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Economía

El Gobierno Rajoy busca que el Banco Europeo de Inversiones movilice más de 180.000 millones para créditos a pymes

De izquierda a derecha, Mariano Rajoy, François Hollande y Angela Merkel.

El Gobierno de Rajoy busca por todos los medios reactivar el crédito a los sectores productivos. Y entre sus propuestas baraja una fórmula para apalancar o endeudar al Banco Europeo de Inversiones en unos 180.000 millones por cada 10.000 millones de capital.

En opinión del Ejecutivo español, el BEI ha sido empleado de forma muy tímida durante la crisis. Pero ahora acaba de ser recapitalizado inyectándole unos 10.000 millones. Con estos fondos como garantía y unos avales europeos se podría acudir al mercado y obtener unos 60.000 millones en deuda. A su vez, este dinero se prestaría y los créditos concedidos podrían titulizarse en paquetes que se venderían entre los inversores consiguiendo nuevos recursos. En total, con respaldo europeo se podrían recabar de los mercados hasta 180.000 millones sin perder la triple A del BEI, explican fuentes cercanas al Gobierno.    

Sólo que Rajoy quiere ir más allá. Propone que a los 10.000 millones de capital recién inyectados se añadan otros 20.000 millones, de modo que surja el milagro de los panes y los peces y mediante la ingeniería financiera podamos alcanzar una cifra en el entorno del medio billón de euros, una cantidad más relevante a escala europea pero que también sería más difícil de colocar en los mercados.

El presidente del Ejecutivo quiere que ésta sea una de las patas de su gran plan para fomentar el empleo y saltarse las rigideces del BCE a la hora de desatascar el crédito en la periferia europea.

El BCE, con las manos atadas

Gracias a la rebaja de la prima de riesgo, el Estado y las grandes empresas pueden financiarse. Sin embargo, con la banca aún empantanada en el rescate bancario, no se encuentran vías para financiar a la llamada economía real. El presidente del BCE, Mario Draghi, estudia dar liquidez a las entidades financieras a cambio de préstamos a pymes. Esto es, para prestar a los bancos aceptaría como garantías dichos créditos a empresas, una iniciativa que fomentaría la financiación a las pequeñas y medianas empresas.

Pero por el momento los alemanes se resisten a que el BCE brinde estas facilidades. El Bundesbank se ha mostrado abiertamente en contra porque considera un riesgo mayúsculo cualquier cosa que no tenga una garantía estatal. El enfrentamiento entre los halcones y Draghi está servido. Para colmo, el Tribunal Constitucional germano ha de pronunciarse sobre un recurso interpuesto contra el programa de compra de deuda soberana, precisamente ése que ha logrado bajar las primas de riesgo de los países de la periferia.

Como los buenos estrategas, Draghi quiere escoger con cuidado el terreno de la batalla. Para evitar caldear más el ambiente en Alemania, primero aguardará a que el alto tribunal teutón emita su dictamen, y luego se planteará defender las ayudas a las pymes frente al Bundesbank.

Entretanto, las necesidades de cash apremian y el Ejecutivo de Rajoy peleará porque se exprima el BEI cuanto más mejor. Se trata de intentar convertirlo en la alternativa al BCE, en una suerte de plan Marshall. Ya se ha forjado un cierto consenso para que unos 60.000 millones del BEI se puedan destinar a pequeñas y medianas empresas que contraten a jóvenes. El resto se discutirá de aquí al Consejo Europeo de junio y la Cumbre del Empleo en julio.

No obstante, el presidente del BEI, Werner Hoyer, ya alertó este miércoles de que el problema del empleo precisa de mucho más y que el BEI no puede ser considerado la panacea.

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