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Economía

Empresas contra familias... ¿Quién gana realmente con la tímida recuperación?

¿Quién gana con la escasa recuperación de la economía en ciernes? El Gobierno está vendiendo las enormes ganancias en competitividad de la economía española. Una mejora que está contribuyendo al fortalecimiento de los balances de las empresas… Pero no así de las familias.

La Comisión Europea reconocía este miércoles en su informe sobre los desequilibrios españoles que se estaba elevando la competitividad. Sin embargo, también señalaba que esta ‘conquista’ en gran parte se debía a los despidos de trabajadores. Tal y como se observa en el gráfico publicado a continuación, la rebaja de los costes laborales unitarios ha avanzado en paralelo con la destrucción de empleo. Es decir, los ahorros se han producido porque las empresas pueden hacer lo mismo con menos gente, hecho que puede constatar cualquiera que todavía tenga un puesto de trabajo. De acuerdo con la teoría, las compañías han prescindido de los empleados menos eficientes, aunque también sea cierto que se ha producido un brutal ajuste en la construcción, un sector muy intensivo en mano de obra.

Es más, las mejoras en competitividad se están haciendo de tal forma que ayudan más a las empresas que a los hogares. Si se contempla la evolución de la competitividad vía costes, esto es los costes laborales unitarios que aparecen en el gráfico, las empresas prácticamente han logrado recuperar toda la pérdida de competitividad desde la incorporación al euro. Según los datos del Banco de España, han recortado unos 14 puntos.

Las empresas prácticamente han recuperado toda la competitividad que habían perdido con el euro en términos de costes laborales 

Sin embargo, si se examina la competitividad vía precios, esto es la comparación de los IPCs españoles con los del resto de la zona euro, entonces seguimos exactamente en los mismos niveles que a principios de la crisis. En los últimos cinco años, hemos mantenido los 10 puntos de diferencia que habíamos acumulado en los años de bonanza respecto a Europa. Y por lo tanto se puede afirmar que toda la ganancia de competitividad se la han llevado las empresas, algo que se refleja en que por primera vez en la historia las rentas empresariales superan las de los asalariados, según los datos del INE.

Por supuesto que al mes se disuelven más de 1.000 empresas y muchas registran pérdidas. Pero hay otras que sí están arreglándoselas para recomponer sus balances: aquellas más grandes, con menos problemas de financiación, más abiertas al exterior y/o en mercados domésticos donde hay poca competencia y por tanto bastante capacidad para fijar precios. ¿Significa eso que se están forrando? Pues no, en parte se están autofinanciando, en parte están destinando sus recursos a amortizar deuda.

Y ello explica que estén rebajando su endeudamiento con mayor rapidez que las familias, aunque una parte de esa reducción también se deba a las ventas de activos y a las quitas e impagos en el sector inmobiliario.

Mientras que las familias apenas han disminuido su deuda a tasas de 3 puntos hasta el entorno del 80 por ciento del PIB, las sociedades no financieras han duplicado la velocidad de desendeudamiento de los hogares y han recortado su carga a ritmos del 6 por ciento hasta situarla por debajo del 110 por ciento del PIB. De hecho, empresas y hogares dedican en la actualidad todo su ahorro a amortizar deuda.

Estas sociedades todavía no invierten porque disponen de un exceso de capacidad productiva que intentan reorientar hacia el exterior en un momento en el que la demanda europea flaquea. Y hasta que éstas no inviertan, no se empezará a crear empleo.

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