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Economía

El Gobierno se plantea recurrir a una línea de crédito del FMI si fracasa la negociación del rescate con Bruselas

BCE
Christine Lagarde (FMI) junto al ministro Luis de Guindos.

En algunas comisarías de Bruselas, incluida la de Joaquín Almunia, se opina que, tal y como están las cosas, tal vez el camino más inteligente para España sería recurrir a un préstamo del FMI. Hay dos líneas crediticias del organismo que preside Christine Lagarde que, según adelantó Vozpópuli, fueron estudiadas por el Ejecutivo antes del verano. Se trata de la Línea de Crédito Flexible, que no impone condición alguna, salvo la tenencia de un buen currículum en la aplicación de las reformas, y de la Línea de prevención y Liquidez, cuya obtención queda ligada a la corrección de los desequilibrios macroeconómicos.

El Ejecutivo estudia introducir las condiciones que deriven de la asistencia financiera a través de enmiendas parciales a los Presupuestos de 2013

En ambos casos, los requisitos a cumplir están vinculados a una reforma más ambiciosa del sistema de pensiones, en la que entraría el alargamiento de la edad de jubilación, así como a un recorte significativo de las prestaciones por desempleo. La primera partida capta más de 121.000 millones del Presupuesto de 2013 y la segunda casi 27.000. El Gobierno tiene tiempo para introducir cambios de calado en ambas partidas durante la tramitación de los Presupuestos que se inicia la próxima semana en el Congreso y que permite la introducción de enmiendas parciales hasta bien entrado diciembre. Conscientes de que durante el paso de las cuentas estatales por el Congreso pueden incluirse importantes ajustes añadidos, Cándido Méndez (UGT) e Ignacio Fernández Toxo (Comisiones Obreras) han fijado la huelga general para el 14 de noviembre.

La vía del FMI puede ser la alternativa por la que apueste Mariano Rajoy si las cosas se le complican en Bruselas. Al margen de la versión oficial, las conclusiones del Consejo Europeo cerrado el viernes suponen un duro revés para España por la dilatación del calendario para conseguir la unión bancaria, a pesar de que el Gobierno ya había asumido desde hace tiempo que tendría que engrosar la deuda con cuatro puntos de PIB, los procedentes de los 40.000 millones de euros que, de momento, irán a recapitalizar la Banca.

El Gobierno tenía asumido desde hacía tiempo que la deuda se engrosaría con cuatro puntos de PIB debido a la carga del rescate bancario

Además, las negociaciones para que cuaje un rescate ventajoso para España siguen ancladas en la falta de garantías que está obteniendo el Gobierno en dos aspectos clave: la aprobación del rescate por parte de los 17 parlamentos de la eurozona y, en segundo lugar, la rebaja de la prima de riesgo hasta niveles que permitan una financiación razonable de las empresas. Además, los equipos de Luis de Guindos y Cristóbal Montoro, sumados al de la Oficina Económica que dirige Álvaro Nadal, sopesan lo inútil que sería pedir el rescate si lo que se gana con la rebaja de los tipos de interés de la deuda se pierde con la aplicación de unas condiciones que deprimen todavía más la economía.

De todas formas, de los tres pasos que implica el protocolo del rescate – la petición formal, la fijación de sus condiciones y la aprobación de todos los socios –, el tercero es el que sigue generando mayores dudas en La Moncloa. Parte del problema reside en las reticencias de Alemania a que el BCE dispare su bazuca y beneficie indirectamente a Italia, a través de la rebaja de su prima de riesgo, sin que Mario Monti haya hecho previamente sus deberes.

"Si el rescate consiste solo en que el BCE compre deuda en el secundario, puede decirse que España ya ha sido rescatada", afirma el eurodiputado del PP Pablo Zalba

“Si el rescate consiste solo en que el BCE compre deuda en el secundario, puede decirse que España ya ha sido rescatada”, afirma Pablo Zalba, europarlamentario del PP. Cabe recordar en este contexto que en agosto de 2011, todavía con Zapatero en el Gobierno, el Banco Central recurrió a una compra masiva de deuda de España e Italia previa aceptación de las condiciones que Jean Claude Trichet envió por carta a La Moncloa y al Quirinal. La primera sigue sin hacerse pública mientras que la segunda se conoció a través del diario La República y su contenido terminó cavando la tumba de Berlusconi. Para evitar la intervención de España, el propio Zapatero cambió la Constitución en plena canícula.

Si no prospera la negociación con Bruselas en condiciones razonables para España y se opta por la vía del FMI para la obtención de ayuda, el extintor en manos de Mario Draghi continuaría actuando como arma disuasoria para los mercados, se opina en el Gobierno, al menos con la misma eficacia con que lo ha venido haciendo desde que el italiano pronunció aquellas frases mágicas de finales de julio que fueron un bálsamo para los inversores: “Haré lo que haya que hacer [para evitar la ruptura del euro] y, créanme, será suficiente”.

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