El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, junto al ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis

Los hombres de negro han tenido un fin de semana muy ocupado negociando sin parar con las autoridades griegas. Aunque no hayan participado ni Tsipras ni Varoufakis, las discusiones tenían como objetivo preparar el terreno para el Eurogrupo de este lunes. Básicamente se trataba de adelantar todo el trabajo de forma que los ministros de Finanzas sólo tuviesen que cerrar los epígrafes más conflictivos. Y de todos ellos el más peliagudo consiste en si se aplica o no como exige Alemania una extensión del actual programa. Es decir, Berlín quiere que Grecia continúe rescatada. Por el contrario, el Gobierno heleno defiende que se suprima el actual rescate y en su lugar se orqueste un crédito puente, lo que significaría que Atenas se libra de una parte de la condicionalidad exigida y gana tiempo para negociar un nuevo acuerdo algo más generoso.

Sin embargo, fuentes helenas consultadas por Vozpópuli aseguraban que la misión de los hombres de negro ha resultado un tanto infructuosa. Si bien se han consensuado metas bastante importantes como el nivel de superávit antes del pago de intereses, las conversaciones de los técnicos de la Comisión con los oficiales griegos se han estancado en tres puntos que Syriza ha considerado líneas rojas: las privatizaciones, la reforma laboral y el llamado ‘fiscal gap’, que a grandes rasgos se define como la sostenibilidad de las cuentas a medio plazo.

Los hombres de negro abandonaron Atenas sin lograr un consenso en torno a la reforma laboral, las privatizaciones y la sostenibilidad de las cuentas a medio plazo 

Todo lo cual hace pensar que el consenso en el Eurogrupo de este lunes se antoja harto difícil. Máxime cuando cualquier negociación con los alemanes pinta mucho peor después de que el partido de Merkel haya sufrido una amarga derrota en Hamburgo. Los democristianos han perdido muchos votos a manos de los euroescépticos del AfD, un motivo más para que la canciller se ponga especialmente dura con los griegos. En Atenas se considera que sólo una reunión entre Merkel y Tsipras podría desatascar la situación. Las fuentes consultadas hablaban ya de la necesidad de fijar un nuevo Eurogrupo si se pretende sellar un acuerdo antes del 28 de febrero, fecha en la que termina el actual programa de rescate de Grecia.

Es más, cobra visos de realidad la posibilidad de que no haya nada firmado para ese día y se pase directamente a discutir un nuevo programa de rescate completo con el riesgo de que en cualquier momento Grecia se quede sin financiación e incurra en el impago.

¿Y en qué se han estancado las conversaciones entre los técnicos? Respecto al 'fiscal gap', parece que los anuncios de Syriza de reforzar las pensiones y readmitir funcionarios no casan con un esfuerzo de consolidación de las cuentas a medio plazo. Un número considerable de pensiones perdió muchos fondos después de la quita a los bonos griegos, así que Syriza se ha comprometido a compensar ese agujero. Tsipras también ha prometido restablecer la paga extra de aquellos pensionistas que cobren menos de 700 euros. Además, quiere que el dinero que iba destinado a los bancos se dedique en su lugar a gasto social como si los griegos no tuviesen ahorros en las entidades.

Merkel ha perdido muchos votos a manos de los euroescépticos del AfD en Hamburgo. Así que los alemanes se pondrán muy duros con Grecia

En cuanto a los funcionarios, éstos han representado uno de los colectivos más vocales en el apoyo a Syriza. De modo que parece normal que ahora Tsipras busque premiar su respaldo. Sólo que el funcionariado también supone una de las principales lacras del Estado griego. De hecho, para la Troika resulta evidente que en el sector público no hay que aumentar plantilla sino reducirla. Los tajos planteados en asesores o coches oficiales son algo imprescindible por ejemplar. Pero se trata de poco dinero en las grandes cifras del Presupuesto. En cambio, los compromisos adquiridos con los funcionarios y pensionistas cuestan muchísimo más. Y para colmo son desembolsos permanentes y con tendencia al alza, de ahí la resistencia de la Comisión Europea a financiar tales iniciativas.

En principio, cualquier aumento del gasto debería compensarse con otra medida que reporte unos ahorros equivalentes. Así, Syriza pretende que todos los que ganen menos de 12.000 euros no paguen impuestos y eso se financie con alzas tributarias a los ricos y la lucha contra la evasión fiscal. Sólo que en este caso se dan unas pérdidas de ingresos ciertas contra unas ganancias por combatir el fraude que no siempre se logran... 

En lo tocante a la reforma laboral, a juicio de la Troika queda mucho por hacer. Entre otras cosas, hay que eliminar los límites al número de despidos en las empresas; hay que rebajar más las indemnizaciones por despido; hay que poner coto al excesivo poder de los sindicatos y hay que mantener el salario mínimo más bajo para los menores de 25 años, algo que Syriza precisamente ha anunciado que revertiría. A pesar de la insistencia de la Comisión Europea, el Gobierno griego se opone con uñas y dientes a meter mano a la legislación laboral. Sin duda, éste será uno de los obstáculos más difíciles de sortear.

El Ejecutivo heleno podría mostrarse en cambio más flexible con las privatizaciones, siempre que se le permita mantener algún tipo de control y se puedan obtener buenos precios por las ventas. El Eurogrupo de este lunes ciertamente se presenta como una negociación cuando menos complicada. 

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