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Economía

España se descuelga de los halcones que piden más dureza con Grecia

Luis de Guindos y Yanis Varoufakis.

El acuerdo con Atenas se ha pospuesto un día más porque Alemania y sus satélites han trasladado a la Troika que se han flexibilizado demasiado las condiciones a Grecia. Con la confianza en los los griegos por los suelos, Berlín les exige un sacrificio que realmente demuestre su compromiso con las reformas. Sin embargo, en medio de las críticas a los helenos, España no aparece ni mucho menos entre los países que se han mostrado más duros con Varoufakis y compañía.

A primera hora de la tarde del jueves, el ministro Yanis Varoufakis, siempre Varoufakis, entró una vez más en escena jugando a la división entre los países europeos. Cual Brad Pitt rodeado de cámaras y micrófonos agolpados sobre sus morros, el titular de las Finanzas helenas manifestó que el pacto no había sido posible porque unos países apoyan sus propuestas y otros no. Había división sobre sus postulados, o al menos esa era su versión de los hechos.

Sin embargo, fuentes al tanto de las negociaciones con las que ha contactado Vozpópoli matizaron mucho esa narrativa de los hechos. En realidad, el detalle de las negociaciones con los griego lo lleva la Troika. Los técnicos del BCE, el FMI y la Comisión usan su expertise para valorar las medidas propuestas y avanzar en las negociaciones. Y esos mismos documentos luego los remiten a los ministros europeos, que a continuación les tienen que dar el visto bueno. Pues bien, al revisar esta vez la propuesta que las instituciones y los griegos estaban negociando, un grupo de países liderado por Alemania quiso echar el freno. Estos halcones le comunicaron a las instituciones que se habían pasado de flexibilidad con los griegos. Algunos incluso opinaron que Grecia debería abandonar el Euro. Según trascendió, los germanos criticaron la facilidad de liquidez con la que el BCE mantiene en pie a los bancos griegos, la llamada ELA. A menudo malcarado, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, se prodigó en reproches hacia los representantes helenos. Todo lo contrario que Guindos, quien en cambio a pesar de todo mantiene una relación bastante cordial con su homólogo griego y desde luego en esta ocasión no se alineó con los países más inflexibles. Desmontado el ejemplo de Syriza, lejos quedan esos tiempos en los que las urgencias de la política doméstica dictaban otras actitudes entre los delegados españoles...

A juicio de halcones como Alemania, Irlanda, Austria o Finlandia, la propuesta griega no es creíble

En opinión de varias fuentes europeas, lo esencial para que las negociaciones progresen es la confianza. Los griegos han propuesto un ajuste basado en un 90 por ciento en los impuestos a pesar de que tienen serios problemas de recaudación y de crecimiento. A juicio de halcones como Alemania, Irlanda, Austria o Finlandia, esta propuesta no es creíble. ¿Quién les garantiza que los griegos van a ingresar eso que prometen cuando su sistema fiscal parece un queso gruyere por el que se escapan los contribuyentes? La única solución posible consiste en que los griegos crucen una línea roja y ofrezcan un recorte del gasto como señal de su compromiso con las reformas. Sólo eso calmará a los halcones. Amén de la necesidad de reequilibrar la propuesta griega para que sea más favorable con el crecimiento y atraiga la inversión. No en vano, la Troika ha insistido mucho en reducir todos los impuestos que han planteado los griegos y que podrían desincentivar la llegada de fondos a Grecia, véanse tributos como los de Sociedades o los gravámenes sobre la riqueza.

Por el momento, este viernes la cuestión griega se apartará de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno. Los trabajos los conducirán los técnicos de cara al Eurogrupo del sábado. La idea es que los ministros aprueben ya por fin el acuerdo ese mismo día y el domingo se vote en el Parlamento griego. Merkel quiere que todo esté listo para el lunes antes de que abran los mercados. Y si lo dice la jefa... 

En cualquier caso, por si por enésima vez el acuerdo no llega, entre bastidores circulan rumores sobre la posibilidad de emplear fondos del BCE para pagar el próximo vencimiento que tiene Grecia con el FMI. 

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