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Economía

El proyecto inacabado de Botín: Santander prepara la transformación tecnológica del banco en España

Ana Patricia Botín observa a su padre Emilio Botín, durante la presentación de los resultados anuales del Santander en 2012.

Forma parte de la lenta y silenciosa transformación que está sufriendo el Santander en España. Un proyecto que comenzó, hace poco más de un año, con la apertura de oficinas de mayor volumen de negocio tras la unificación de las redes de Santander y Banesto. El siguiente paso prevé la renovación tecnológica de la filial española, con una determinada apuesta por la multicanalidad. Uno de los proyectos inacabados del fallecido presidente Emilio Botín. El programa se irá implantando de forma paulatina en los próximos ejercicios, según comunicó la entidad de forma interna el pasado lunes 8 de septiembre.

En ese encuentro, la división de recursos humanos del Santander esbozó las líneas básicas de los próximos cambios que se resumen en cuatro puntos principales: una mayor especialización con un especial foco en los clientes de mayor valor (banca privada y pymes); impulso de la multicanalidad; mayor autonomía de las oficinas y, por último, una simplificación de la política de reporting. De esta manera, se pretende reducir los tiempos de redacción de informes diarios para aumentar la labor comercial. El banco ampliará la estrategia del nuevo plan en una nueva reunión que se producirá en un plazo de dos o tres semanas.

Esta renovación tecnológica forma parte del programa de transformación de la Banca Comercial que se inició a nivel grupo en 2013. Un programa que se está llevando a cabo a través de diferentes iniciativas en las distintas geografías donde opera el grupo. En este sentido se engloba el lanzamiento en España, durante el pasado abril, del programa Santander Advance de apoyo a las pymes. Tras la prueba en la división española, el programa se ampliará a México, Brasil, Reino Unido y Portugal este mismo año y al resto de países del grupo durante 2015. Ahora, los cambios tecnológicos que se implementarán en España se producen después de haber sido testados en otras geografías.

Así, una de las primeras acciones del plan en España será dotar a los gestores comerciales y personal de banca privada de dispositivos móviles para facilitar la operativa de los clientes sin necesidad de que éstos tengan que desplazarse hasta las oficinas. Se prevé que pueda estar operativa en un plazo de 6 meses. El Santander ha venido experimentando esta iniciativa a lo largo del último año en su filial mexicana. En España, Caixabank y BBVA, una de las entidades a nivel global que mayor apuesta hace por la tecnología, han implantado este nuevo concepto desde hace meses. Otras de las entidades que pretente poner en marcha esta iniciativa es el Sabadell en su intento por ganar cuota de mercado en Madrid.

Todos los cambios tecnológicos que se implementarán en las sucursales recogen la experiencia adquirida en los últimos ejercicios en otras geografías del grupo con sede en Boadilla

Más adelante, el Santander implementará en España la aplicación de telefonía móvil que está en período de pruebas en la filial de Polonia. Desde la entidad explican que la nueva propuesta tecnológica será la que más favorezca la usabilidad del cliente en el día a día.

Esta transformación tecnológica implicará una serie de redistribución de puestos y funciones que afectará a parte de la plantilla. El programa incluye una mayor especialización y segmentación de la labor que vienen efectuando actualmente los banqueros en las sucursales. En ningún momento se prevé, según fuentes presentes en ese encuentro, que el programa afecte al volumen de plantilla, más allá de las bajas naturales que se produzcan por jubilaciones o futuras prejubilaciones.

El Santander no ha detallado aún el coste que supondrá esta renovación tecnológica ni en España ni tampoco a nivel grupo. BBVA, su mayor competidor a nivel global, invertirá 2.100 millones de euros hasta 2016 en innovación tecnológica, tanto para mantener los sistemas actuales como para crear nuevos productos y aplicaciones que mejoren la satisfacción de los clientes y cubran sus cada vez mayores expectativas.

Este ritmo inversor de 700 millones de euros anuales es inferior al del periodo comprendido entre 2011 y 2013, cuando tocó techo al alcanzar los 850 millones de euros de media cada ejercicio.

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